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domingo, febrero 04, 2024

Yapigios 10 - parte 2

 

En lo particular, se decidió acudir al templo a orar. Yo había estado en el extranjero demasiado tiempo, y no caí en lo que implicaba una visita al templo de la ciudad hasta que no fue demasiado tarde.

En la religión griega, no se puede entrar en un santuario, donde se adora al dios si uno no se ha purificado antes. Evidentemente tuvimos que lavarnos y fregarnos bien en cuanto los sacerdotes se enteraron que veníamos con un caballo, y más después de un viaje por medio mundo mundial. En cuanto vi el agua, mi piel adquirió el tinte amarillento que tenía la de nuestro amigo oriental Qiang. Pero no podía salir de allí, así que decidí que ya que íbamos a lavarnos, mejor acabar cuanto antes. En cuanto a los humanos, no problemo. El agua salió negra después de correr por nuestros cuerpos, pero nada más. Pero cuando un servicial sacerdote le tiró un cubo enorme de agua a nuestro Xanthus particular, y este relinchó por lo fría que estaba, lo que salió fue agua con tinte dorado y se descubrió el pastel. Todos se quedaron mirando alternativamente al caballo que ya era un Bayard normal y no un Silver Blaze y al río dorado oscuro que escapaba hacia el desagüe del templo. Finalmente, los ojos de todos los asistentes se fijaron en mi poco humilde persona que en esos momentos intentaba esconderme en mi propia sombra. Jmag me escrutó con sus ojos de búho, tamborileó con sus dedos pulgar e índice en sus muslos mientras avanzaba unos pasos hacia mi y me preguntó "bueno Gjoan, explícate" "Pues no hay mucho qué decir. Di el cambiazo en Arshi. Un amigo herrero de Gian tenía un caballo similar al dorado, solo tenía un defecto en una pata izquierda y se resentía si se montaba demasiado seguido, pero como era yo quien lo guiaba podía decidir llevarlo casi todo el viaje de la rienda y así no lo habéis notado". "No, si debió extrañarme que cedieses el venir con nosotros y traer el caballo cuando era evidente que lo que querías era dejarlo con los uigur. Entonces, nuestro caballo dorado está allá no?" "Pues sí y lo cuidarán de fábula, yo solo le añadí al otro una capa de tintura dorada que encontró Gian el aquel depósito del Lop Nor" "Tienes al menos algo? alguna lámina, algún tapiz, algún grabado en una tira seca de ganado del caballo dorado? te conozco Gjoan, y sé que habrás 'tomado prestada' cualquier cosa de aquel depósito del Lop Nor" "bueno - dije sacándome una placa de debajo de la camisa y tendiéndoselas - conseguí sacar estas placas" "menos es nada - rezongó Jmag arrebatándomelas -".



Bizancio


Cuando los ánimos se calmaron, nos hicimos de nuevo a la mar rumbo a la isla de Proconeso, donde haríamos un breve alto en nuestro viaje antes de entrar en el Helesponto. Solo que al salir de Bizancio, unos vientos contrarios un poco más y nos arrojan a la costa opuesta del Popóntide, a la Bahía de Kios visitada por Mileto en 630 a.c. cuando fundaron la ciudad. Pero mucho tiempo después de maniobrar en círculos enfilamos hacia la isla de los corzos donde nos aprovisionamos de agua potable y luego seguimos ya camino a través del Hepesponto. El Helesponto nos costó cruzarlo mucho más que el Vosporos, ya que mide el doble, y nos detuvimos en varias ciudades. Lo hicimos en deferencia a Jmag ya que eran ciudades que salían en la Ilíada tales como Pitiea, Percote y Abido. En la costa contraria de esas ciudades está Quersoneso tracio, una península extensa en forma de calzador y de bastante anchura. Cuando alcanzamos la salida del Helesponto navegamos hacia el sur a la isla de Tenedos donde atracamos en su puerto llamado Boreal e hicimos sacrificios en el templo que erigieron los eolios a Apolo Esminteo. De allí fuimos a la isla de Lemnos, concretamente a Hefestia. "Bueno, esperemos que la tribu de tracia sintia no nos robe en esa isla" - me dijo Jmag mirándome con toda intención -, es que no hay forma que me la perdone. Y lo más jodido, porque ya nos íbamos desde Lemnos y navegábamos sin costear hasta la Grecia continental y la ciudad de Yolco en Tesalia. Lo cierto es que Yolco está envuelto por un brazo de tierra que forma el Golfo Pagasético. Como curiosidad y tirando de erudición, Jmag nos dijo que cuando la convención de Londres de 1832 declaró a Grecia como reino independiente, la frontera norte se fijó en el golfo Pagasético. Pero volvamos al Siglo V a.c., ese golfo no tenía solamente salida por el mar, hacia el sur conecta con un canal interior que deja a tu izquierda la isla de Eubea y el continente a tu derecha y llega hasta la ciudad de Chalkis.

 

 

 

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