Bueno, asumimos que estamos hablando de un picapedrero enanito y con una gorra azul que le dieron cuando Alonso ganó el Mundial de Automovilismo con Renault quien se inscribió en una APP de esas para ligar, Fucking creo que se llamaba. Lo que sí sé seguro es que el nombre de la APP terminaba con -ING como muchas palabras en la lengua del Bardo de Avon.
Pero el asunto comenzó porque el pobre picapedrero enanito estaba más solo que la una últimamente y todo era lanzar suspiros al aire, que parecía una damisela en su torre de marfil soñando con caballeros andantes. Un colega del curro se cansó de tanto suspirito y le pasó la dirección de la APP, más que nada para ver si se quitaban de encima tanta tontería que ya duraba demasiado. Así no había manera, pero si solucionaban el problema personal de soledad del picapedrero enanito, se podría volver a la rutina de alargar indefinidamente la hora del bocata. De ahí lo de la APP.
Bien, la Web de ligoteo permitía la chorrada esa de inscribirse gratuitamente y eso hizo el picapedrero. Lo que está claro es que el picapedrero sería enanito, pero puso que medía 1,95 de altura en el perfil. ¡¡¡ 1,95 de altura !!! que si los 1,95 eran de otra cosa, tendría problemas serios a la hora de hacer lo contrario de hacer popó. En el apartado laboral escribió bien clarito que poseía un buen trabajo con posibilidad de ascenso (lo del ascenso era pedir un imposible, pero por poner …), y la foto hizo como todos y puso una de hacía 6 años. Solo que cuando nuestro querido picapedrero enanito encontró pareja, no pudo sustraerse a sus preferencias, muchas de las cuales iban en contra de la rutina habitual que había llevado hasta entonces el picapedrero. Bien, hubo de variar drásticamente la forma en que hacía las cosas hasta ese momento, y aún más todavía, en el aspecto laboral del que tanto se había jactado el picapedrero en la Web también hubo de introducir algunos cambios haciéndolo más productivo y relegando algo la hora del bocata con el fin de que esas posibilidades de ascenso trascendiesen de estar plasmadas en el papel y pudieran tener algún viso de realidad. Claro que esos procedimientos no agradaron mucho al colega del picapedrero que tuvo que reconocer que había intentado solucionar un problema y se había metido en un cenagal.