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miércoles, mayo 04, 2022

Leche ... ¡¡¡ de vaca !!!

 

Hoy se me ha acabado la leche (de vaca !!!) y le he dicho a mi media costilla que me hiciera el favor de tirar el envase. Ahora bien, en mi familia somos séis personas: primero estamos mi mujer Patricia y yo, luego vienen las niñas Elisa y Nuria y todos tomamos leche entera, pero también está mi madre Engracia (a la que nos costó un rato largo arrancar de su casa aunque ya no podía valerse por sí sola y ella lo sabía de sobra) que la toma desnatada, y nuestro hijo Quique que le ha dado por tomar … tachan, tachan, que resuenen los clarines y retumben los tambores, leche de avena. Sólo se nos había acabado la leche entera y la desnatada, de la de avena aún quedaba, poca pero quedaba. Por tanto, le comenté también que debía reciclar los envases tirando, uno en el contenedor para los envases de leche entera, y el otro para envases de leche desnatada, de cajón (y he dicho cajón, no … lo otro). Pero son muchos años ya uno al lado de la otra, que aún recuerdo cuando nos casamos en una pequeña iglesia marinera de la playa llamada Iglesia de la Buena Guía, que los invitados tuvieron que ponerse fuera porque todos dentro de la iglesia no cabíamos, y cuando miro a los ojos de mi Patricia sé cuando ha hecho algo mal. En definitiva, cuando entró y me miró a la cara con una expresión que parecía que fuese estreñida, tuve claro que se había equivocado de contenedor y se había dado cuenta a toro pasado y había tirado el brick de leche entera en el contenedor de la desnatada, de manera que seguro que había condenado a la familia, la Policía del Reciclaje entraría a saco en casa y nos cortaría las orejas por ser unos herejes antisociales y tendríamos suerte si no nos metían en un campo de concentración en Almería para que nos asáramos bajo un sol de justicia. Aunque quizá ahora la tontería esa de Quique por la leche de avena y su última novia vegana radical ayudaran algo. Y la amiga de Patricia que era Abogada, y además de ese grupo ecologista que sale tanto por TV tal vez echasen también una mano, quien sabe? A lo mejor la cosa no se ponía tan mal y se quedaba en unas multas ... 

 

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miércoles, abril 27, 2022

Will Cipher

 

Al lío. Hace unas semanas nos dieron la paliza con la bofetada de Will Smith al cómico ese cuyo nombre no recuerdo en este instante instantáneo. Fue un tortazo impactante, tan superlativo como la nariz del poema de Quevedo pero con menos caché. Yo creo que el cómico notaría la ventolera que arrastraba el brazo del que Es leyenda hasta el gran cachete. Claro que estamos hablando del mundillo de Holliwood, y también es posible que interpretasen el hostión y que previamente se hubiese acordado la escenita entre "I'll be a blacksmith" y "The christian stone". Últimamente ha habido otra noticia en el sentido que ese cómico ha ascendido en popularidad, así que es muy posible que se haya escenificado todo el follón, o no, ¿quien sabe? Lo que también es posible, no lo que es seguro, es que esto ya se ha dicho en alguna parte, porque han habido tantos comentarios al respecto, se ha hablado tanto de lo de Smat!, perdón de Smith que es bastante improbable que no sea de esa forma y manera.

 

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sábado, abril 16, 2022

Buscando a Lugh desesperadamente 2

 

A la mañana siguiente me puse de camino hacia Akragas siguiendo la playa con la única compañía de unos frutos secos que me habían dado en Gela “para que comas algo que estás muy flaca y así no encontrarás marido”, palabras textuales de la mujer del pueblo que me los había ofrecido, lo juro por Cipris. Al llegar a la ciudad, lo primero que hice fue meterme de cabeza en el Mercado que no había que buscarlo puesto que el bullicio de la multitud lo hacía perfectamente detectable. Una vez allí, compré unas gallinas para ofertar a la divinidad en mi consulta del enigma que se me había planteado en Gela. Me encaminé al Templo de Castor y Polux para que los sacerdotes intentasen descifrar las palabras del viejo adivino. Comparado con los demás, ese era un templo pequeño, pero tenía cierta fama y por eso lo escogí. Lo bueno es que no tuve que esperar apenas, ya que había poca gente haciendo ofrendas. Cuando me tocó el turno y dije lo que quería, me preguntaron si por casualidad el adivino que me había formulado la predicción se llamaba Tanatos. Evidentemente, dije que no lo sabía pero se lo describí con precisión, y casi antes de que hubiera terminado esa descripción el sacerdote se dio una fuerte palmada mano contra mano y me dijo que sí, que efectivamente ese era el pordiosero, desgraciado, miserable, y no se cuantas lindezas más dijo de Tanatos. Dijo además que ese adivino era tan malnacido que hasta su madre había renegado de él y le había puesto el mismo nombre del dios de la muerte. Se notaba que había mucha animosidad y no había que ser un lince para adivinar el motivo. Ya que Tanatos era un adivino ambulante y hace la competencia a los que hay en los templos. Desde luego, en los templos habrá mucha más información que se podrá obtener en las bibliotecas de los mismos. Pero en cambio Tanatos posee movilidad y eso los sacerdotes lo verán como una competencia desleal. De todas maneras, me dijo que repitiera sus palabras una a una. Y así lo hice, que Tanatos me dijo que cogiera un barco con el destino a Akragas ya que debía viajar a donde estaba “el artesano de las mil artes”. Después de eso, no me miró extrañado, ni me pidió que repitiera la frase, ni nada de nada, solo entró en una cámara supongo que para consultar con alguien o algo, porque no despegó los labios. Tardó más de tres horas en el interior. Como allí había un banco y yo estaba cansada de la caminata y todo lo que había deambulado me dije, a roncar. Y me puse a dormir debajo de un mosaico de Zeus y Leda en una especie de jardín. De repente en mi sueño noté como un pequeño temblor de tierra y como éste fue subiendo de intensidad. Para mi sorpresa, cuando abrí los ojos comprobé que el temblor no era tal, si no el sacerdote sacudiendo mi hombro para despertarme. Su cara era bondadosa, se ve que ya se había olvidado de su enfado con Tanatos, eso o se había comido una de mis gallinas. Cuando ya me despabilé me dijo “He consultado largamente con la divinidad y parece que existen unos Bárbaros en el Norte, sobre todo en Iberia - en el interior - y en la Galia llamados Celtas, que adoran a un dios llamado Lugh, también llamado El Artesano de las Mil Artes” “¿Cómo Hefestos?” - Pregunté. Me miró como si le hubiera abofeteado. “Son Bárbaros, por tanto sus dioses también son Bárbaros, no Civilizados como los griegos” - aseguró. Yo no quise discutir, naturalmente, no quise hacerle ver que sus dioses eran tan civilizados que se envenenaban unos a otros, se acostaban entre hermanos y se comían a sus hijos. Solamente me quedé con lo que me había dicho del dios Lugh. Habría que ir o a Iberia o a la Galia. Mi madre era Turdetana, o eso me dijeron, así que mejor ir a Iberia. Pero antes de marcharme lo que quería era visitar el Templo de Zeus Olímpico que era uno de los más grandes de todo el mundo griego y venían a verlo de todas partes del Mesogeios Thalassa. Era tan grande que parecía que no fuesen a acabarlo nunca. Antes de abandonar el Templo de Castor y Polux el sacerdote me indicó, supongo que deseoso de borrar la mala impresión que pudiera haber causado en su visitante extranjera, que el puerto de Akragas estaba algo alejado de la Ciudad, pero que al Sur había un barrio marinero donde generalmente se reunían los capitanes, sus navegantes y los oficiales en general, y donde podría hacer los negocios previos tales como contratar un barco, una tripulación y concertar un destino. Me acerqué al barrio marinero y enseguida vi un mesón que destacaba porque estaba profusamente iluminado, irradiaba calor y se escuchaba rumor de risas que oscilaba de tono subiendo y bajando como la marea, muy propio. Cuando estuve prácticamente delante y pude leer el letrero de encima de la puerta, no pude reprimir una sonrisa: “La almeja alegre”. Al entrar pude ver una serie de hombres sonrientes y de rostro rubicundo que orbitaban alrededor de otro algo más grueso sentado en una mesa baja que tenía sentada en sus rodillas a una mujer, y qué mujer. ¿Las almejas tienen perlas? las ostras sí, eso lo sé, pero las almejas no tengo ni zorra. Ahora bien, si la respuesta es que sí, esta almeja ya tenía su perla. Sea como sea, ya sabía a quien dirigirme para mi viaje. Al que tenía encima una perla.

 

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Buscando a Lugh desesperadamente 3

El capitán - porque era un capitán de barco - con la Perla en las rodillas se llamaba Eulo. Era de Atenas y se sentía muy orgulloso de ello, siempre estaba hablando de su gloriosa ciudad, de Teseo, del Minotauro que venció y del hilo de Ariadna. Su barco era El Victoria de Teseo, y después de mucho hablar sin lograr que desbancase de sus rodillas a la Perla que seguía allí ronroneando y haciendo carantoñas al capitán, conseguí un pasaje en la bodega del barco a precio módico, ya que no tenía mucho para gastar y no estaba dispuesta a subirme a sus rodillas a ronronear, eso se lo dejaba a la Perla. Bueno, conseguí un pasaje hacia la costa de Iberia, ya que el capitán tenía tratos comerciales en algunos puertos de la misma. Dijo que partiría en tres jornadas, y lo mejor sería que me alojara mientras tanto en un cuartucho de la planta superior del mesón, porque partirían cuando todo estuviera aún obscuro como la boca de un lobo para aprovechar la marea, y ellos se alojaban en el mismo mesón. Primero fuimos hacia el Sur y de vuelta a África. Salimos tal como dijo muy temprano y sorprendentemente no tuvimos una travesía muy accidentada aunque fuimos directamente y sin costear, afrontando el mar abierto. Pero hubo suerte con el tiempo y parece ser que ningún dios quiso hacer travesuras con la nave ni con nosotros. Nuestro primer destino allí fue un floreciente asentamiento púnico llamado Útica cercano a Cartago y donde estuvimos poco, Eulo hizo unos tratos comerciales fructíferos, pero pese a todo me dio tiempo a visitar su anfiteatro conocido en toda África, ya que había sido capital de esa provincia cartaginesa. Luego hubimos de costear algún tiempo hasta el puerto fenicio con el bromista nombre de Lol. De allí marchamos a una ya decadente Rusadir (actual Melilla) desde donde cruzamos a Iberia, concretamente a Malaka que comenzaba a denominarse Malaca o Malacca en los escritos, porque un pueblo de pastores y labriegos llamados Romanos comenzaba a dominar también los mares, claro que todos creían que su dominación probablemente no llegaría muy lejos, algo así como con la candidatura de Trump para la Presidencia de USA, no llegó muy lejos tampoco. En esa Malaka, Eulo tenía algunos conocidos y estuvimos hasta el día siguiente en puerto, de manera que todos bajamos a estirar las piernas. Era una ciudad muy glande y yo no quería perderme en ella. Se notaba que generalmente hacía calor y la gente solía caminar rápido pero con poca ropa, usualmente túnicas vaporosas y lienzos finos. La Perla estaba en su jugo, y como yo venía del Norte de África me encontraba como en casa. Pero no quería distraerme de mi propósito, y tras dar una vuelta por el puerto y visitar el Santuario de Baal Hammon, volví al Victoria de Teseo a esperar al capitán. A la mañana siguiente salimos hacia Akra Leuké (que por cierto estaba muy militarizado), adonde llegamos en poco tiempo. Y donde finalmente desembarqué. Me despedí del capitán Eulo, de la Perla y de toda la tripulación y continué con mi versión de Buscando a Lugh desesperadamente. Akra Leuké era una montaña escarpada y resplandeciente. En ella me dirigí a la cima al Santuario de la Diosa Tanit a presentar mis respetos a la diosa que nunca está de más. Y debió de surtir cierto efecto, porque al salir del Templo me topé con quien en un principio creí que era uno de esos charlatanes que se colocan en sus escalinatas en busca de incautos y su bolsa de monedas. Parece ser que era amigo de un sacerdote, de cuyo nombre no quiso acordarse, que le sopló mi búsqueda desesperada del dios Lugh y mis preguntas a Tanit sobre dónde encontrarlo. Me dijo que Tanit misma había hecho que nuestros caminos se cruzasen. Recitó tras un largo viaje hacia el Norte y después hacia las tierras donde se pone el Sol, en el territorio de un pueblo llamado Olcades, hay una ciudad llamada Ercávica. Allí encontrarás al dios Lugh, “el artesano”. Para ir hasta allí necesitas un guía. Tienes que bajar al barrio iberio, buscas una casa con un escorpión sobre la entrada, entras y dices que vas de parte de DÚ. La persona que vive allí es el mejor guía que podías encontrar, y al decir que vas de mi parte te tratará mejor que a cualquier otra persona, y de esa forma podrás negociar de forma más distendida.

 

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Buscando a Lugh desesperadamente 4

 

En la casa con el escorpión vivía Anteris. Se trataba de un Lacedemonio enjuto de ojos grises y patas de araña. Al principio, olvidé lo de ir de parte de Dú, solamente le pregunté sobre la posibilidad de alcanzar las tierras de los Olcades, y comenzó diciendo lo típico para encarecer el viaje: que era muy largo, que era muy complicado de llegar al destino, que para llegar había que contratar a más gente que le ayudara o ayudase, que nos encontraríamos con otros pueblos que crearían dificultades, que había que tener cuidado porque últimamente los cartagineses estaban en lucha con los Contesanos y eso nos podría cortar el paso ... entonces recordé lo de Dú, dije que iba de su parte, y todo cambió de golpe. Lo primero es que me ofreció la sal de bienvenida que me tenía que haber ofrecido en un principio, y luego todo fueron facilidades a lo que le había preguntado. Me dijo que efectivamente se podía alcanzar fácilmente la tierra de los Olcades. Que estaba bastante al Norte, pero se podía. Y entonces precisé que donde quería ir era a una ciudad de ese territorio llamada Ercávica. Caviló unos segundos, y luego me dijo que lo único malo es que Ercávica era la ciudad más alejada de los Olcades. Le comenté que Dú me había dicho que estaba a muchas Parasangas, unas 55 o tal vez a más de Akra Leuké. Acordamos salir del Norte de la ciudad pasadas siete Jornadas, por la mañana temprano cuando saliese Helios del mar, ya que tenía algunos trabajitos que hacer. También acordamos que el pago se realizaría al terminar la travesía en Ercávica. Y no, no sería pago en especie; no quiero que las patas de araña de Anteris recorran mi cuerpecito de ninfa, aunque ya sé que tengo poca … presencia. Y si encima Anteris se lo dice a su amigote Oberis, con lo relleno que está, me aplasta. Y está el amigo perruno de Oberis, Idearis, y yo con animalitos no gracias, hay que dejarlos crecer. Como había time, fuime a dar un voltio por la vecina Portus Ilicitanus una colonia que habían fundado los que pretendían ser los nuevos señores del mar a darme un garbeo por su zona comercial.

Cuando llegó el día señalado, partimos hacia el Norte. Íbamos Anteris, un amigo suyo cabrero para más señas y yo. Llevábamos poco equipaje, excepto agua en abundancia que trasportábamos a lomos de un burro que descubrimos con desagrado que era el más terco que he visto, ya que en más de una ocasión se nos paró en seco, costándonos un mundo el volverlo a poner en marcha. Quizá como Platero era un burro tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, pero era asaz “cabota” (cabezota) a fe mía. Desde luego, podíamos haber llevado también algo de pan élfico, pero no era el caso. Dado que la distancia hasta Ercávica era bastante larga, teníamos previsto hacer dos paradas antes de finalizar el trayecto. Primero, aún el territorio contesano, queríamos detenernos en El Salt cerca de lo que en el S. XIII sería Alchoy (actual Alcoi), que no tiene nada que ver con el diccionario de Valenciano, sino que es un asentamiento antiquísimo que ya daba algunas muestras de decadencia. Ya en tierras de los Olcades, queríamos detenernos en un asentamiento Romano de reciente construcción llamado Noheda. Y de Noheda ya directamente iríamos a Ercávica. Y cuando finalmente llegamos a Ercávica, fue cuando me llevé una desilusión. Los Romanos habían llegado y habían reconstruido la ciudad desde cero a su manera. Hay que reconocer que les ha quedado muy bonita, con las típicas termas y toda la cantada, pero yo había hecho un viaje muuuy largo y gastado lo poco que tenía para llegar a una ciudad celta y me encuentro con que esa ciudad ya no existe y en su lugar hay una romana. Para cortarse ….. un tit. 

 

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Buscando a Lugh desesperadamente 5

 

Yo andaba cabizbaja y sin saber qué hacer, cuando se me acerca un romano togado y tímidamente me dirige la palabra. “Salve, mi nombre es Tito Sempronio Nigrino y soy de Roma, mi padre era Tito Sempronio Nigro, General de Roma, destacado en Sicilia, y soy el Administrador de las Termas de la Villa de Ercávica, tal vez te interesaría visitarla”. Me llevó a una construcción con escasa luz para ser un edificio con ese tipo de servicios. La cuestión es que sin comprometerse dado que me encontraba ante un funcionario público, me dio a entender que a pesar de que las termas de Ercávica funcionaban como tales, también ofrecían otro tipo de servicios aunque sin especificar de qué tipo. La oscuridad del local me indicaba que esos servicios necesitarían ocultarse a ojos indiscretos. Tal vez serían orgías sexuales, pero en una sociedad como la romana con tantos prejuicios al respecto, solo los muy potentados o poderosos podrían permitirse algo así: para ofrecer orgías a menudo era necesario poseer pasta y tener una posición de autoridad. Por otro lado, Roma era famosa por su liberalidad religiosa, en la capital se daban cita numerosas religiones y sectas y todas podían ejercer libremente su culto. Lo que sí es cierto es que en los territorios conquistados se iba sustituyendo paulatinamente a los dioses locales. Imaginemos que un grupo de ciudadanos estuviera en contra de la política religiosa de Ercávica y quisiese “conservar” el culto a algunos dioses antiguos celtas, esto evidentemente tendría que llevarse en secreto y ocultamente. Y finalmente observar la mirada un tanto bobalicona, eso es verdad, pero el mentón firme, pronunciado y lleno de decisión de Tito Sempronio me indicó que posiblemente había encontrado a Lugh después de todo.

Buscando a Lugh desesperadamente

 

Me estoy leyendo El Tirano de Valerio Massimo Manfredi que trata de Dionisio I de Siracusa y eso me ha hecho escribir este relato en el que aparece otro tirano. Antes que nada quiero decir algo. El siguiente relato está dividido en 5 partes y al final de las 4 primeras hay un enlace a la siguiente.

Definitivamente puedo decir con orgullo que soy de la tribu de los Nasamones. No nací aquí sabéis? Simplemente me han acogido. Por supuesto, hubo numerosas opiniones encontradas pero la decisión ya es unánime afortunadamente para mi. En un principio, Dios creó el Cielo y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas …, perdón, es que últimamente he acudido mucho a misa; en un principio yo nací algo más hacia Occidente, en las tierras de los Amaziges (ⵉⵎⴰⵣⵉⵖⴻⵏ), cerca de la antigua Cartago, mi nombre es An-teet, hija de Funee y de Ush. Pero cuando el tirano de Siracusa Agatocles atacó nuestra aldea no pudo hacerle frente nadie a su ejército de hoplitas helenos, y solo algunos que estábamos fuera de la aldea por un motivo u otro conseguimos huir, yo fui hacia el hacia el Este, acabando en la ya mencionada tribu nómada de los Nasamones.

Personalmente soy una viajera muy inquieta, los pocos recuerdos que guardo de mi precipitada infancia son de mi madre llamándome “culo de mal asiento” al ver que no paraba quieta en un mismo sitio mucho tiempo. Ya de pequeña nunca veía la hora de llegar a casa cuando caía el sol, siempre iba a casa de mis tíos, en una aldea cercana siguiendo la línea de la costa. O a la pequeña cabaña de un mercader amigo de la familia que podía divisarse junto a unos montículos de la zona del interior. Como era una persona que siempre iba de un lugar a otro para realizar sus pequeños trueques, me hablaba constantemente de los sitios que visitaba y de la gente que conocía, y claro yo le escuchaba embelesada. Entonces inesperadamente los que atacaron fueron los egipcios y todo se descontroló.

Por segunda vez tuvimos que huir. El que pudo salió por pies, aunque lo hizo en desbandada y sin ninguna organización previa ya que nos tomaron totalmente desprevenidos. Nadie se imaginaba un ataque así por parte de Egipto. Irónicamente, yo partí hacia Sicilia donde estaba la ciudad de Siracusa y Agatocles, pero el barco que tomé tenía ese destino y no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde. Afortunadamente y como ya sabéis Sicilia tiene forma triangular y en la parte Oeste de la Isla está Siracusa acercándose bastante a mi querida costa africana, yo fui a parar a la costa de abajo de ella, en la parte Sur, no a la zona más alejada de Siracusa, pero estaba lo suficiente lejos para estar tranquila. El destino de mi barco fue la ciudad portuaria de Gela. La mayoría de los habitantes de la ciudad estaban en esos momentos en contra de todo lo que sonase a Siracusa, ya que Gela había sido recientemente invadida por esa ciudad, así que en la medida de lo posible nos echaron una mano para salir del apuro momentáneo, nos acogieron en sus casas y nos reconfortaron después del ajetreado viaje. Naturalmente el capitán del barco que nos llevó a Gela nos había dicho claramente que nos había sacado de la costa africana pero que no estaba dispuesto a arriesgarse más. De forma que tras descansar un poco, los refugiados africanos nos reunimos para determinar qué hacer a partir de ese momento. La mayoría estaba dispuesta a probar suerte con un explorador élimo que nos habían recomendado los lugareños. Nos habían dicho que se conocía todos los caminos de cabras laberínticos del interior de la isla y que con él estaríamos seguros para eludir las patrullas siracusanas. Yo no las tenía todas conmigo. El élimo olía raro y además, será una tontería pero tenía los ojos demasiado cerca de la nariz y eso es algo que me da grima. Otra cosa que no me gustó, es que clavó la mirada en mi y me hizo sentir trasparente. Y no por nada sexual, soy consciente que mi busto es más plano que la flauta del dios Pan, pero me hizo sentir incómoda. Entonces se dejó oír la voz de un anciano, que debía ser uno de los fundadores de la ciudad por los años que tenía y seguro que entonces ya había cumplido unos cuantos años, pero que nos dijeron que era un adivino ambulante muy respetado en la zona. Dijo que también podíamos seguir la línea de la playa hasta la ciudad de Akragas (la actual Agrigento) que tenía un puerto muy concurrido y coger un barco desde allí ya que yo debería viajar a donde estáel artesano de las mil artesy dijo esto mirándome directamente a moi, y lo ratifico, dijo “el artesano de las mil artes” así tal cómo suena. Yo opté por Akragas e intentar descifrar el jeroglífico del viejo adivino.

  

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