lunes, junio 28, 2021

La Pascuala

 

Hoy me han invitado a jamar. Me han invitado en un Restaurante llamado, ¡tachin tachon tachun! la Pascuala, eso sí que es tener caché. Además, el día comenzaba bien. Iba caminando tranquilamente como quien no quiere la cosa por la parte del Puerto, cuando me llaman al móvil (celular para algunos), me comentan lo de la comida y que me recogerían con su coche puesto que estaban cerca. Al llegar el medio de locomoción anteriormente indicado, casi me caigo de culo mientras me autoaguantaba la portezuela del carro y metía una patita en él. Delante veo una chica espectacular que al darse la vuelta muestra una espada completamente cubierta de tatuajes con lo que creo era estilo trencadis. Al volver a darse la vuelta, ¿sabéis que a los currículums usualmente se les adjunta una carta de presentación? Pues esa mujer se podría decir que poseía una muy buena carta de presentación. Buenos argumentos, vamos. No sé si me entendéis. ¿No? no, ya sé que no lo hacéis. Pero yo no tengo la culpa que vuestro nivel de comprensión se asemeje al de un presentador de Telediarios. No sé porqué pero al entrar completamente en el coche iba con una sonrisa de oreja a oreja. Lo que hace la edad, ves a una chiquilla agradable a la vista y … puños fuera, perdón testosterona fuera. Por fin fuimos al restaurante a repostar. Y cuando llegamos y nos sirvieron, digamos que entonces eché de menos a Sheldon Cooper cuando amenaza telefónicamente a un Restaurante que ofrece comidas para llevar, diciéndole que recordara que sus feroces críticas hicieron que cerrara no recuerdo qué empresa. La Pascuala tiene bastante nombre, pero la comida no estaba a la altura de dicho nombre. Claro que existe otra posible explicação. La Pascuala es famosa sobre todo por los almuerzos con bocadillos (bocatas para algunos) de varios tipos y cosas para picar, no por las comidas, aunque sea para salir del paso y la nuestra lo era, a Melkart pongo por testigo.

jueves, junio 17, 2021

La caja china - Jesús Maeso de la Torre

 

La Caja China de Jesús Maeso de la Torre.

Este autor escribe de forma bastante minuciosa a mi entender. Yo lo conocí hace tropocientos años cuando me leí su libro Tartessos. Algo después, pero también hace una eternidad, se me ocurrió regalarle a mi padre un libro suyo llamado El Papa Luna. Solo actualmente me he topado con este libro y he decidido leerlo. Son 592 páginas, ¿sabéis? Va de que el hijo de un Capitán de la Armada de Su Majestad Don Felipe II, ve como su padre cae en desgracia al perder su barco a manos de piratas ingleses y de cómo es ajusticiado. Al parecer, el Capitán del navío había sido acusado injustamente, y antes de que lo llevasen al cadalso le dijo a su hijo Rodrigo Silva que la única persona que podría exculparle era el Piloto con quien navegaba. De forma que Rodrigo se hace el propósito de lograr restauración del honor de su padre. Por otro lado, como su padre había sido Capitán de la Armada Real, la Casa de la Contratación de Sevilla se hizo cargo de los gastos económicos de la carrera de cartógrafo de Rodrigo. Desde la nueva capital de Madrid, el muy Católico Felipe II, siempre buscando expandir sus dominios, y siempre buscando cómo llenar su maltrecha bolsa, pone su objetivo en China. Ahora bien, como este es un país muy misterioso y del cual llegan escasos informes, decide enviar a Rodrigo Silva como representante personal.

Jesus Maeso de la Torre es autor de las novelas Al-Gazal, Tartessos, El Papa Luna, La Piedra del Destino, El sello del algebrista, El lazo púrpura de Jerusalén, La cúpula del mundo y En una tierra libre entre otras.

jueves, junio 10, 2021

La inquisición y la fabricante de abanicos - Rikki Ducornet

La Inquisición y la fabricante de abanicos de Rikki Ducornet

Este libro, que tiene únicamente 193 páginas, comienza así “los abanicos son como los muslos de una mujer: se abren y se cierran. Un buen abanico se abre con un golpe de muñeca. Crea su propio clima … una brisa suave que no llega a despeinar el cabello” En la Revolución Francesa se le abre un Proceso a una fabricante de abanicos de nombre Gabrielle, la cual ilustra con motivos pornográficos varios abanicos para el ya Condenado Marqués de Sade. Igualmente, ambos deciden escribir un libro sobre las masacres y abusos de la Inquisición – esta vez la Española – en la Conquista de América. 

Me gusta poco del libro este, quizá la cubierta de 1878, y un pasaje sobre el Marqués de Sade que hace referencia jocosamente a cómo pudo nacer. Mi culeante padre, calentándose las pelotas en un burdel, comenzó a cavilar que necesitaba un hijo para fortalecer su linaje, animar su ojo, estimular su corazón y proveer su bolsillo en su decrepitud. De ese modo, al igual que Minerva, fue mi destino fatal nacer del pensamiento, virar desde el cerebro de mi padre a su oreja y de allí al trasero de una furcia. Tal prodigio fue él capaz de completar, pues yo no era más grande que un gramo de pimienta. Él me introdujo en su caja de rapé y me llevó a presencia de mi madre, quien abandonó sus Padrenuestros el tiempo necesario para cubrir mi desnudez con una cáscara de guisante.

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