Comentarios de libros, relatos fantásticos cortos (invenciones propias), algunos recuerdos y comentarios de paseos por jardines y museos
miércoles, abril 08, 2020
Salvar a Luis XVI - Anne Perry
domingo, abril 05, 2020
sábado, marzo 28, 2020
Elantris - Brandon Sanderson
sábado, marzo 14, 2020
Jardín del Chalet de Panach (Benimàmet)
viernes, marzo 06, 2020
Conspiración (Trilogía de Cicerón) de Robert Harris
lunes, marzo 02, 2020
Mascarell, Vilavella y búnqueres de la Guerra Civil de Nules
Mascarell. Por fin hemos ido a Mascarell y he podido ver cómo narices era el pueblo. La excursión era: visitar primero Mascarell y sus murallas y luego echar un vistazo a unos búnqueres de la Guerra de las Galaxias, perdón de la Guerra Civil en los alrededores de Nules. Pero nuestra guía ha tenido la idea de alterar los factores del producto (los búnqueres primero y Mascarell, ca un pa d’ell, después, no sé porqué razón, aunque evidentemente el resultado ha sido el mismo. Quizá era porque con Mascarell ya estaríamos al final de la tarde y mucho más cansados y nos importaría muy poco que en el recuento de 2017 la población no tuviera más que 211 habitantes.
Sea como sea en nuestro pequeño viajecito primero paramos a tomar algo en un bar de carretera, y nuevamente no recuerdo ni el nombre del lugar. Lo que sí recuerdo, porque resultaría difícil que se me borrara de la memoria, es que había allí un señor que podría decirse que estaba embarazado de unos 35 meses más o menos. Yo pedí una bolsita de bolas de queso y un zumo de piña que creo que aún estoy digiriendo porque tengo una digestión leeeenta. De ahí fuimos a los búnqueres cercanos a Nules. En la web de la Agencia de Viajes ponía que esos búnqueres estaban ubicados entre naranjos, pero una mujer que venía delante mío no lo habría leído o no se acordaría así que llevaba tacones, y luego se quejaba de que le dolían los pies. La guía nos comentó que originalmente habían 5 búnqueres, pero que íbamos a ver solamente 4 porque no habían logrado localizar el quinto. Es una mera suposición, pero igual lo chorizó un alto mando franquista, ya que igualmente nos comentó que al acabar la Guerra Civil, Franco no ordenó echar abajo los búnqueres sino que quiso que siguieran en pie para poder efectuar pruebas militares en ellos. Luego si alguien los sustrajo, debía ser alguien que supiera dónde estaban, y hablamos de un tiempo sin Internet y sin la información actual. Bueno sigo, casi enseguida me descolgué del grupo y visité el último búnquer que debíamos ver y el mejor conservado pudiendo penetrar en él y teniendo la gran suerte de encontrar un conejito en su interior, y gordo ¡redios! Luego me volví a reunir con toda la manada y seguí a Pájaro Guía y a En Pie Con El Puño En Alto que era mi compañera en la manada. Visitamos alguno más, contando un búnquer algo afrancesado a mi entender ya que tenía un corral con un lustroso gallo en él, claro que también podría ser un gallo portugués, o un gallo de mi pueblo y así no hay peleas.
Volvimos al bus. Iba a decirle a la guía que la Vilavella estaba muy cerca de Nules y Mascarell y que podía combinar la visita si quería y había tiempo ya que allí había cosas para ver, cuando me sorprendió diciendo por micro que íbamos a comer en un pueblo llamado la Vilavella. ¡Viva la mamá! Porque me parece que la guía ha sido mamá. Bajamos en la Vilavella serían las 12:30 y nos dijo, “¡a las 14:30 a zampar!” y hasta entonces visitad el pueblo, pasead y haced fotos. Nos desperdigamos por allí. Yo sabía que había un castillo árabe, bueno sus ruinas, y le pregunté a un caballero sin caballo si quedaba lejos. Su respuesta fue que muy lejos, que hacía falta buena parte de una mañana o de una tarde para subir y bajar de allá, de forma que solo me acerqué un poco e hice unas fotos. Seguidamente me acerqué hasta la Plaza Mayor donde están el Balneario (pequeño pero muy elegante por cierto) y la Iglesia de 1756 pero restaurada. Después deambulé por las calles del pueblo, puesto que no había pérdida como ya sabía nuestra guía al cortarnos la correa y dejarnos ir, e hice algunas fotitos a casas que me pareció que destacaban de la Vilavella. Una vez comidos, marchamos hacia Mascarell ca un pa d’ell, y llegamos a un parquing donde había … redoble de tambor … un coche. Mascarell es una población totalmente amurallada de forma cuadrangular. Es muy pequeña, nunca se le ha permitido ser independiente. Antiguamente porque era de origen morisco y se la integró en la Baronía y Marquesado de Nules, desde el Siglo XIX su Ayuntamiento es Pedaneo de Nules. Pese a todo ese Ayuntamiento hay que verlo y fotografiarlo. También hay que fotografiar la iglesia Parroquial (inicialmente del S. XVII). Hay que tener en cuenta que todo Mascarell estuvo bajo bombardeo en la Guerra Civil por lo que su mayor parte ha tenido que ser restaurada.
domingo, febrero 23, 2020
Virgen de la Salud y Carnaval de Vinaroz
Hoy he contratado una escapada al Real Monasterio de la Virgen de la Salud y al Carnaval de Vinaroz. Como me han comentado más tarde en la excursión una mujer que estaba con Carlos, con Pilar y conmigo, la escapada la había escogido más por lo del Carnaval que por lo del Santuario. Le contesté que creía que la había escogido por lo mismo que la mayoría de la gente pero que como yo era un bicho raro la había escogido por lo del Santuario. Antes de seguir, he de decir que me siento algo incómodo y descolocado entre un número relativamente grande de gente, pero cuando nos referimos a solamente unos cuantos o cuando comienzo a conocer bien a las personas ya me arranco y no me cohíbo.
Me quería despertar temprano para ducharme, desayunar y estar en la Estación del Cabanyal para coger el autobús de la Agencia a las 8,00 pero me dormí y luego iba de culo, que llegué pero cuando el autobús casi estaba ya saliendo. A las 9,45 parábamos en un bar de carretera para un tentempié, pero como yo no había ni desayunado pues comí un poco más.
Luego ya fuimos hacia el norte por la A7 y llegamos al Real Monasterio de la Virgen de la Salud aproximadamente a las 11,30. Bueno, donde llegamos es al desvío de la A7 al Monasterio. Donde entramos fue por una carreterita, que estaba en buen estado eso por supuesto, pero era una estrecha cinta por la que dos coches particulares que viniesen uno en un sentido y otro en el contrario y se encontraran en un punto como si fuese un problema matemático se tendrían que ladear a un lado y al otro para poder pasar, así que un autobús ... Mientras esperábamos al guía quien tenía que abrirnos las puertas del monasterio, visitamos los exteriores y los fotografiamos: la Capilla del Milagro, la Cruz Cubierta que hay en la entrada, el Pórtico de entrada, las ventanas del túnel, la cúpula de la iglesia, el pozo del final … El guía se disculpó por haber llegado tarde, ya que la visita estaba previamente acordada para las 12,00 y llegó a las 12,40 aprox. Evidentemente según él no tenía ninguna culpa, pero como se sentía culpable sea como sea, nos hizo la visita habitual: la iglesia antigua, la iglesia más moderna y la sacristía. Pero después la alargó añadiendo la habitación VIP donde una vez durmió el rey Felipe II, un sillón de madera articulado que poseía una especie de bandejita en el respaldo para que quien fuese pudiera comer, pero que cuando se alzaba el sillón recobraba su forma de sillón y podía alojar cómodamente a 3 personas de amplias posaderas, y finalmente nos mostró dos lápidas mortuorias colocadas en la entrada y nos explicó el porqué de su colocación en la puerta donde todos pasaban por encima. Salimos del Monasterio y fuimos camino de Vinaroz y fuimos zumbando por si llegábamos tarde al papeo que lo teníamos contratado a las 14,40. Bueno, llegamos. La gente estaba un poco mosca con el conductor no sé porqué pero yo le habría cantado la canción esa que cantan los nanos a los conductores de sus autobuses en la escuela. Aunque si yo canto, es para taparse las orejas. En Vinaroz me uní a dos féminas y a un caballero sin caballo y, ¿cómo no? al final me perdí en las calles del Carnaval. Pero como habían dicho que a las 19,00 en el Puerto no había pérdida. Seguí algunas calles de Vinaroz buscando carrozas y haciendo fotos y a las 18,40 fui hacia el Puerto y encontré el bus sin problemas. A las 19,00 volvíamos a las Valencias. Enseguida se hizo de noche, pero allá las 20,20 vi un cartel que ponía “Puig de Santa Maria” y poco después vi unos silos de vino con los que le tomábamos el pelo a mi madre, exagerando su afición a dichos caldos.
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