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sábado, junio 28, 2025

Peras

 

Hoy me ha venido a la cabeza una cosa muy rara. Es poco común la verdad. No sé si comentarlo que igual se asusta el personal. Pero como ya me conocéis, sabéis de sobras que no es nada del otro mundo. Bueno, allá voy. Las peras !!! Sí hombre sí, las peras. Y me refiero a las peras de fruta. Si no, diría los melones que resulta más romántico. Pero no!, hoy he pensado en las peras. Os habéis fijado en la forma tan amorfa que tienen? Empiezan con ese culo gordo tan de la zona mediterránea y luego poco a poco, ziiiippp.

 

- Coño, que me se cae. Que se me cae, que se me cae, que se me cae, que se me cae … plof!

- Joder, no sabes ni sujetar una pera por el badajo que rima con colgajo.- Es que parece que quiera caerse, y encima luego se cachondea con ese rabito que tiene. Como diciendo, vamos!, a ver si tienes huevos y me coges otra vez. Pero esta vez no me sueltes, eh?, o no hay lo que hay que tener?

 

Y luego hacen como los bichos esos que salen en los reportajes de Frank de la Jungla y similares, que se camuflan para parecer más repelentes para posibles depredadores. O sino, qué es la repulsión inicial que despierta en nosotros la Pera Conferencia, y en cambio aluego, lo buena que está la puñetera. Vamos, no sé a vosotros pero lo que es a mi la amorfidad de las peras es que me quita el sueño. Últimamente no hago más que pensar en peras. Bueno, y en uvas, sobre todo si son Latinas o Españolas. Nada de Sudafricanas o Egipcias, que son las que ahorita tenés la Dona que Merca. Vale, a decir verdad, también tiene uvas Chilenas: uvas negras Chilenas, y uvas blancas Egipcias. Y luego me tomo a puñados las bananas. El Doctor Freud tendría algo qué decir sobre esto de las bananas, pero es lo que hay.


jueves, junio 26, 2025

Chalet de Aben al Abbar

 

Hoy me he equivocado, lo reconozco ante vosotros, pero no lo reconoceré ante nadie más. Quería ir a un chalet rehabilitado llamado de Aben al Abbar que se supone que fue el último lugar de la ciudad de Valencia donde se reunió el Gobierno Republicano (Real One). El problema es que creía que ese chalet se encontraba más cerca de la playa donde vivo y habito, así que digo, bueno pues voy andando. Joder, ya podíais haberlo dicho. Solo al principio se me ocurrió preguntar a una señora mayor que estaba tomándose algo con unas amigas a la sombrilla de una cafetería. La señora mayor, que por cierto tenía un cierto parecido con la ex Canciller Angela Merkel, dijo que la Calle Aben al Abbar donde estaba el chalet estaba algo lejos, un poco después de la Calle Manuel Candela. Pero claro, aunque esa mujer debía tener 70 años o más, para fardar delante de ella, me hice en machote y puse cara de darme igual la distancia, puniendo bien derecho mi andador y empezando enseguida a caminar con él. Jolín, acabé con los pies hechos polvo. Porque además, como es Verano, iba en bañador y me había dejado la pasta y las tarjetas en casa. No podía volver ni en bus, ni en metro, ni siquiera en taxi. Bueno, quiero dejar claro algo, lo del último lugar de la ciudad de Valencia donde se reunió el Gobierno Republicano tampoco está tan claro, pero de aquellos días no creo que nada se pueda decir con mucha seguridad.

 


 




 


 


 


 


 

 







 

La chica que había allí, alguien del Ayuntamiento, comentó que en ese chalet suelen hacer talleres, charlas, exposiciones, clubs de lectura … Hay ascensores para subir al primer piso, pero la chica me dijo que solo había oficinas, ordenadores y cosas de esas, de forma y manera que no subí hacia arriba y me quedé abajo.


domingo, junio 22, 2025

El Jardín de las vestales de Jesús Maeso de la Torre

 

El Jardín de las vestales de Jesús Maeso de la Torre



Puuuues, vamos a ver qué digo. Ah, ya. Que si fuese la típica historia de Hollywood, trataría de un tipo hacido a sí mismo de los años 50 o quizá de antes de la Depresión. El tío se iría al Oeste a por petroleo u oro y al volver se codearía con los Amos del Universo de Wall Street. Y además se enamoraría de la hija de un bostoniano acaudalado. Lo malo es que la chica estaría en su torre de marfil y de allí no saldría apenas. Pues eso, pero llevado a la Antigua Roma.

Comienza con una carta, bueno mejor la llamamos epístola, joder qué bien suena esa palabra. Epístola, si hasta tiene acento en la esdrújula. Y esa es otra, esdrújula, habéis visto qué sonoridad. Bueno, comienza con una carta de un antiguo romano a otro:

Plinio saluda a su estimado Mecelio Sabino Nepote:

¿Nunca has leído la sorprendente anécdota acaecida en tiempos de Augusto, que se comentó en Roma con asombro?

Sucedió que un provinciano de Gades, impresionado por la reputación y gloria de Tito Livio, vino desde los apartados confines de la tierra para conocerlo. Ejemplo singular en los anales de la ciudad, que un lector y perseguidor de celebridades literarias ansiara vivamente conocer a su ídolo…

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Plinio el Joven, Cartas. Libro II. 3-8


Al final concluye que las historias deben seducir al lector, no por sus ideas, sino por las emociones que infunden, por su carácter sorprendente y por el suspense que inspiran.

Wikipedia

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