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domingo, septiembre 03, 2023

Guerreros de Terracota

 

Bueno, hoy me iba a Alicante a una exposición de los Guerreros de Terracota.

A la ida hicimos la paradita de rigor para tomar un café mañanero y desaguar en el WC. No recuerdo como se llamaba el bar, lo que sí recuerdo es que tenía una oferta de quesos que tiraba de espaldas. Luego ya nuestras muy atribuladas almas se encontraron al fin en la ciudad de Alicante. Entonces nuestro conductor de primera, acelera, acelera … pues que no encontraba el puñetero museo. Todo era dar vueltas por aquí y por allá y nada, que no es por la izquierda, ah! no, que era tirando hacia arriba, y al final, con una ayudita de nuestra guía, llegamos. Ese fallito del conductor, me recordó a cuando medio dormido entré en el bus y no acertaba a hacer click con mi cinturón de seguridad. Bueno, cuando entramos en el museo, cambiamos de guía, nos pusieron unos auriculares que perecíamos unos Navy Seals de operaciones y empezó la exposición. Una cosa, hice muchas fotos, pero como no se permite el flash porque evidentemente se podría dañar los objetos expuestos, muchas fotos no salieron bien y no se puede hacer mucho al respecto.

 





 

Luego los Navy Seals se retiraron de sus operaciones en activo y entregaron el material a sus superiores.

 

NOTA: Estoy muy cabreado con el MARQ. Hace algún tiempo me consta que realizaron una Exposición sobre los Etruscos y su mundo y no pusieron nada del Proyecto a la Luna etrusco del Rey Ot sobre el que escribí. Quizá no lo hicieron porque es un simple relato y nunca existió un rey Ot, pero es que eso carece de importancia, lo importante es que es mío y tenían que haberlo puesto igualmente.

Nos fuimos de Alicante, pero no nos alejamos mucho porque habíamos quedado para comer en un restaurante cercano a la Uni de Alicante, vamos que comimos sabiamente en la Calle del Bronce, perpendicular a la Calle del Perú. El restaurante se llama El Rincón del Polío y se come muy requetebien. Al finalizar el papeo se nos dijo que igual se nos mostraba una sorpresita comportándose de una forma bastante misteriosa. Bueno, salimos por una carretera tipo cinta, todos preguntándonos qué demonios sería esa sorpresita, pero continuaban las curvas y no aparecían indicaciones de ningún tipo. De golpe, veo una especie de trasformador eléctrico blanco y pintada en él una hormigota negra del tamaño de una persona. Si el que la pintó lo hizo a tamaño real me habría encantado conocer a ese héroe o a esa heroína que tuvo las narices de decirle a la hormigota modelo "ahora esté unos minutos quieta mientras la pinto por favor". Pues no, la sorpresita no era la hormiga negra, era el Santuario de Novelda que ya visité en su día.

miércoles, agosto 11, 2021

Bicicleta BH

 

Debió ser a la vuelta ya en el chalet de toda la vida cuando casi me rompo la crisma con la BH. Primero he de decir que la Urbanización estaba situada en una montañita baja de las estribaciones de la Sierra Calderona. Había una calle que subía hasta la cima de esa montaña y por allí fue por donde al bajar en bici descubrí de pronto que no tenía frenos. Iba demasiado rápido para intentar ir en zigzag y aminorar algo la velocidad, así que fui rozando con la suela de mi zapatilla la rueda trasera de la BH y frenando un poco, aunque claro haciendo puré a la pobre zapatilla. Afortunadamente como había farolas, cuando reduje lo suficiente la velocidad me abracé a una de ellas como si fuese mi mejor amigo y no lo hubiera visto en años. Bien, algunas magulladuras pero afortunadamente nada del otro mundo y fue solo la BH la que se estrelló contra la valla de un chalet del final de la calle y desde luego las zapatillas que hube de ir a Hush Puppies o a un sitio parecido a por unas nuevas. El Creador - ¡Oh nuestro Creador quien tenía el chalet a solo una calle de distancia del nuestro y según veredicto popular fue un verdadero vividor, asomándose a las terrazas de ambos chalets (el suyo que estaba enfrente y el nuestro y gritando ¡moooroo! “el creador” y ¡sivaritaaaa! mi padre) - construyó las calles con materiales de desecho y hubo que hacer varias reparaciones a lo largo de los años, pero construyó un verdadero conglomerado de calles que cubría casi toda la cara Sur de la montaña como una redecilla de esas que se llevan a las bodas y demás, llevó a término una Depuradora que casi de inmediato se jorobó y planificó aunque no tuvo tiempo material para llevarlo a cabo, el cortafuegos que “peinaría” más tarde a la Urbanización como la Señorita que era. Pero ya he dejado escrito a sangre y fuego las muchas reparaciones que hubimos que realizar después. Pronto llegó un Tío que tenía pasta para aburrir a las ovejas e hizo varias donaciones a la Comunidad, así que varias personas simplemente se abrieron de piernas. Aunque ninguna de esas personas querría que sus hijos pequeños de sexo masculino fuesen solos a casa de este Señor, porque pronto se hizo evidente que le gustaba más el pescado que la carne. Este Señor iba generalmente todo vestido de blanco, parecía un mago de los de antes o un vendedor de helados italiano, se ponía más colonia que una abuela cuando va a ver a los nietos y a veces llevaba un sombrero Panamá y un bastón delgado que no creo que necesitase. Se hizo “amigo” de un chico que tenía por entonces unos 15 o 16 años y le compró una moto en la que me subí alguna vez mientras los padres del chico que no tenían mucho money miraban para otro lado. Bueno al tajo, por los logros de dar pasta para realizar reparaciones y de construir el Polideportivo porque lo construyó básicamente él, la Comunidad puso su nombre al Polideportivo mismo, nombre que yo ahora no puedo recordar y por ello estoy maldito por toda la eternidad, por no recordar el nombre del mariconet que me compraba helados en el chiringuito del Polideportivo que cuando nos marchamos se llamaba como él y que naturalmente se auto-proclamó Presidente y todos le llamábamos El Presi. A lo que iba, una de las calles de la Urbanización iba directa hasta arriba del todo de la montaña y allí estaba edificado un Depósito de Agua para la Comunidad de Parcelas de la Urbanización. Hasta allá arriba yo subía bastante a menudo con la bici de montaña que me compraron después de que la debacle de la BH. También iba al chalet de El Presi para jugar con su hijo, cosa que no le agradaba mucho a mi madre la verdad.

Al crecer un poco comencé a salir con la panda de amigotes de siempre que también habían crecido conmigo, pero justo entonces en el Cole me las tuve con el monstruo monstruoso de la Epilepsia y perdí desde luego, “nada de caballeros andantes que matan al dragón y se llevan a la princesita del castillo encantado que aquel tenía prisionera. Y el padre de la princesa, el Rey los casa y la Reina le dedica una gran sonrisa al desde entonces Protector de los Desvalidos. Y colorín colorado este cuento se ha acabado”. No, para mi se acabó eso de hacer el burro, comedidamente desde luego porque siempre he sido algo timidillo aunque sabía controlarlo, pero desde los 11 años y progresivamente me fui haciendo más y más casero, aferrándome a las faldas de mami y a la seguridad de papi. Y no digamos nada de cuando llegaron los 18, se relegó a las bicis y todo el mundo mundial reclamó motos a voz en grito. Cuando le tocó la vez, mi hermano iba por el pasillo de casa dando cabezazos a diestro y siniestro y recitando una plegaria: “yo quiero una moootoooo, soy un desgraaaciadooo, tooodos mis amiiigos tieeenen moooto meeenos yooooo”. Y desde luego consiguió la puñetera moto. Y no una cualquiera, una Señora Yamaha. Pero a mi las motos me daban casi más yuyu que las arañas y no podía ni verlas. Porque había subido de paquete en una cuando aún no tenía la enfermedad, pero ahora cualquier cambio repentino de mi Centro de Gravedad y me desoriento totalmente de forma que tengo la impresión de ir a caer al vacío. Y hay que tener en cuenta que la Epilepsia es una enfermedad Crónica y que hasta que la palmas no te la quitas de encima. Así que lo dicho fui distanciándome poco a poco de mis amigos de siempre hasta que dejé de relacionarme con ellos. Luego se me ocurrió pasear a pata lo que antes hacía en bici, y tanto mis padres como el médico dijeron que sería bueno para un epiléptico. De forma que como decía Joaquín Prat ¡A pasear!

Compaginándolo con viajes a Galicia, porque fue entonces (año más, año menos) cuando mis padres se hicieron amigos de una pareja con familia en Bande (Ourense). La pareja eran los padres de “la Volvo”, solo que ella no viajaba allá arriba con nosotros, simplemente acompañábamos a sus padres quienes viajaban solos. Creo que a la pobre chica le quedará de por vida el mote ese que le puso ... bueno que le pusimos, no voy ahora a escaquearme, mi colega y yo. Bien, el viaje a Galicia lo realizamos a través de carreteras, la actual Red de Autovías aún no existía, y no digamos nada del AVE. Hasta llegar a Benavente todo es calentarse el culo y esperar aburrido contando postes de kilometraje. A partir de entonces ya comienzan las curvas peligrosas típicas de Galicia como las de la peli. Y cuando entras en Ourense te envuelve la niebla además de seguir las puñeteras curvas claro. Es meterte en terreno de Bande y pisar territorios de agua. Cerca del pueblo hay un embalse cuyo nombre no recuerdo en este momento, lo que sí recuerdo es lo que decía una mujer del pueblo con voz quasi-musical: “y había una poza, y vino la Fenosa, y comenzó la obra ...” y desde luego hay obra, puedes verla si tienes la suerte de ver el paisaje con la niebla que hay. Solo que la obra va más siguiendo el río y la carretera que lo bordea que abriendo el embalse de forma que lo alarga hasta el infinito y más allá, bueno ahí me he pasao, pero larguillo es. Se llama río Limia, joder la Wikipedia es fenomenal para consultar cosas que no recordabas. A ver si me acuerdo de Bande. Era un pueblecito bastante pequeño, cercano a otro con una iglesia Románica antigua que mi padre quiso visitar llamado Lobios. También tiene acceso a la Carretera de Celanova e igualmente hicimos una breve escapada en esa dirección. Otro día recuerdo que visitamos el interior, un lugar llamado “O rio Caldo”, un río con una zona de agua fría, otra con agua caliente y finalmente otra donde se mezcla la primera con la última formando un remanso de agua templada. Bande está o estaba en una Carretera Comarcal o una de estas (que me perdonen si no es así, a veces las apariencias engañan) que partía unas cuantas casas formando pendiente y se bifurcaba al llegar más o menos al centro de la población desde el Norte, tomando un ángulo recto una bifurcación y siguiendo en línea recta y hacia el embalse la otra. Justo en la esquina donde se dividía la Carretera había una casa, esa era la casa familiar de la pareja que nos alojaba.

En el primer viaje a Galicia tendría 11 años, en el segundo unos 14-15. En el segundo nos fuimos más hacia Portugal ya que la frontera está al lado. Así que estando aún en Valencia se nos dijo de coger los Pasaportes porque aún no éramos de la Unión Europea y todo eso. Ya en Galicia primero conocimos a la familia gallega de la pareja amiga de mis padres. Ella tendría no preguntéis, una edad indefinida, lo que sé es que era gruesa como una muñeca de trapo que se usa habitualmente como cojín o un trol de David el Gnomo, y es que él la usaba habitualmente como cojín: él tendría unos 40 y era el típico tío engominao que se veía a la legua que había sido muy bien parecido y que le gustaría ahora pasar por uno de 25. Tenía una amante y desde luego era sabido por todo el pueblo que criticaba a su antojo unos en pro y otros en contra pero él sacaba pecho por ello. Yo era jovencito pero pronto descubrí cómo funcionaba la sociedad rural gallega, el hombre si podía tenía sus rollos además de casarse lo que a todo el mundo le parecía de lo más natural (después de todo, él tendría sus necesidades) y ella se los tragaba con patatas. Ella desde luego podía tener sus propios rollitos, pero en secreto y si él se enteraba y lo sacaba a la luz, ya podía salir por piernas. Bueno, ese matrimonio gallego tenía dos hijas: María José la mayor que a sus 13 ya estaba embarazada y Vanesa la menor. Antes de salir hacia Portugal nos bañamos en una charca y no sé cómo acabó la cosa pero mi pelo sí que acabó limpio como una patena. Entre las dos me lo frotaron y oye, no sabes lo sensual que resulta que dos mujeres te limpien el pelo, además Vanesa buceando y pasando casi por debajo de mis piernas presumiendo de cuerpazo, ¡toma ya! y María José que no era tan “fermosa” todo hay que decirlo pero sí muy sensual pegando su espalda a la mía. Luego fuimos hacia Portugal contorneando zonas boscosas hasta llegar a una curiosa Iglesia donde un grupo de fieles hacían un recorrido rodeándola a rodillazo limpio. Era todo un espectáculo contemplar a aquella gente realizar esa especie de tour alrededor de la Iglesia. No sé si lo hacían por eso mismo, por espectáculo habiéndoles abonado previamente una cantidad, o es que eran fieles de verdad. Sea lo que fuere, era una curiosidad. Mucho más tarde llegamos a Valença do Minho que es eminentemente una ciudad comercial y me recordó mucho a la visita que hicimos a Guadalest que es como en esos documentales que entras con un zoom detro de una ciudad tipo Petra o bien las pelis de momias que te meten dentro de una tumba maya como la abejita y entonces entras estando bajo el sol en un país multicolor.

Ahora recuerdo que ya habíamos ido a Galicia por nuestra cuenta hacía unos años. Había sido a un hotel de la localidad costera de O Grove en Pontevedra. Había sido una visita relámpago de la que estaría orgulloso el mismísimo Reich alemán en su Ataque Relámpago a Polonia. Durante esa visita dotoreamos los famosos Castros celtas de Vigo, pero lo que recuerdo con más claridad fue una paella que me zampé en el Barrio de las Putas de esa localidad, estaba de muerte.

martes, agosto 10, 2021

Pueblo de Emperador

 

Hoy he decidido ir a un pueblecito, y nunca mejor utilizado el diminutivo, llamado Emperador. ¿Emperador? Sí, Emperador, creo que lo he dicho bien clarito, y si no limpiaros la cera de las orejas o que os las limpie vuestra mama que os debe hacer falta. He ido allí porque es un pueblo que está muy cerca de Valencia, junto a la estación de metro de Museros Poquets i punyeteros como recitaba el sordo de mi abuelo a grito pelado cuando iba en tren con mi padre y pasaba por la estación de Museros, y naturalmente mi padre todo nervioso viendo a la gente subir mientras oía a mi abuelo. Bueno, a lo que iba. Cuando iba al metro en Maritim-Serrería ocurrió una cosa curiosa. En un principio Dios hizo el mar y la tierra y vio que era bueno, y yo quise bajar por las escaleras hasta donde están las vías y el andén pero sentí que se abría la tierra ante mi, y al final esperé al ascensor como un niño bueno. Y ahora viene la cuestión. Todos hemos oído hablar de los Móviles Inteligentes. Cuando me subí al ascensor, supongo que inconscientemente yo pensé en ellos e igual debí relacionarlos de alguna manera con una nueva gama de Ascensores Inteligentes que te llevan allí donde deseas ir sin siquiera pulsar el botón. Porque de hecho, me quedé allí de pie sin moverme, esperando que mágicamente el ascensor comenzara a moverse, hasta que me dije ¿pero qué hago? y pulsé. Vale, no os riais que vosotros tampoco es que seáis unos Premios Nobel. Un apunte, cuento todo esto porque hay poco que decir sobre Emperador. Pero eso no quiere decir que Emperador no tenga nada que ofrecer. La totalidad de sus casas son evidentemente rurales y pequeñas, pero se nota que una gran mayoría han sido remodeladas recientemente. Hay obras en algunas calles. Está claro que son cuatro gatos lo que convendría a algunas personas. Y no sé vosotros, pero yo no había oído hablar de Emperador hasta la fecha. Retomamos el viajecito. Una vez en la Estación de Metro de Museros, le pregunté a una mujer por la dirección de Emperador y parecía italiana con lo explícita que era con las manos. Finalmente, no hubo ningún problema para encontrar la entrada del pueblo. Aunque yo todo era andar y andar y no encontraba el dichoso letrerito de entrada, hasta que vi unas letras que indicaban SALONES EMPERADOR. Cuando me acerqué más comprobé que esas letras estaban encima de un edificio antiguo, totalmente destartalado, con ventanas sin cristales … pero sea como sea me había servido como referencia. Sólo a unos 50 metros ya aparecía el letrero oficial que me indicaba que estaba en Emperador. En el pueblo tanto el Juzgado de Paz como el Ayuntamiento están en un mismo sitio y son muy pero que muy recientes. La Iglesia el Rosario de Emperador es un edificio pequeño, de una sola nave y encajonado en otros que un poco más y me lo paso. Pero personalmente, creo que la aportación patrimonial más interesante de Emperador al mundo está junto a su Consistorio. Se trata de una especie de caballo, pero gordo de verdad, y que pone la misma cara de tontaina que el caballo de Lucky Luke, y que los chiquillos usaban para columpiarse.

Iglesia del Rosario

 

Ayuntamiento

 
Juzgado de Paz

Caballo gordo, bueno en realidad vaca


Luego ya volví a Valencia. Me bajé en la Parada de Benimaclet, y no debí hacerlo porque estaban con pruebas en el tranvía, y al hacer transbordo para ir definitivamente a mi casa tuve que sufrirlo. Aunque yo debía de haberlo intuido, porque tenía justo enfrente The Black Turtle Burger. De forma que llegué a casa lento pero seguro.




miércoles, diciembre 23, 2020

Palacio de Cervelló en la Plaza de Tetuán

 

¡Joder, qué bien he dormido! ¿Habéis tenido alguna vez esa sensación cuando os desperezáis que no os cabe todo el aire de la habitación en la boca? ¿Que un poco más y os desencajáis la mandíbula de lo mucho que la abrís, y que aún así os sentís genial, con una sonrisa de oreja a oreja? Pues así he dormido yo. De todas formas hoy tenía que ir a una visita guiada al Palacio de Cervelló en la Plaza de Tetuán, de forma que me he propuesto dejar de remolonear, he mirado mi reloj de la Palacio de Cervelló mesita de noche, corrijo he mirado mis relojes de la mesita de noche y eran las 9:30. De manera que me he levantado y he ido a afeitarme mi barba matusalénica. Cuando he acabado de podar, eran prácticamente las 10:00 y me he metido en la ducha, rememorando cuando era nano y le gritaba a mi madre con mi voz de pito “la cabessa noooo, pero la cabessa noooo”, y mi madre en eso era inflexible, todo mi cuerpo dentro de la bañera, porque entonces teníamos bañera, cogía el cazo de la cocina lo llenaba de agua y “chof” la derramaba en mi “cabessa”. Bien, dejo de rememorar y salgo de la ducha siendo aprox. las 10:20, así que a desayunar se a dicho. Me hago un vaso de leche (al que no me gusta añadir nada, solo un poco de miel si tengo moquillo, que afortunadamente ya pasó) y algunas galletas. Termino rápido y me voy a la Calle Francisco Cubells para hacer tiempo ya que la cita era a las 12:00 en Tetuán, por lo que tendré que salir a las 11:15 o así, puesto que yo voy en Transporte Público.

Cuando llega la hora, cojo el Autobús de la línea 32 en la Av.Mediterráneo y llego sin novedad a las 11:50 a la Plaza Tetuán. Sentada al sol hay una chica rubita a quien creo conocer solo de vista de anteriores escapadas pero de lo que no estoy seguro. Por lo demás, aún no ha llegado nadie. Unos minutos más tarde, llega la guía y los demás van llegando progresivamente. Bueno, al loro. Antes de entrar en el Palacio de Cervelló, se nos dijo que primero era conocido como Palacio de Castellví. Ya que antes se adquiere en el S. XVI como palacete, aunque con un aspecto más defensivo del que se ve actualmente: sin la fila de ventanas inferiores para no facilitar accesos suplementarios, sin balcones para que no hubiera agarre a un supuesto asaltante, habilitando para las torres una función real y no una puramente ornamental, etcétera. En el S.XVIII el heredero de los Castellví se casa con la Condesa de Cervelló y unen los apellidos, lo que se puede ver tal como nos dijo nuestra guía, en el escudo que se ve arriba de la puerta del Palacio que no sé si se llama frontis (un águila bicéfala y un cervatillo). Es en ese S.XVIII cuando se remodela todo el Palacio y cuando adquiere la forma actual. Cuando el Palacio del Real fue autodemolido en 1810 por cuestiones de seguridad ya que estaba fuera de las murallas y no se quería que las tropas de Napoleón lo tomaran y se hicieran fuertes en él, el Palacio de Cervelló se convirtió en Residencia Real. Desde luego y algo paradójicamente, hay que destacar que residió en este Palacio el Mariscal francés Gabriel Suchet de las tropas Napoleónicas, gran aficionado y amante del arte. Ese Palacio tiene varias cosas interesantes, como la Taula de Canvis (la 2ª después de la de Barcelona) o la Caixa Grosa (especie de arcón desmesurado que hacía de veces de caja fuerte de la época). También tenemos y muy importante, la Biblioteca Serrano Morales (con unos 15.000 volúmenes en lengua valenciana), que donó íntegra a su muerte en 1909 con la condición de que no fuera desgajada y que siempre estuviese a disposición y consulta de todos los valencianos. Aunque según nos comunicaron, lo mejor son unas pinturas que aún se conservan en las paredes de una pequeña sala del S.XVI, y los suelos, originales de la época y algunos pintados a mano.

 


 


 





lunes, diciembre 14, 2020

Visita a Chelva

 

Casi no llego. Había contratado una visita a Chelva pero con el frío que hacía un poco más y me duermo entre algodones. Con lo calentito que estaba, ya sabéis “un poco más mamá, un poco más mamá” y por los pelos ..., y gracias a una mujer con un nombre de galleta. De ahí ya salimos directos en el autobús de la Agencia y solamente hicimos una parada programada para tomar un café y estirar las piernas en un Bar de Carretera. Bar de Carretera, pero que tenía un Restaurante de Tres Estrellas, ¿eh? Yo tomé un café con leche bastante llenito y una tostada de tomate que parecía un zepelín de la Primera Guerra Mundial. Después de repostar, volvimos al Bus, y ¡de nuevo hacia Chelva!

Cuando llagamos a nuestro destino, lo primero que hicimos fue ir recto a la Plaza Mayor y allí nuestra guía nos enseñó varias cosas, pero principalmente la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Su fachada de estilo manierista y su campanario barroco. También nos comentó una curiosidad sobre su reloj que indica también el día del mes y de la semana. Nos dijo que el amor a los relojes viene de Carlos I en cuyo amor por la precisión tampoco se ponía el Sol. En esta Plaza también se encuentra la Casa Consistorial, mucho más moderna, y que a mi entender solo tiene interesante la parte superior del tejado. Lo que sí que hay en esta población son callejuelas y casitas blanqueadas para dar y vender, todas muy pintorescas. Y puesto que la Navidad está a la vuelta de la esquina, no podía faltar el típico Santa Claus escalando una ventana que se nos ha puesto tan de moda. Y desde luego, no faltó, me caí de culo. Bueno, para no faltar a la verdad, diré mejor que “descendí” de culo, me dejé caer. Noté que me iba a caer, y simplemente me dejé ir, el único que se dañó fue mi móvil. Corrijo, la protección de mi móvil.

 


 



 Teníamos que estar a una hora determinada en una esquina donde nos recogería el Bus para ir a la población de Calles a 4 Km escasos y jalar. Para hacer tiempo mientras venía el autobús pedí un zumo en un bar que había justo en esa esquina. Dentro del Bar estaba reservado, de forma que hube de beberme mi zumito sentado en unos barriles tipo bancos que había fuera. El barril tenía como base un cristal que aprisionaba un montón de tapones de corcho en un hueco como de unos cuatro dedos o así. Pero eso sí, eran corchos con Denominación de Origen para que se vea donde hay calidad. Cuando vino el Bus, nos fuimos a Calles que estavem famolencs (estábamos hambrientos). Ya en el restaurante, mi acompañante no hacía más que quejarse del servicio, en cambio dijo “el jovencito ese sí que sabe moverse, tiene garbo”, yo no miraba al jovencito, miraba más bien a la jovencita, cada uno tiene sus preferencias. Mis preferencias gastronómicas en esa ocasión fue un guisado de ternera y arreando que es gerundio. De postre tomé tarta de chocolate y luego un café solito. Luego fui a bajar la comida y encontré un cartel con Código QR. Ya sé tanto como nuestra guía que la puñetera se sabe la lección de carrerilla. Ah! Solo una cosa, vi la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción de Calles. 


 




sábado, marzo 14, 2020

Jardín del Chalet de Panach (Benimàmet)


Hoy he decidido ir a un lugar cercano. Siempre me ha gustado un sitio llamado Benimàmet por sus paralelismos con los Poblados Marítimos ya que igualmente fue independiente, además el nombre ese con reminiscencias moriscas me va un montón. El Santo Patrón de Benimàmet es San Vicente Martir, y tiene erigida una iglesia construida en el S.XVI en la Pl Dr Ximeno. Una vez en la plaza fuera y al sol le pregunté a un señor anciano quien por los años debía haber peleado en la Guerra contra Napoleón por lo menos si sabía dónde estaba la Calle Campamento porque había averiguado que allí se encontraba el Chalet de Panach, actual Biblioteca Teodoro Llorente con un Jardín Adjunto que aconsejan visitar. El chalet en sí es una construcción que parece una tarta de boda con barandillas blancas como de merengue, combina los caminos de tierra con los de madera, un puentecito ligeramente abombado y una fuente tipo cascada. Una vez vistos el Jardín y el Chalet, muy bonitos, miré mi móvil y busqué en él la Calle Felipe Valls donde sabía que había una ristra de “villas” bonitas de ver y fotografiar para dar un paseito. Visto todo eso, di por cumplida mi visita a Benimàmet y comencé a buscar un barecito donde repostar. Entré en un bar con un nombre en el que rápidamente me di cuenta que el dueño se había esforzado un montón al ponérselo, el rótulo decía: Bar de arriba o algo parecido. Bien, no tenía mucha hambre de forma que me comí solo un sandwich de jamón y queeeeesooo. Después de comer y haber descansado un poco, fui hacia la estación de metro, que está al final de la Calle Felipe Valls, junto al actual Centro de Mayores, anterior chalet de Joanet o Puchades. El chalet de Joanet es simplemente un edificio color crema, liso y con forma de cubo. Cerca de allí, en esa misma calle hay más villas, bien de principios del Siglo XX o bien del Siglo XIX, así como otro parque también muy agradable ubicado alrededor de una suave colina llamado El Parque Camales ideal para que descansen los abuelos o las mamás lleven a sus hijos a jugar. Y en el misma dirección pero en sentido opuesto nos encontramos al Jardín Lineal. Este jardín no es que sea gran cosa, pero resulta muy agradable y tranquilo caminar por allí. Desde luego a mi la tranquilidad no me duraría. Estaba volviendo en el metro y me había ensimismado en el móvil como hace casi todo el mundo y de golpe va y oigo la voz de un chaval que grita, o más bien berrea: ¡Que me me tirado un pedo!!!! y al mismo tiempo le pega tal manotazo al dintel de la puerta del vagón de metro que pegué un brinco en el asiento. El motivo de que gritase tan alto era de que se lo chillaba a un amigo que llevaba unos auriculares y no se enteraba de nada. Además va y me entero (con el móvil) que Valencia se queda sin Fallas, al menos de momento porque dijeron que aplazaban la Fiesta de 2020 no que la suprimían, día completo.



miércoles, noviembre 27, 2019

Museo Arqueológico de Moncada

 Bueno, he de decir que inicialmente iba a ir a la población costera de Cullera para ver sus monumentos, los de piedra no los de dos patas. Pero al final me decanté por ir a Moncada para visitar su Museo Arqueológico, para echarle un ojo a una vivienda andalusí que excavaron y vallaron y está permanentemente expuesta en una placita del pueblo y para preguntar acerca de los horarios de visita y las vías de acceso al yacimiento íbero del Tos Pelat cercano a la localidad. Voy a obviar todo el viajecito en metro hasta el pueblo en cuestión. Solo diré que fui con la línea 5 hasta la estación de Àngel Guimerà donde hice trasbordo a la línea1 dirección Bétera. De lo que sí me di cuenta es que pasamos por la estación de Burjassot entre otros lugares y Burjassot es una población bastante importante, sería interesante echar un vistazo. Bueno, ya en Moncada lo primero que busqué fue el Ayuntamiento ya que supuse que habría un punto de Información Turística o algo parecido por allí. Parece que en eso me equivoqué. Lo que sí me indicaron es dónde estaba el Museo Arqueológico. Pero como aún tenía algo de tiempo me paseé con tanta suerte que casi me doy de narices con la llamada Casa Andalusí, de manera que me entretuve contemplándola y sacando unas cuantas fotos. Solamente que luego ya no recordaba dónde me habían dicho que estaba el Museo. Menos mal que un grupo de chavales que estaban por allí haciendo el … bueno haciendo lo que sea que hiciesen acabaron ayudándome. Ya no tuve problemas para llegar a mi destino, pero pese a ello no visité el Museo porque aún no había llegado el Arquitecto. De manera que “me invitaron” a consultar algunos de los libros de la Biblioteca, porque no lo he dicho, pero el Museo está en la Biblioteca Municipal y así hiciese tiempo mientras lo esperaba. Cuando tras un cuarto de hora más o menos y como cinco estanterías de tomos revisados y desechados por mi para una posible lectura superficial más o menos, llega el Arquitecto. Y empieza a ponerme al corriente. Que el Museo es pezzzpeñin y hay que dejarlo crecer... comparado con los de otras poblaciones, que en el lugar donde poseían el yacimiento el terreno era un 99’9 % del Término de Moncada y el restante 0’1 % era del Término de Bétera. Me ofreció unos folletos ilustrativos, incluido uno del Tos Pelat con la Ruta la hora y el lugar de salida de la visita guiada. Me dijo que en ningún lugar de la Comunitat Valenciana existe ninguna población (capitales provinciales incluidas) que tengan una casa andalusí como la que posee Moncada.

 




 














lunes, noviembre 18, 2019

Museo de la Festa de Algemesí

 A ver, quiero que recitéis conmigo dando golpes acompasados en vuestro pecho al mismo tiempo: “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, padre Nuestro Omnipotente Creador del Cielo y de la Tierra y por cuyo Gran Poder triunfamos en la insigne batalla de las Navas de Tolosa contra el ejército del pérfido infiel”. Bueno, tras esta perorata diré que por vuestra exclusiva culpa he tenido que marchar al Museo de la Festa d'Algemesí (Ni dona ni rossí ni res que siga d’allí - Ni mujer ni rocín ni nada que sea de allí). He tenido que ir allí en un tren algo destartalado, eso sí que se detenía en todas las paradas de lo que se pavoneaban los de RENFE, aterido de frío que parece mentira que esto sean las Valencias porque hace un viento con un airecillo que escarabaya’l pelleyu como creo que dicen por Asturias y en general por allá arriba y con hambrecilla porque he ido tarde y hasta llegar no he podido zampar algo. Lo malo es que una vez hube llegado, el Museo no estaba cerca de la estación y “naide” sabía “icirme” “onde” diantre estaba el museito, o porque no eran de allí o porque simplemente no lo se enteraban. Así que de momento al menos hube ayudarme a mí mismo. Nada más salir de la estación había una calle/carretera paralela a la misma, seguí por ella y no sé bien porqué pero decidí ir hacia la derecha y a unos respetables 100 metros había un cartel rosado que ponía Museo de la Festa de Algemesí. Seguí todo recto y a otros 200 metros o así había una entrada a la izquierda a un carreronet de merda con el mismo letrero de Museo de la Festa. Me metí por el callejón, pero por mucho que anduve no encontré el Museo, hasta que dí con una plaza amplia donde se hacía lo que se hacía en todas las plazas relativamente amplias: los abuelos tomaban el sol, los jóvenes lo que tomaban era café, había chicos tocando la guitarra, las mamás llevaban a sus hijos a pasear … vamos que me acerqué a un abuelo y a su nieto, y resulta que me indicó la calle por la que había venido. Tonto de mi, me lo había pasado, había ido por la calle de al lado y solo había visto el culo del Museo. Volví hasta allí, di la vuelta al edificio y allí estaba: el edificio era una iglesia. En una parte ponía “Información turística” en inglés y en la otra el nombre del Museo y su Horario. El Museo es gratuito para todos los públicos, tiene una planta baja y dos pisos a los que se puede acceder por un ascensor y desde luego cuenta con una Conserje rubia y entradita en carnes que parece que tenga una sonrisa permanente lo que es de agradecer cuando te dan la hora del cierre, suena un timbre que así te lo indica y has de salir aprisa y corriendo no vayas a quedarte encerrado.

 

Wikipedia

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