martes, octubre 19, 2021

Proyecto de Viaje a la luna ( IV Parte)

 

Bueno, lo dicho se había “clavado” la barca en en suelo con la proa mirando hacia arriba. Al rey le explicaron que en esa caja de madera meterían los barriles de Nafta, les prenderían fuego y … boom, la barca saldría volando. La cuestión es que el boom llegó un poco antes, algo debió ocurrir en el cercano templete donde estaba almacenada la Nafta. Igual fue la venganza del dios Usil porque se había realizado la empresa aunque este dios no había sido favorable a la misma, igual fue la facción militarista a la que se le fue la mano, o igual fue un simple accidente. Lo cierto es que el templete hizo ¡catapum chimpum! así de repente, enviándolos a todos a reunirse con sus dioses, Losna diosa de la luna incluida.

Aún así, como un pobre consuelo para el rey que yacía calcinado por la explosión de Nafta junto a los demás espectadores, su barca metálica sí que se elevó a los dominios de Ani. Ocurrió que Leusdemo estaba trasteando y dando los últimos toques al interior de la nave cuando explosionó la Nafta. Sintió entonces una gran sacudida y cayó a la base del vehículo totalmente inconsciente y hecho un ovillo. Tiempo después, recuperó la consciencia, aunque aún veía doble y no podía enfocar bien, como cuando bebía demasiado Vino de Vulci y tenían que llevarlo a casa entre varios amigos para que durmiese la mona. Intentó determinar dónde se encontraba, era una sensación extraña pero le parecía que estaba dirigiéndose a alguna parte a gran velocidad. Hacía poco había viajado con el capitán fenicio del extraño nombre, y siendo apenas un joven lo había hecho con barcos rodios, y recordaba la calma con que pasaban las distintas islas. Esta vez esa calma no existía, y aunque no podía vislumbrarlo, le parecía que todo ocurría mucho más rápido que cuando estaba en el mar. Entonces recordó que sí que había colocado un pequeño ventanuco en la proa de la barca, de manera que fue hacia allí y abrió el ojo de buey. Y entonces la vio. Una gran luna llena. Y estaba seguro que era algo más grande que la que había visto cuando estaba en el suelo y había levantado la cabeza para contemplar la luna que quería visitar el rey Ot. También le pareció un gran queso de esos que ponen a secar en las montañas. A Leusdemo le encantaba el queso y pensó que quizá se bañaría en su nata. Que comería a manos llenas de la gran cremosidad de la luna/queso. Quizá sería queso con nueces que a él le hacía pequeñas cosquillas en el paladar, o queso con cominos como el que hacían en la zona occidental. O quizá … entonces se dio cuenta que le faltaba el aire y a la vez iba perdiendo velocidad. El último pensamiento de Leusdemo, es que después de todo, quizá le diera tiempo a llegar a la Luna/queso, entonces podría respirar con el aire de la Luna y deleitarse con su manjar.

sábado, octubre 16, 2021

Proyecto de Viaje a la Luna ( III Parte)

Finalmente, el artesano Leusdemo estuvo a la altura de su fama y terminó la barca metálica en un tiempo record, tan solo cinco meses después de iniciados los trabajos, y tras soportar continuas interrupciones de mensajeros a caballo que venían de palacio para preguntar por el avance del proyecto. Además, Leusdemo grabó una filigrana laudatoria en la puerta de la barca para la diosa de la luna Losna, la diosa blanca, cosa que gusto mucho a un pueblo tan religioso. Pero en cuanto a la Nafta que trajo To Zeriipal tal y como se había quedado, resultó algo más cara de lo que Ot había pensado en un principio. “¿15.000 talentos de oro? ¿Estás loco fenicio? ¿Crees que todo lo que toco se transforma en ese metal como el rey de la leyenda helena?” - tronó Ot - Somos una pequeña colonia. Desde luego puedo mandar traer oro y plata desde las minas del interior, pero tardará un tiempo y nunca se puede confiar en que los turboletas no te den un susto en alguna encrucijada - clarificó -. “Señor, has de comprender. Los yacimientos están casi a ras, pero hay que extraerlos y eso tiene un coste. Luego, hay que almacenar el producto en barriles y trasportarlo hasta aquí por medio mundo. He tratado de mantener secreta la trayectoria del viaje desde Fenicia, pero siempre hay filtraciones, y los marinos hemos de enfrentarnos a piratas que van por libre, a la Liga Jonia, a piratas Licios, y a tus amigos los Helenos, y eso también hay que pagarlo” - respondió To Zeriipal -. “Desde luego, pero 15.000 talentos de oro ...” - protestó Ot -. “Hummm (fingió rumiar el fenicio), de 8.000 talentos de oro no puedo bajar” “Trato hecho” - cedió finalmente Ot -. Se escupieron en las manos y chocaron palmas para sellar el acuerdo, pero esta vez no hubo comida ni muchas reverencias al irse el capitán fenicio. A los siete meses llegó el cargamento de Nafta a puerto y se almacenaron los barriles en un templete bajo y cuadrado, efectuándose el pago el día después ante un sonriente To Zeriipal y un enfurruñado Ot al que intentaba aplacar una esplendorosa Ati. Los Arúspices consultaron el vuelo de unas gaviotas y determinaron que el despegue debería realizarse tras 25 amaneceres, cuando el Sol estuviera alto en el cielo. De manera que el día señalado se preparó una pequeña tarima con toldillo para el rey, la reina y sus consejeros. Junto a ellos a la derecha, los representantes del templo (con la Iglesia hemos topado), más a la derecha se situarían los representantes las aldeas. Y a la izquierda, el Alto Mando Militar. Ya enfrente, a cierta distancia (pero no demasiada, porque sino no se vería nada de nada y se había pagado la entrada, ¡8.000 talentos nada menos! El espectáculo no era el de Lady Gaga pero tenía su aquel), bueno decía que a cierta distancia estaba colocada la barca metálica dispuesta para zarpar. Se había “clavado” en en suelo con la proa mirando hacia arriba y una gran caja de madera hueca cubriendo su popa. 

 

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domingo, octubre 10, 2021

Proyecto de Viaje a la Luna ( II Parte)

 

Bueno, a la orden de Ot toda la maquinaria administrativa etrusca comenzó a rodar. En una aldea cercana vivía un artesano muy famoso llamado Leusdero. Todos iban a verle por los grabados y filigranas que hacía, pero sobre todo iban a verle las señoras para ver sus joyeros que se creían casi irrompibles. Ot recordó la existencia de este artesano y escribió al Jerarca de la aldea reclamándole para que lo llevara a su palacio cuanto antes. Leusdero llegó a los dos días con tres guardias de escolta armada, a quienes rápidamente se atendió para que se repusieran de las fatigas del camino. Entonces, Ot saludo a su “invitado” de esta manera: “se te saluda Leusdero, eres famoso por tus joyeros casi irrompibles, por tus grabados y repujados. Te pido que hagas una pequeña barca metálica para dos personas cerrada por todas partes menos por una donde habrá una puerta, también metálica”. “Señor - respondió humildemente Leusdero -, ruego me disculpéis pero yo soy un mero artesano, necesitaré la ayuda de un marino que me asista en las medidas náuticas de la barca”. “Sea, estoy seguro que en el puerto de la ciudad griega de Alonis encontrarás a quien precisas” - contestó el rey -. Y Leusdemo se despidió haciendo una gran reverencia y saliendo de la estancia, dejando a Ot a solas con sus pensamientos.

A la mañana siguiente el rey despertó fresco como el rocío recién cuajado, se encontraba fuerte como un toro y se sentía capaz de realizar las 12 pruebas del dios Hercle del que tanto se envanecían los helenos, había dormido del tirón. Tuvo un extraño sueño que pasó a relatar inmediatamente a su esposa Ati, quien además de ser muy inteligente era sacerdotisa de la diosa Losna, diosa etrusca de carácter ancestral a la que probablemente se le pueda poner en contacto o identificar con la luna: “Mira Ati, ya sabes que los sueños suelen olvidársenos e irse de nuestra cabeza a los pocos instantes de despertar, pero este, aunque ya estamos un tiempo despiertos y te encuentras junto a mi desnuda en la cama que tu misma eres un sueño, aún lo tengo presente en la cabeza. Y no se trata de nada desagradable, ni tétrico. Es solamente que he soñado con un anciano venerable con unos extraños cuernecitos y una gran dama junto a él. Y he pensado que puesto que tú conoces noticias de otras culturas y creencias, aunque tu itinerario solo va de casa al templo y vuelta, tal vez podrías explicarme lo que significa este extraño sueño”. Esta fue la parrafada que escuchó Ati de Ot y que se esforzó en descifrar, y así le respondió: “Ante todo mi Señor, no eres el cornudo, bien sabes que no tengo tiempo, pero si lo fueses tu cuello no podría aguantar la cornamenta. Por lo demás, has hecho bien en confiar en mi, porque bien sabes que me comunico con los más importantes templos que rodean todo el gran Oano. No hace apenas un mes recibí el último cilindro con un mensaje de Tiro. A las espaldas de ese puerto, en la zona de entre dos ríos, se adoró a un dios de la luna muy importante llamado Nannar, que representaban como un anciano con cuernos y barba. Nannar estaba casado con una gran dama llamada Ningal. Eso es lo que creo que significa tu sueño mi Señor, pero por lo que me has contado de tu proyecto de viaje a la luna, yo hablaría con To Zeriipal, el capitán fenicio. Los capitanes de navío enseguida se hacen a la mar para no perder la marea, pero como To también es mercader y tendría sus negocios en el puerto, me consta que aún está en tierra” - dijo Ati -. Sin pedir explicaciones del motivo por el que su esposa quería que hablase con To Zeriipal, puesto que las mujeres eran muy importantes en el mundo etrusco y porque le había satisfecho la interpretación del sueño, sobre todo en lo que no era un cornudo claro, hizo enviar a un mensajero hacia el puerto para que buscase al fenicio. Al llegar el marino, Ot se le quedó mirando pensativamente y finalmente dijo - “no sé porqué, pero Ati me ha pedido que te mandara llamar para hablar contigo”. “Tu mujer es muy sabia Señor, hace poco me comentó tu proyecto expedicionario y me pidió que le confirmase unos relatos que llegaron a sus oídos sobre una sustancia de las montañas de mi tierra llamada Nafta que podría usarse para propulsar tu barca metálica”. - respondió To Zeriipal. “Vaya, al final todo el Mar Interior va a conocer mi proyecto personal” - se quejó Ot amargamente. “Jijiji, no te quejes Señor, quien algo quiere … , de todas formas aunque la sustancia es posible conseguirla, costará traerla desde Tiro o Sidón al otro lado del Mar Interior. Hasta el momento, no hemos encontrado grandes cantidades de este producto fuera de mi tierra. Desde luego tú podrías utilizar para su trasporte navíos helenos, estás en tu derecho naturalmente, pero te pido que si lo haces así y como deferencia hacia mi, me lo comuniques antes. De todas formas, estando los yacimientos de Nafta en un país que no es el suyo, dudo mucho que su precio sea inferior al mío. Y mi precio lo podríamos dejar para cuando ya esté terminada la barca”. - argumentó To Zeriipal. “¡Por Tinia que sabes hablar fenicio, trato hecho!”. - bramó Ot -. Se escupieron en las manos y chocaron palmas para sellar el acuerdo, luego ¡a comer que Obelix seguro que se quedaría boquiabierto frente a la mesa del rey!

 

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lunes, octubre 04, 2021

Proyecto de Viaje a la Luna ( I Parte)


 

Hace poco he empezado un libro, no de Julio Verne sino SOBRE Julio Verne. Y me he dicho, ¿por qué no? voy a comenzar a escribir un relato sobre el proyecto del VIAJE A LA LUNA de un pueblo de la Antigüedad. Desde luego, esto sería un relato fantástico, con nombres propios inventados de una civilización de la que se sabe muy poco. Pongo enlaces hacia blogs o páginas que explican lo que sí se sabe. En fin, empiezo.

Hace un montón de tiempo (S. VIII A.C.) un Rey de Etruria o “lucumo” escuchó del capitán de un navío recién llegado a puerto que el animal fabuloso, hijo de Tifón y la ninfa Equidna, llamado Quimera, que había matado el héroe Belerofonte a lomos del caballo alado Pegaso en la leyenda griega, tenía su guarida al otro lado del tempestuoso mar, más allá del asentamiento de Aleria. El rey, en su condición de Sumo Sacerdote, ofició una ceremonia oráculo a Tinia, gobernante de los cielos etrusco, ayudado por un Arúspice formado por el prestigioso Sumo Sacerdote Velsu, y finalmente tras la lectura de sus entrañas, el animal le fue sacrificado. Igualmente, se le hizo una ceremonia similar al dios de las aguas Nethuns. Y cuando se acabó la ceremonia, el rey decidió enviar cinco birremes desde Aleria hasta el lugar donde se ponía el Sol. A pesar de que el oráculo había sido propicio a la travesía y que los sacrificios se habían realizado puntualmente, tan sólo una birreme llegó a la playa donde se encontraba el poblado ibérico de Diniu, lo que actualmente es Denia.

Andando el tiempo, una pequeña colonia se fundó en la costa de la tierra de la Quimera como la llamaban los Etruscos, o la tierra de los conejos como la llamaron los romanos. Esa colonia prefería tratar con las colonias griegas y fenicias de alrededor, más que con su Etruria natal. Hay que reconocer que pocos fueron los gobernantes que destacaron en esas tierras, salvo quizá uno llamado Ot que llegó al poder habiendo pasado ya Siglos y se autoproclamó rey del lugar. Un día este “rey” escuchó de un mercader heleno una leyenda traída de un país muy lejano (no el de la Princesa Fiona de Shrek sino otro) y misterioso llamada Leyenda del Conejo de Jade. En esa leyenda se narraba que este conejo se encontraría en la luna acompañando durante el día a una mujer muy hermosa llamada Chang’e mientras que por las noches preparaba un elixir de la vida para ella. Evidentemente, Ot quiso llegar a la luna cuanto antes: en primer lugar porque allí había una mujer hermosa, en segundo lugar por la curiosidad de saber si había un conejo en un lugar tan pequeño que cabía entre sus dedos índice y pulgar cuando los juntaba por sus yemas en círculo y miraba a través de él, pero sobre todo por el elixir, desde luego ¡sería idiota si no intentara hacerse con él! Pero lo primero era sacrificar algún animal y consultar su interior para predecir el futuro de la deseada empresa expedicionaria. Así que vuelta a empezar con lo mismo. Un Arúspice formado en la prestigiosa Academia de la Ciudad-Estado de Velzna, ofició al dios Tinia una ceremonia al respecto. Como el etrusco era un pueblo bastante religioso, también se le realizó una ceremonia similar a Uni, diosa suprema etrusca y esposa de Tinia, a Ani, dios del Cielo, a Nortia, diosa del destino y la suerte, y puesto que en su mente colectiva, la Luna debía estar indefectiblemente unida al Sol, a Usil, dios del Sol. Tan sólo la lectura de las entrañas del animal ofrecido al dios Usil no resultó favorable a la empresa expedicionaria. Se debatió mucho sobre si no se debería ir a la expedición o sí se debería. Unos argumentaban que Usil no formaba parte de la triada principal de dioses etruscos pero sí que era un dios importante, aunque como tanto Tinia como Uni, el dios supremo y su pareja, habían dado el visto bueno, se podía ir. Otros estaban más preocupados, decían que si un sólo dios importante estaba en contra, se había que olvidar todo el asunto. Lo malo era que los que estaban más en contra de ir a la luna, eran los que formaban parte de la facción militarista en alza en aquellos momentos en Etruria y su entorno, y era esta facción la que precisamente debía de actuar de una manera más activa durante la expedición. Ahora bien, la voluntad del rey Ot era decisiva en aquel entonces, y desde luego que él sí quería ir. De forma que la facción “dura” de los militronchos no tuvo más remedio que doblegarse ante su rey.

 

 

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