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miércoles, agosto 06, 2025

Komme4

 

Estábamos en la playa tan tranquilos, tomando una fruta anaranjada y con cuernos y cangrejitos. Solo faltaban unos mojitos y unas titis abanicando. Bueno, estábamos allí y vemos que se van acercando poco a poco unos individuos de aspecto extraño, lanza en mano, con mucho cuidado, y que tenían la piel negra como el betún. Si, sí, he dicho negra. Anu, Padre de Enki! No lo había visto nunca. Hablaban una lengua rarísima. Claro, tenían la piel negra, así que tenían que hablar raro, eso lo sabría hasta Rajoy. Vamos, que al final tuvimos que comunicarnos con signos, que parecíamos un italiano con su coche en hora punta. Pito Peke resultó ser el más diestro en esas comunicaciones gestuales, y querían casarle con una de las innumerables hijas del jefe. La chica tenía un nombre impronunciable, pero los ojos más brillantes que ninguno habíamos visto. Y el zalamero de Pito Peke cuando llegó la noche nocturna, señalaba las estrellas y luego señalaba los ojos de la chica. Yo creo que si su piel no hubiese sido negra, ella se habría puesto colorada, roja y encarnada. Solo que claro, no se le notaba, todo tiene sus ventajas. A la mañana siguiente, el jefe nos indicó que al Norte había otras islas interesantes para ver. Cogimos la indirecta y le dijimos que necesitábamos descansar un poco más, pero que en unos días les dejaríamos en paz. Por otra parte, Pito Peke no estaba por la labor de quedarse allí para toda la vida. Una cosa era coquetear un poco, y otra comprometerse. Él era joven aún y quería experimentar. Siempre veía con sus esposas a Komme Pottoro, pero él no quería eso. Él quería algo más aleatorio. Pero al final se le trastocaron los planes, porque la hija del jefe estaba muy coladita por Pito, y cuando ya nos íbamos hacia el norte con las canoas, se nos metió en el maletero de la última barca y no nos dimos cuenta hasta cuando fuimos a sacar los refrescos y los bocatas ya el alta mar. Al final no nos quedó más remedio que llevárnosla hasta las islas del norte que nos dijo el jefe.

 

Canarias

 

 

Al final esas islas no estaban tan cerca, y además había corrientes. Joder! Corrientes de agua, que correrse dándole al manubrio o con unos deditos es otra cosa. Bueno, además había corrientes, joderos! mirad como lo digo, CORRIENTES, CORRIENTES, CORRIENTES, … pero finalmente llegamos.

 

NOTA: El 9 de Agosto el relato continuará con Komme5 


 

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