A unos
cinco Km en línea recta de donde teníamos el chalet había un
pueblo llamado Soneja (la burra vieja), por cierto que a un
escupiñajo verde de Soneja lanzao así de canto como muy
“psicodelicadamente” está otro pueblo llamado Sot de Ferrer con
un Calvario muy pintoresco que va subiendo en zigzag a una colina
hasta alanzar su cima. Pero volvemos a Soneja (la burra vieja), en el
pueblo vivía una amiga de la familia que me cuidaba de pequeño y
con quien he compartido un bocadillo de tortilla comiéndolo sentado
en sus rodillas, empezando ella por un lado y yo por el otro. Desde
luego yo era un enanito entonces, y siempre que me ve me hace algún
flan o algo por el estilo. Actualmente, aunque conserva su casita de
Soneja (la burra vieja), se ha trasladado a vivir cerca de la playa
por problemas de salud, ya que ese ambiente es mucho mejor para sus
pulmones. Ahora recuerdo que en una de mis caminatas, que por cierto
duraban lo suyo; yo solía salir todo estirao y más gallito que
ninguno, ¡menudo era yo! y volvía dando tumbos a derecha e
izquierda del camino y no sabiendo muy bien por donde iba de lo
derrengado que venía. Bien, ya he dicho que Soneja (la burra vieja)
está a unos cinco km en línea recta de donde estábamos, pero en
línea recta, que los caminos no suelen ser muy rectilíneos.
Fácilmente te puedes hacer diez km en camino donde hay cinco sobre
el mapa usando regla y compás.
Ese día
en concreto hacía un sol de mil demonios. Me había comprado unas
gorras estilo cazador, pero va y me las olvidé encima del piano
luego de dar mi clase semanal con la Señorita Rottenmeier,
después de todo tengo una
vecina que se llama Clara. Vamos,
que iba con la cocorota al aire, afortunadamente tengo una buena
pelambrera, pero naturalmente al final de la jornada estaba pidiendo
a gritos algo de aire porque ya parecía un calefactor. En eso,
llegué a las estribaciones de una montañita baja con el nombre de
Corgojosa. Allí el antiguo dueño de la Masía del Coronel intentó
asfaltar la totalidad de un camino que va desde la actual
Autovía A23, anteriormente la Carretera Nacional Teruel-Sagunto en
la zona de Soneja (la burra vieja)(gasolinera el Juncal o Juncar no
recuerdo bien). Bueno, iba asfaltando el muchachito tan feliz cuando
van los malotes de la Conselleria y no se les ocurre nada más que
decirle eso de “¡quieto parao, espacio protegido!” y al
pobrecito no le queda otra que recoger trastos y dejar el camino a
medio asfaltar. Precisamente allí en la Corgojosa me encontré unas
losas planas y lisas, probablemente de pizarra, que igual estaba
previsto construir algo con ellas … antes de la Conselleria claro.
La cuestión es que después del día del caloret que habíamos
pasado se habían recalentado un montón. Me recosté un momentito
apenas en una de ellas, pero con el tostón que ya llevaba, pues me
dormí. Cuando por fin abrí los ojos, je, estaba más oscuro por
momentos. Pensé un poco, a veces lo hacía lo digo de verdad. La
cuestión es que estaba más cerca de Soneja (la burra vieja) que del
chalet, así que hacia allá que me fui.
Luego
me contaron mis padres que cuando me dormí en la Corgojosa, fueron
de aquí para allá, movilizaron a todo el mundo mundial, llamaron a
la Policía … aunque desde luego era para preocuparse dado que yo
soy Epiléptico.
Cuando
tenía apenas 11 añitos ya había tenido lugar un precedente por el
estilo. En aquella época vivía yo en casa de mi abuela en el Grao,
y no recuerdo ahora porqué pero me encabrité, tuve una pataleta con
mi madre de campeonato, me caldeé y le arreé una bofetada a la
pobre de Hi Definition. Lo siguiente que puedo recordar es que mi
padre me hizo viajar hasta la puerta sin escalas, de donde me levanté
zumbándome los oídos y medio turulato. Después de eso, salí a la
calle casi a la carrera por la imperdonable injusticia en que se me
colocaba. Para salir de la Ciudad fui por la Calle de la Reina, luego
la Av. Mediterráneo hasta el Mercado del Cabanyal y finalmente tiré
directo por Blasco Ibáñez hasta llegar a la Carretera de Barcelona.
Una vez en esa Autovía, continué paralelamente a ella donde había
unas huertas, de manera que durante un tiempo fui saltando de huerta
en huerta. Más adelante, lo típico, me encontré con las vías de
cercanías entre los distintos pueblos cercanos a la Ciudad y las
seguí hacia el Norte por pueblos como Massalfasar, El Puig …
Entonces recordé que siempre me habían llamado la atención unos
camiones en los que ponía SCANIA y que precisamente por allí tenían
las naves donde hacían carga y descarga. Simplemente me acerqué
allá a dotorear. Desde luego durante la noche estaba todo mucho más
cambiado de cuando pasábamos con el coche a plena luz del día. El
motivo por el cual me había llamado la atención estos camiones era
que de nano había leído un tebeo patrocinado por la Generalitat
donde aparecía un pueblo procedente de la antigua Liria prerromana
llamado Sicania y que no hay que confundir con los Siculos de
Sicilia. Bien, mi intención era ………………… no sabía muy
bien cual era mi intención, la cuestión es que mi aventura nocturna
acabó ahí unilateralmente y sin que tuviese nada que ver la poli ni
mis padres ni nadie ni nada espectacular, ya que simplemente di media
vuelta.