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martes, septiembre 05, 2023

La laguna dorada de Eulogio

 Se llamaba Eulogio. No tenía la culpa, la culpa era de Zapatero. Eulogio era consciente de ser un dino, del tipo del de los Picapiedra pero más grande y robusto. No era tan alto como para que le llamasen los chicos del baloncesto para jugar con ellos, eso era más para los figurines que vivían en el Valle, él vivía más entre el Valle y el Desierto. Pero sí era lo bastante robusto para que le llamasen los chicos del sumo, que últimamente estaba ganando adeptos este deporte. Bueno, he dicho que Eulogio vivía junto a un desierto. Era un desierto muy cuco. Los dinos que se creían casanovas llevaban allí a sus parejas, y les enseñaban el paisaje y las estrellas junto a la luz de las lunas que allí son especialmente luminosas, mientras les decían con voz mimosa y al oído eso de “anda, enróllate un poco cari” pasando como quien no quiere la cosa un brazo sobre sus hombros. Y ella o él los moverá sinuosamente como queriendo desasirse de ese abrazo, o quizá acomodarse en él, quien sabe? Bien, volvamos a Eulogio que nos hemos desviado a las parejas de dinos en el desierto, pero esa proximidad de Eulogio con el desierto y el hecho indiscutible y confirmado por la mamaita de Eulogio que éste era bastante guarro por decirlo suavemente, hacía que frecuentemente usara este desierto para mingitar o miccionar si se prefiere ese término menos sutil en ese espacio prácticamente inacabable, concretamente en una pequeña hondonada que había cerca del loft en el que habitaba nuestro amigo. Bien, fueron pasando los días y conforme Eulogio esparcía amorosamente su líquido dorado en esa hondonada se fue formando un coqueto charquito. Como nuestro dino hacía el payaso cada vez que mingitaba, fue congregando a su alrededor a todo un ramillete de dinos, Brontosaurios en su mayoría, pero entre los que también aparecía de cuando en cuando algún que otro Estegosario, que con su puñetera cola puntiaguda lo convertían en el chico malo del barrio. Y ya sabéis, culo veo culo quiero, pronto toda la congregación se puso a mingitar en la hondonada y a añadir su propio caudal dorado al de Eulogio. De forma y manera que el charquito de la hondonada se fue transformando paulatinamente en un gran charco y andando el tiempo en toda una laguna. Una laguna en el desierto muy bonita aunque algo pestilente dado su contenido. Afortunadamente para la salud bronquial de Eulogio y otros residentes locales el viento de las lejanas montañas aireó la fetidez reinante.
Sí, se había originado una bonita laguna en el desierto, que años más tarde cuando Eulogio y sus congéneres ya se habían metamorfoseado en mariposas parlantes y habían partido a polinizar babuinos como ocurría cada Lustro un homínido de nombre Itrio encontró la laguna y se sorprendió por su aspecto y ubicación. Itrio comprobó que no había ningún río o riachuelo conectado con esa laguna y claro las lluvias eran escasas en el desierto. Concluyó que la laguna debía de proceder de los dioses, era la única explicación que se le ocurría a un intelecto superior como el suyo. Además estaba en el desierto, un lugar muy extraño para una laguna, y encima era dorada, tenía que ser de origen divino, así que comenzó a adorarla y a realizar sacrificios de pequeños animales en sus márgenes. No demasiado tiempo después, ya se había construido hasta un templete en la orilla del lago y de animales pequeños se pasó a algunos de mayor tamaño. Y claro, cuando Eulogio y sus compadres volvieron de su polinización penta-anual pasaron evidentemente a engrosar el creciente número de animales sacrificados en la laguna sagrada … del Dios Eulogio.

domingo, septiembre 03, 2023

Guerreros de Terracota

 

Bueno, hoy me iba a Alicante a una exposición de los Guerreros de Terracota.

A la ida hicimos la paradita de rigor para tomar un café mañanero y desaguar en el WC. No recuerdo como se llamaba el bar, lo que sí recuerdo es que tenía una oferta de quesos que tiraba de espaldas. Luego ya nuestras muy atribuladas almas se encontraron al fin en la ciudad de Alicante. Entonces nuestro conductor de primera, acelera, acelera … pues que no encontraba el puñetero museo. Todo era dar vueltas por aquí y por allá y nada, que no es por la izquierda, ah! no, que era tirando hacia arriba, y al final, con una ayudita de nuestra guía, llegamos. Ese fallito del conductor, me recordó a cuando medio dormido entré en el bus y no acertaba a hacer click con mi cinturón de seguridad. Bueno, cuando entramos en el museo, cambiamos de guía, nos pusieron unos auriculares que perecíamos unos Navy Seals de operaciones y empezó la exposición. Una cosa, hice muchas fotos, pero como no se permite el flash porque evidentemente se podría dañar los objetos expuestos, muchas fotos no salieron bien y no se puede hacer mucho al respecto.

 





 

Luego los Navy Seals se retiraron de sus operaciones en activo y entregaron el material a sus superiores.

 

NOTA: Estoy muy cabreado con el MARQ. Hace algún tiempo me consta que realizaron una Exposición sobre los Etruscos y su mundo y no pusieron nada del Proyecto a la Luna etrusco del Rey Ot sobre el que escribí. Quizá no lo hicieron porque es un simple relato y nunca existió un rey Ot, pero es que eso carece de importancia, lo importante es que es mío y tenían que haberlo puesto igualmente.

Nos fuimos de Alicante, pero no nos alejamos mucho porque habíamos quedado para comer en un restaurante cercano a la Uni de Alicante, vamos que comimos sabiamente en la Calle del Bronce, perpendicular a la Calle del Perú. El restaurante se llama El Rincón del Polío y se come muy requetebien. Al finalizar el papeo se nos dijo que igual se nos mostraba una sorpresita comportándose de una forma bastante misteriosa. Bueno, salimos por una carretera tipo cinta, todos preguntándonos qué demonios sería esa sorpresita, pero continuaban las curvas y no aparecían indicaciones de ningún tipo. De golpe, veo una especie de trasformador eléctrico blanco y pintada en él una hormigota negra del tamaño de una persona. Si el que la pintó lo hizo a tamaño real me habría encantado conocer a ese héroe o a esa heroína que tuvo las narices de decirle a la hormigota modelo "ahora esté unos minutos quieta mientras la pinto por favor". Pues no, la sorpresita no era la hormiga negra, era el Santuario de Novelda que ya visité en su día.

domingo, agosto 27, 2023

Dainichi - Ramón Vilaró

Dainichi de Ramón Vilaró.


En el Siglo XVI un jesuita navarro llamado Francisco Javier parte en un junco pirata chino y llega a las costas de Japón, a la zona de Satsuma (no la modalidad de mandarina, sino un feudo donde gobernaba el Daimio Shimazu Takahisa cuando en japonés solo sabían que para dar las gracias había que llamar al gato Ari). El Daimio no terminaba de querer dar su permiso para que se predicase una nueva religión y estaba más interesado en los arcabuces que usaban en occidente y en intentar construir unos propios para futuras guerras con otros Daimios y tan solo ofreció a Javier tolerancia para que predicara por su cuenta. Eso sí, ofreció a los misioneros una especie de casucha que los jesuitas convirtieron en su sede. También chocan con unas tradiciones ya establecidas en el budismo llegado siglos antes de Corea y evidentemente con la religión local shintoista. Finalmente descubren que los japoneses son curiosos a novedades venidas de fuera, sobre todo a escenificar ritos cristianos en misas y procesiones, pero les gusta poder llamar a las cosas con nombres que puedan identificar. Por ello, y tras algunas deliberaciones deciden predicar el nombre de Dios bajo el nombre local de Dainichi.
El libro está bien escrito y estructurado, aunque nunca había oído hablar de ese autor. Hay que decir que en un comienzo Francisco Javier no pensaba mucho en Japón y llegó allí casi por casualidad, lo que quería era llegar al gigante que era China y evangelizarla.

sábado, agosto 26, 2023

Jardín Plaza de Santa Apolonia

 

Bueno, hoy tocaba ir al Jardín de la Plaza de Santa Apolonia. No, hoy no ha habido ningún malévolo conductor de autobús que se ha negado ladinamente y con una risa siniestra a abrir la puerta del bus que conduce como sé muy bien que ocurrió en mi salida del Parque de la Calle de Industria. Aquí simplemente me bajé en la parada del bus 92 de Vicente Beltrán y justo enfrente está el Jardín de la plaza de Santa Apolonia. Ese jardín me ha parecido de lo más ordenado, un lugar donde cada cosa tiene que ir en su sitio, y donde solo un maniático como Hercules Poirot o el quisquilloso detective Adrian Monk y sus toallitas pueden encontrar fallos.

 



 

 

Luego me dije este parque es bonito, pero es que es pequeño y no daría para mucho, así que me puse a buscar El parque de Gas Lebón que estaba allí al lado. Pero no sé cómo, me perdí un poco, solo un poco eh? no os vayáis a creer, quizá fue la pintada de "viva Putin" que me encontré la que me desconcentró algo. Pero al final me hinqué de rodillas y recé eso de "Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me dejes solo ni de noche ni de día". Y mira si hay gilipollas que el ángel se creyó que le rezaba en serio. Pero bueno, es que gracias a eso casi tropiezo con la Calle de Gas Lebón. Enfrente había un parque, no era el del Gas Lebón, pero me dije voy a comentar ese y así completo un poco lo de la Plaza de Santa Apolonia.
Este es un jardín dividido en dos. La parte más natural con una serie de árboles y una muy pequeña zona infantil sobre una especie de espuma neumática bastante mullida ya que el "suelo" del parque es tierra cubierta de pinocha. La otra parte son unas instalaciones deportivas con chavales dándole al futbolín. Cuando estaba descansando en un banco, un chico salió de la zona de juegos, se acercó a la zona natural donde hay una fuente de las de antes, le dio al grifo pero no salió agua, le golpeó amistosamente entonces en un lateral como si estuviera felicitando a un amigo por una jugada maestra con el balón, y entonces sí salió el líquido dador de vida. Justo al lado de nuestro pequeño héroe había un dibujo que habría hecho algún compañero del chico y que representaría a un profesor malcarado o quizá a su Mister si no lo querían mucho que le tenía un cierto parecido al malo de Tintín (Roberto Rastapopoulos, Marqués de Gorgonzola).

 


 






sábado, agosto 19, 2023

Parque Calle Industria

 

Bueno, después de un parón por el puñetero calor, me he hecho el ánimo y me he dicho que iba a comenzar a salir para no quedarme anquilosado en plan momia. Lo que he hecho ha sido empezar con algo simple. Me he ido a un jardín de barrio llamado Parque de la Calle Industria. Claro que el Bus 32 no ha parado en mi parada de Ayora sino en una llamada Humanista Furió y me ha tocado andar. Me han dado algo de yuyu caminar con mi bastón sobre las baldosas algo gastadas que hay a lo largo de la Calle Justo y Pastor, claro que eso es igual solamente debido a que he estado un montón de tiempo parado mano sobre mano en mi casa solo caminando hasta Mercadona. 

Bueno dejemos eso, cuando entré ya por la Calle industria y anduve en dirección a la Av. del Puerto, la primera curiosidad con la que me topé fue la Plaza del Grabador Planes, pero lamentablemente me la salté, por lo que solamente puedo poner un enlace web. El enlace que he encontrado es de la Web de venta de inmuebles Idealista, o sea que solo puedo deducir que se trata de vender o alquilar el inmueble que hay allí, que es un Centro Ocupacional Municipal. Después de cortar el nudo gordiano y cruzar la Calle Jerónimo de Monsoriu, calle que después de atravesar el jardín de Ayora cambia su nombre por Calle Ramiro de Maeztu, lo primero que me llamó la atención fue la Plaza del Arquitecto Francisco Javier Goerlich Lleó a la que se accede por la Calle Industria. Desde allí vi un acceso en el n.º 36 de esa callé,y unos 20 metros más adelante otro acceso que igual está adjunto al primero en cuanto a la numeración o que lamentablemente ha perdido el numerito. El interior parece ser una estructura rectangular, cuya “corteza” estaría formada por una hilera de viviendas, y el centro es una edificación blanquecina con arcos como el rancho de JR en Dallas, aunque creo que tienen previsto convertirlo en Centro Cívico. 

 

 

Nº 36 de la Calle Industria



Adjunto al nº 36 de la Calle Industria




Rancho de JR o quizá futuro Centro Civico

Continué caminando y llegué al jardín en sí. No es un gran jardín, aunque con esto no os descubro nada porque es un jardín de barrio, pero cuando entré me pregunté “pero para qué demonios sirve eso?” es una verja que rodea ciertos espacios del parque. Pregunté por allí, sí pregunté, que también sé hacerlo, así que a callar y a leer que supongo que eso sí sabréis hacerlo y sino se aprende (ya se sabe, la b con la a hace ba, la c con la e hace ce, y así se continúa …) bueno, pregunté pero no se sabía un pijo, o sea nada, de para qué servía la dichosa verja. Es una mera suposición claro y puedo equivocarme claro, pero como la verja rodeaba espacios de juego infantiles igual era para que no se les escapase la pelota cuando jugasen y se fuera directa al tráfico.





Al centro encontré una especie de ruedo enladrillado que puede servir para patinar o para bailar y para que los papás avergüencen a sus hijos adolescentes empujándolos unos contra otras. Y bailando ellos mismos, haciendo el elefante él y ella.





Al fondo hay un árbol enorme y digno de ver que espero siga en ese jardín de barrio mucho tiempo y no lo reubiquen a otro más céntrico. Y en el mismo banco desde el que hice esa foto al árbol averigüé que un seguidor del Papa Juan Pablo II estaba en la zona y escribió una abreviatura de la famosa Encíclica de ese Papa llamada popularmente Totus Tuus.





 

ERGO SUM

 

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