El caballero invisible de V. Massimo Manfredi

 

El caballero invisible de Valerio Massimo Manfredi.

Aún no puedo creer que Manfredi haya escrito un libro que no me guste. Bueno, no es que no me guste, es que simplemente es muy olvidable y sus libros no suelen serlo, te continúas acordando de ellos muuuuucho después de haberlos leído. Este último libro suyo que he leído, lo he hecho porque es suyo y siempre esperas que ocurra algo en la historia, y porque como dicen muchos de sus lectores en internet es un libro muy cortito, casi un folletín.

Y ahora mejor comento un poco de qué va el puñetero libro o me cortáis algo íntimo y no estoy por la labor. A la Reconquista de la Península Ibérica a los árabes acuden bastantes caballeros de toda Europa para ayudar y algunas otras Brigadas Internacionales para luchar contra el infiel y así ganarse el Paraíso. Bien, toda la historia la cuenta el escudero de un caballero que viene desde Francia y que se llama Señor de Roquebrune y a quien otro caballero (Antonius Bloch, de la Orden Templaria, no os equivoquéis que no era de la Orden Templada, no era de los que mantienen constante su temperatura y así podrían engañar fácilmente a la pistolita esa con que nos la miden - ya estamos otra vez ¡la temperatura!, mira que sois guarros, si lo acabo de decir - en algunas instituciones) le entrega un misterioso paquete que debe proteger y entregar al Arzobispo Esteban José de Ururoa (¿veis como era la temperatura, todo un Arzobispo no tendría otra cosa entre sus muy sagradas manos? ¿o sí?). El escudero supuestamente se une a su Señor para encontrar inspiración para sus poemas, ya que es en realidad un trovador de quien no sabemos cómo se llama hasta el final. Si queréis saber el nombre, a comprar el libro se ha dicho, claro que se puede descargar el PDF y como es un librito de apenas 4 o 5 páginas no creo que ocurra nada del otro Jueves. De todas formas, si lo queréis son 2,00 €, tampoco es el Oro de Moscú. Eso si queréis comprarlo claro. Ya sabéis busca, compara, y si encuentra algo mejor, ¡cómprelo!