¡Joder,
qué bien he dormido! ¿Habéis tenido alguna vez esa sensación
cuando os desperezáis que no os cabe todo el aire de la habitación
en la boca? ¿Que un poco más y os desencajáis la mandíbula de lo
mucho que la abrís, y que aún así os sentís genial, con una
sonrisa de oreja a oreja? Pues así he dormido yo. De todas formas
hoy tenía que ir a una visita guiada al Palacio de Cervelló en la Plaza de Tetuán, de forma que me he propuesto
dejar de remolonear, he mirado mi reloj de la Palacio de Cervelló
mesita de noche, corrijo he mirado mis relojes de la mesita de noche
y eran las 9:30. De manera que me he levantado y he ido a afeitarme
mi barba matusalénica.
Cuando he acabado de podar, eran prácticamente las 10:00 y me he
metido en la ducha, rememorando cuando era nano y le gritaba a mi
madre con mi voz de pito “la cabessa noooo, pero la cabessa noooo”,
y mi madre en eso era inflexible, todo mi cuerpo dentro de la bañera,
porque entonces teníamos bañera, cogía el cazo de la cocina lo
llenaba de agua y “chof” la derramaba en mi “cabessa”. Bien,
dejo de rememorar y salgo de la ducha siendo aprox. las 10:20, así
que a desayunar se a dicho. Me hago un vaso de leche (al que no me
gusta añadir nada, solo un poco de miel si tengo moquillo, que
afortunadamente ya pasó) y algunas galletas. Termino rápido y me
voy a la Calle Francisco Cubells para hacer tiempo ya que la cita era
a las 12:00 en Tetuán, por lo que tendré que salir a las 11:15 o
así, puesto que yo voy en Transporte Público.
Cuando
llega la hora, cojo el Autobús de la línea 32 en la Av.Mediterráneo y llego sin novedad a las 11:50 a la Plaza Tetuán.
Sentada al sol hay una chica rubita a quien creo conocer solo de
vista de anteriores escapadas pero de lo que no estoy seguro. Por lo
demás, aún no ha llegado nadie. Unos minutos más tarde, llega la
guía y los demás van llegando progresivamente. Bueno, al loro.
Antes de entrar en el Palacio de Cervelló, se nos dijo que primero
era conocido como Palacio de Castellví. Ya que antes se adquiere en el S. XVI como
palacete, aunque con un aspecto más defensivo del que se ve
actualmente: sin la fila de ventanas inferiores para no facilitar
accesos suplementarios, sin balcones para que no hubiera agarre a un
supuesto asaltante, habilitando para las torres una función real y
no una puramente ornamental, etcétera. En el S.XVIII el heredero de
los Castellví se casa con la Condesa de Cervelló y unen los
apellidos, lo que se puede ver tal como nos dijo nuestra guía, en el
escudo que se ve arriba de la puerta del Palacio que no sé si se
llama frontis (un águila bicéfala y un cervatillo). Es en ese
S.XVIII cuando se remodela todo el Palacio y cuando adquiere la forma
actual. Cuando el Palacio del Real fue autodemolido en 1810 por cuestiones de seguridad ya
que estaba fuera de las murallas y no se quería que las tropas de
Napoleón lo tomaran y se hicieran fuertes en él, el Palacio de
Cervelló se convirtió en Residencia Real. Desde luego y algo
paradójicamente, hay que destacar que residió en este Palacio el
Mariscal francés Gabriel Suchet de las tropas Napoleónicas, gran
aficionado y amante del arte. Ese Palacio tiene varias cosas
interesantes, como la Taula de Canvis (la 2ª después de la de Barcelona) o la Caixa Grosa
(especie de arcón desmesurado que hacía de veces de caja fuerte de
la época). También tenemos y muy importante, la Biblioteca Serrano Morales (con unos 15.000 volúmenes en lengua
valenciana), que donó íntegra a su muerte en 1909 con la condición
de que no fuera desgajada y que siempre estuviese a disposición y
consulta de todos los valencianos. Aunque según nos comunicaron, lo
mejor son unas pinturas que aún se conservan en las paredes de una
pequeña sala del S.XVI, y los suelos, originales de la época y
algunos pintados a mano.