Proyecto de Viaje a la Luna ( II Parte)

 

Bueno, a la orden de Ot toda la maquinaria administrativa etrusca comenzó a rodar. En una aldea cercana vivía un artesano muy famoso llamado Leusdero. Todos iban a verle por los grabados y filigranas que hacía, pero sobre todo iban a verle las señoras para ver sus joyeros que se creían casi irrompibles. Ot recordó la existencia de este artesano y escribió al Jerarca de la aldea reclamándole para que lo llevara a su palacio cuanto antes. Leusdero llegó a los dos días con tres guardias de escolta armada, a quienes rápidamente se atendió para que se repusieran de las fatigas del camino. Entonces, Ot saludo a su “invitado” de esta manera: “se te saluda Leusdero, eres famoso por tus joyeros casi irrompibles, por tus grabados y repujados. Te pido que hagas una pequeña barca metálica para dos personas cerrada por todas partes menos por una donde habrá una puerta, también metálica”. “Señor - respondió humildemente Leusdero -, ruego me disculpéis pero yo soy un mero artesano, necesitaré la ayuda de un marino que me asista en las medidas náuticas de la barca”. “Sea, estoy seguro que en el puerto de la ciudad griega de Alonis encontrarás a quien precisas” - contestó el rey -. Y Leusdemo se despidió haciendo una gran reverencia y saliendo de la estancia, dejando a Ot a solas con sus pensamientos.

A la mañana siguiente el rey despertó fresco como el rocío recién cuajado, se encontraba fuerte como un toro y se sentía capaz de realizar las 12 pruebas del dios Hercle del que tanto se envanecían los helenos, había dormido del tirón. Tuvo un extraño sueño que pasó a relatar inmediatamente a su esposa Ati, quien además de ser muy inteligente era sacerdotisa de la diosa Losna, diosa etrusca de carácter ancestral a la que probablemente se le pueda poner en contacto o identificar con la luna: “Mira Ati, ya sabes que los sueños suelen olvidársenos e irse de nuestra cabeza a los pocos instantes de despertar, pero este, aunque ya estamos un tiempo despiertos y te encuentras junto a mi desnuda en la cama que tu misma eres un sueño, aún lo tengo presente en la cabeza. Y no se trata de nada desagradable, ni tétrico. Es solamente que he soñado con un anciano venerable con unos extraños cuernecitos y una gran dama junto a él. Y he pensado que puesto que tú conoces noticias de otras culturas y creencias, aunque tu itinerario solo va de casa al templo y vuelta, tal vez podrías explicarme lo que significa este extraño sueño”. Esta fue la parrafada que escuchó Ati de Ot y que se esforzó en descifrar, y así le respondió: “Ante todo mi Señor, no eres el cornudo, bien sabes que no tengo tiempo, pero si lo fueses tu cuello no podría aguantar la cornamenta. Por lo demás, has hecho bien en confiar en mi, porque bien sabes que me comunico con los más importantes templos que rodean todo el gran Oano. No hace apenas un mes recibí el último cilindro con un mensaje de Tiro. A las espaldas de ese puerto, en la zona de entre dos ríos, se adoró a un dios de la luna muy importante llamado Nannar, que representaban como un anciano con cuernos y barba. Nannar estaba casado con una gran dama llamada Ningal. Eso es lo que creo que significa tu sueño mi Señor, pero por lo que me has contado de tu proyecto de viaje a la luna, yo hablaría con To Zeriipal, el capitán fenicio. Los capitanes de navío enseguida se hacen a la mar para no perder la marea, pero como To también es mercader y tendría sus negocios en el puerto, me consta que aún está en tierra” - dijo Ati -. Sin pedir explicaciones del motivo por el que su esposa quería que hablase con To Zeriipal, puesto que las mujeres eran muy importantes en el mundo etrusco y porque le había satisfecho la interpretación del sueño, sobre todo en lo que no era un cornudo claro, hizo enviar a un mensajero hacia el puerto para que buscase al fenicio. Al llegar el marino, Ot se le quedó mirando pensativamente y finalmente dijo - “no sé porqué, pero Ati me ha pedido que te mandara llamar para hablar contigo”. “Tu mujer es muy sabia Señor, hace poco me comentó tu proyecto expedicionario y me pidió que le confirmase unos relatos que llegaron a sus oídos sobre una sustancia de las montañas de mi tierra llamada Nafta que podría usarse para propulsar tu barca metálica”. - respondió To Zeriipal. “Vaya, al final todo el Mar Interior va a conocer mi proyecto personal” - se quejó Ot amargamente. “Jijiji, no te quejes Señor, quien algo quiere … , de todas formas aunque la sustancia es posible conseguirla, costará traerla desde Tiro o Sidón al otro lado del Mar Interior. Hasta el momento, no hemos encontrado grandes cantidades de este producto fuera de mi tierra. Desde luego tú podrías utilizar para su trasporte navíos helenos, estás en tu derecho naturalmente, pero te pido que si lo haces así y como deferencia hacia mi, me lo comuniques antes. De todas formas, estando los yacimientos de Nafta en un país que no es el suyo, dudo mucho que su precio sea inferior al mío. Y mi precio lo podríamos dejar para cuando ya esté terminada la barca”. - argumentó To Zeriipal. “¡Por Tinia que sabes hablar fenicio, trato hecho!”. - bramó Ot -. Se escupieron en las manos y chocaron palmas para sellar el acuerdo, luego ¡a comer que Obelix seguro que se quedaría boquiabierto frente a la mesa del rey!

 

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