Yapigios 8 - Parte 2

 

Pasamos unos días en Arshi, pero habiendo cumplido nuestro objetivo de haber encontrado el caballo dorado era hora de preparar el camino de vuelta. De forma que nos sentamos con Gian y con la familia con la que estábamos y guiándonos por su conocimiento de la zona trazamos una ruta hasta Kophes hasta el Oceáno Hircanio.

El primer paso que teníamos que dar era sencillo ya que era simplemente desandar lo hecho en el último tramo de nuestra ida. Teníamos que bajar hasta Harappa y sus murallas, luego continuar hasta Derawar que ofrece su agua a los caminantes del Desierto de Cholistán y finalmente pasar junto a Larkana. Luego ya viene Kophes y empieza el viajecito de verdad. Y efectivamente se llegó a Kophes sin ningún contratiempo, llevando unas mulas de carga para las cosas de los viajeros y al caballo dorado atado a una cuerda lo llevaba mi humilde persona, ya que finalmente volví con el grupo después de haber cedido a mis pretensiones de que el caballo se quedara en Arshi. En Kophes hicimos alto en una fonda donde preguntamos si salía dentro de poco alguna caravana rumbo al Océano Hircanio. Nos dijeron que efectivamente había una que lo rodeaba por el sur, de forma que pasamos los días visitando los bazares y los templos de Ahura Mazda, mira tengo una amiga que se llama Magda. Por fin salió nuestra caravana. No era una caravana muy grande aunque sí bastante heterogénea, no era como el tapón de coches que se forma en las ciudades los fines de semana. Nuestra primera parada era la ciudad de Hariova famosa por su abundancia de cereales, de la que nos dijeron que el nombre de su río se traducía por "con velocidad", así que mejor no caer dentro. De ahí, marchamos a Varkana (la Hircania griega, los griegos identificaron una ciudad con toda una región supongo que porque hubo algún mercader griego que compraba allí alfombras, no sé). Y casi inmediatamente sin detenernos a ver el aeropuerto internacional de Varkana nos fuimos a la ciudad portuaria de Sari, donde nos separamos de la caravana y buscamos cómo surcar en diagonal el Océano Hircanio hasta el puerto de la amurallada Derbent. Tras mucho buscar, encontramos a un pescador de la zona que salía periódicamente de pesca a unas cuantas islas de este mar interior. Había que perder bastante tiempo, ya que iba de isla a isla y tiro porque me toca, pero no teníamos mucha prisa y era una buena forma de cruzar hasta Derbent. Bien, fuimos al puerto a buscar la barca con que hacernos a la mar y enfilamos hacia la derecha. La primera isla que iba a visitar se llamaba Ogurja. No nos costó mucho llegar a ella ya que no estaba muy lejos y no fue una travesía muy tormentosa aunque sí bastante fría desde luego. Era una isla alargada y estrecha y allí tenía una especie de caseta de donde recogió sus útiles de pesca y enseguida nos fuimos a nuestro próximo destino. Se ve que el pescador allí solo recogía sus cosas. Cruzamos a la otra orilla del mar, parecía que unos jugadores enormes estuviesen jugando con nosotros y arrojándonos de un lado a otro de un tablero de juego. La siguiente isla se llamaba Nargin y allí sí que iba de pesca, sobre todo de pesca del Esturión. Tenía bastante paciencia para la pesca, de forma que tocaba echar una cabezada. Éramos 5 en una barquita no muy grande, pero nos arreglamos como pudimos y a dormir como ceporros. De allí fuimos a la gran isla de Bulla (no, no insistáis que no pienso hacer el chiste de que en esa isla metió mogollón de bulla) donde nuestro pescador no tuvo demasiada suerte, quizá por los depósitos de gas y a la contaminación por hidrocarburos. De manera que fuimos a la arenosa isla de Vulf, donde lo juro por la divina Tetis y sabéis de sobras que Tetis es una ninfa marina y una Nereida, nos saludaron unas simpáticas Focas. Después de echar un tiempo las redes, fuimos costeando y contorneando la Peninsula de Absheron o "lugar de agua salada" hasta dar con la isla de Pirallahi. En la isla se los pirados que tiene forma como de hueso, otra vez se puso a pescar lo que nos desesperó considerablemente, pero nos consolamos con el hecho de que luego ya nos iba a desembarcar en Derbent que estaba algo más al norte en esta misma costa, y él volvía a cambiar a la acera de enfrente a probar suerte en un grupo de islotes llamado Tyuleniy .










Desde Derbent nos adentramos a pecho descubierto por tierra formando una especie de V en cuyo vértice inferior encontramos la ciudad de Kirovakan que sería nuestro próximo destino. Kirovakan fue un sitio solo de paso y saldríamos de ella hacia Cutatisium a orillas del río Fasis. En Cutatisium había que contratar un barco que bajara por el río Fasis, navegar el poco trecho que había entre la ciudad y el Ponto Euxino, costear el mar, cruzar el Vosporos y el Helesponto y llegar a Atenas. Pero me refiero a un barco de verdad, no a la barquita del Océano Hircanio, si bien de poco calado para que pudiese bajar por el río. 

 

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