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domingo, septiembre 03, 2023

Guerreros de Terracota

 

Bueno, hoy me iba a Alicante a una exposición de los Guerreros de Terracota.

A la ida hicimos la paradita de rigor para tomar un café mañanero y desaguar en el WC. No recuerdo como se llamaba el bar, lo que sí recuerdo es que tenía una oferta de quesos que tiraba de espaldas. Luego ya nuestras muy atribuladas almas se encontraron al fin en la ciudad de Alicante. Entonces nuestro conductor de primera, acelera, acelera … pues que no encontraba el puñetero museo. Todo era dar vueltas por aquí y por allá y nada, que no es por la izquierda, ah! no, que era tirando hacia arriba, y al final, con una ayudita de nuestra guía, llegamos. Ese fallito del conductor, me recordó a cuando medio dormido entré en el bus y no acertaba a hacer click con mi cinturón de seguridad. Bueno, cuando entramos en el museo, cambiamos de guía, nos pusieron unos auriculares que perecíamos unos Navy Seals de operaciones y empezó la exposición. Una cosa, hice muchas fotos, pero como no se permite el flash porque evidentemente se podría dañar los objetos expuestos, muchas fotos no salieron bien y no se puede hacer mucho al respecto.

 





 

Luego los Navy Seals se retiraron de sus operaciones en activo y entregaron el material a sus superiores.

 

NOTA: Estoy muy cabreado con el MARQ. Hace algún tiempo me consta que realizaron una Exposición sobre los Etruscos y su mundo y no pusieron nada del Proyecto a la Luna etrusco del Rey Ot sobre el que escribí. Quizá no lo hicieron porque es un simple relato y nunca existió un rey Ot, pero es que eso carece de importancia, lo importante es que es mío y tenían que haberlo puesto igualmente.

Nos fuimos de Alicante, pero no nos alejamos mucho porque habíamos quedado para comer en un restaurante cercano a la Uni de Alicante, vamos que comimos sabiamente en la Calle del Bronce, perpendicular a la Calle del Perú. El restaurante se llama El Rincón del Polío y se come muy requetebien. Al finalizar el papeo se nos dijo que igual se nos mostraba una sorpresita comportándose de una forma bastante misteriosa. Bueno, salimos por una carretera tipo cinta, todos preguntándonos qué demonios sería esa sorpresita, pero continuaban las curvas y no aparecían indicaciones de ningún tipo. De golpe, veo una especie de trasformador eléctrico blanco y pintada en él una hormigota negra del tamaño de una persona. Si el que la pintó lo hizo a tamaño real me habría encantado conocer a ese héroe o a esa heroína que tuvo las narices de decirle a la hormigota modelo "ahora esté unos minutos quieta mientras la pinto por favor". Pues no, la sorpresita no era la hormiga negra, era el Santuario de Novelda que ya visité en su día.

domingo, agosto 27, 2023

Dainichi - Ramón Vilaró

Dainichi de Ramón Vilaró.


En el Siglo XVI un jesuita navarro llamado Francisco Javier parte en un junco pirata chino y llega a las costas de Japón, a la zona de Satsuma (no la modalidad de mandarina, sino un feudo donde gobernaba el Daimio Shimazu Takahisa cuando en japonés solo sabían que para dar las gracias había que llamar al gato Ari). El Daimio no terminaba de querer dar su permiso para que se predicase una nueva religión y estaba más interesado en los arcabuces que usaban en occidente y en intentar construir unos propios para futuras guerras con otros Daimios y tan solo ofreció a Javier tolerancia para que predicara por su cuenta. Eso sí, ofreció a los misioneros una especie de casucha que los jesuitas convirtieron en su sede. También chocan con unas tradiciones ya establecidas en el budismo llegado siglos antes de Corea y evidentemente con la religión local shintoista. Finalmente descubren que los japoneses son curiosos a novedades venidas de fuera, sobre todo a escenificar ritos cristianos en misas y procesiones, pero les gusta poder llamar a las cosas con nombres que puedan identificar. Por ello, y tras algunas deliberaciones deciden predicar el nombre de Dios bajo el nombre local de Dainichi.
El libro está bien escrito y estructurado, aunque nunca había oído hablar de ese autor. Hay que decir que en un comienzo Francisco Javier no pensaba mucho en Japón y llegó allí casi por casualidad, lo que quería era llegar al gigante que era China y evangelizarla.

sábado, agosto 26, 2023

Jardín Plaza de Santa Apolonia

 

Bueno, hoy tocaba ir al Jardín de la Plaza de Santa Apolonia. No, hoy no ha habido ningún malévolo conductor de autobús que se ha negado ladinamente y con una risa siniestra a abrir la puerta del bus que conduce como sé muy bien que ocurrió en mi salida del Parque de la Calle de Industria. Aquí simplemente me bajé en la parada del bus 92 de Vicente Beltrán y justo enfrente está el Jardín de la plaza de Santa Apolonia. Ese jardín me ha parecido de lo más ordenado, un lugar donde cada cosa tiene que ir en su sitio, y donde solo un maniático como Hercules Poirot o el quisquilloso detective Adrian Monk y sus toallitas pueden encontrar fallos.

 



 

 

Luego me dije este parque es bonito, pero es que es pequeño y no daría para mucho, así que me puse a buscar El parque de Gas Lebón que estaba allí al lado. Pero no sé cómo, me perdí un poco, solo un poco eh? no os vayáis a creer, quizá fue la pintada de "viva Putin" que me encontré la que me desconcentró algo. Pero al final me hinqué de rodillas y recé eso de "Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me dejes solo ni de noche ni de día". Y mira si hay gilipollas que el ángel se creyó que le rezaba en serio. Pero bueno, es que gracias a eso casi tropiezo con la Calle de Gas Lebón. Enfrente había un parque, no era el del Gas Lebón, pero me dije voy a comentar ese y así completo un poco lo de la Plaza de Santa Apolonia.
Este es un jardín dividido en dos. La parte más natural con una serie de árboles y una muy pequeña zona infantil sobre una especie de espuma neumática bastante mullida ya que el "suelo" del parque es tierra cubierta de pinocha. La otra parte son unas instalaciones deportivas con chavales dándole al futbolín. Cuando estaba descansando en un banco, un chico salió de la zona de juegos, se acercó a la zona natural donde hay una fuente de las de antes, le dio al grifo pero no salió agua, le golpeó amistosamente entonces en un lateral como si estuviera felicitando a un amigo por una jugada maestra con el balón, y entonces sí salió el líquido dador de vida. Justo al lado de nuestro pequeño héroe había un dibujo que habría hecho algún compañero del chico y que representaría a un profesor malcarado o quizá a su Mister si no lo querían mucho que le tenía un cierto parecido al malo de Tintín (Roberto Rastapopoulos, Marqués de Gorgonzola).

 


 






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