Supositorio el alien pequeñito

 

Se llamaba Supositorio el alien pequeñito. Era un alien de los llamados multicolores tornasolados. Todos sabemos que existen los álienes verdes, los famosos grises, los estilizadamente adversos, y desde luego no se pueden dejar de lado en esta clasificación tan sumamente transcendental los álienes tornasolados. Todos los investigadores son de la opinión que los tornasolados son originarios de la Constelación del Cisne. En lo que no se ponen tan de acuerdo es en el modo en que llegaron a la tierra terráquea. Porque para más inri la Constelación del Cisne está bastante lejos, y se tardaría un montón en llegar, incluso si viniesen de paquete en una Scooter. Aunque evidentemente el caso de Supositorio el alien pequeñito les hizo ponerse de acuerdo repentinamente. No podía ser de otro modo. La declaración directa, aunque algo gangosa (todo hay que decirlo) del alien pequeñito, dada con esa voz infantil que a todos les incitaba a llevárselo a casa … claro que la monotonía de esa voz te acababa recordando que era una especie de grabadora con patas. Lo recopilaba todo en ese cuerpecito que tenía y ahí se quedaba para notificárselo después a los suyos. Así los investigadores se enteraron que Supositorio el alien pequeñito estaba tranquilamente subido a un andamio limpiándole los cristales a la luna de su planeta, cuando se le acercó un caballero preguntándole con educación si tenía fuego. Desde luego Supositorio no fumaba y así se lo indicó al buen señor. A lo que el caballero respondió encogiendo levemente los hombros con filosofía como indicando “¡ qué le vamos a hacer !” y se marchó y a su barco le llamó Libertaaad … Pero cuando se iba sonó a sus espaldas, ppprrrrroop !!! Supositorio sintió entonces un impulso tremendo. Atravesó el cristal que estaba limpiando y continuó una trayectoria recta y veloz dejando de lado estrellas y planetas en su periplo hacia el Sistema Solar con la Propulsión a Chorro que le había conferido el señor del tabaco que continuó su andar a lo Muñecas de Famosa y caminando con un periódico en la mano sin percatarse de lo que le había ocurrido a Supositorio el alien pequeñito. Antes de continuar tan solo un apunte: Supositorio no sabía donde estaba su planeta, pero sí recordaba que tenía de vecino a un cazador, que aunque atemorizaba algo a los adultos, servía para que los ancianos lo incluyesen en sus relatos y “batallitas” y para que los niños jugasen entre sus piernas. Tras haber sido lanzado al espacio, Supositorio se dijo a sí mismo que tampoco había mucho problema. Su papá le había comentado, antes de que lo metieran en la Trena por Liberad a Willy, que habían muchos peajes en el Universo, así que Supositorio creía que iría frenándose según le bajasen barrera tras barrera. Ocurrió así. Ya se podía divisar como una especie de galaxia romboidal con un total de cinco minisatélites girando a su alrededor de una forma bastante ordenada. A lo lejos pudo ver apenas a un aduanero con bigotito a lo Charles Chaplin, de no sabría decir bien qué planeta, pero con un uniforme azul y con gorra negra, y que evidentemente le bajó la barrera e inmediatamente quiso pedirle unas monedas para el peaje. Bueno, Supositorio iba a tal velocidad que atravesó la barrera dejando un boquete como el que aparece en los dibujos animados cuando el coyote persigue al correcaminos y se empotra contra algo en esa persecución dejando su silueta tras de si. Supositorio dejó al del bigotito algo tocado, pero pudo reducir su velocidad, a pesar de continuar a buen ritmo. Debió pasar unos cinco peajes o así y cuando por fin alcanzó la atmósfera terrestre viajaba solamente al ralentí. Supositorio se quedó extasiado con la visión. A todos los que ven la Tierra desde el espacio exterior les ocurre lo mismo, se quedan sin respiración cuando ven la gran extensión oceánica existente en nuestro planeta, sobre todo si en los suyos hay poca. Claro que tuvo poco tiempo para esa contemplación, las zapatillas se le empezaron a quemar literalmente, no llevaba calcetines (los tornasolados no llevan, como no sea calcetines con dibujos de pitufos y eso solo en ocasiones especiales como bodas) como digo se le empezaron a quemar cuando entró en la nuestra contaminada atmósfera. Supositorio ya estaba apunto de convertirse en una tea en llamas como la chica en llamas de los Juegos del Hambre, pero Supermán surgió de detrás de una estrella y salvó in extremis al alien pequeñito., cogiéndolo de la cintura como si fuera la cintura de Lois Lane en las Cataratas del Niágara. Pero a Supositorio se le desprendió una zapatilla que entró en combustión al contacto con la muy contaminada atmósfera terrestre ….boom, catapum, chimpum. Supermán y el alien pequeñito pronto pudieron ver que el planeta azul era ahora el planeta morenito. “Es bello a su manera” - dijo Supositorio. El hombre de acero simplemente se lo quedó mirando acusadoramente como diciéndole “¿Esto lo has hecho tú sabes figura?”. Y el alien pequeñito bajó la mirada como queriendo esconderse de su héroe malote.