Bueno,
a la orden de Ot
toda la maquinaria administrativa etrusca comenzó a rodar. En una
aldea cercana vivía
un artesano muy famoso llamado Leusdero. Todos iban a verle por los
grabados y filigranas que hacía, pero sobre todo iban a verle las
señoras para ver sus joyeros que se creían casi irrompibles. Ot
recordó la existencia de este artesano y escribió al Jerarca de la
aldea
reclamándole para que lo llevara a su palacio cuanto
antes. Leusdero llegó a los dos días con tres guardias de escolta
armada, a quienes rápidamente se atendió para que se repusieran de
las fatigas del camino. Entonces, Ot saludo a su “invitado” de
esta manera: “se te saluda Leusdero, eres famoso por tus joyeros
casi irrompibles, por tus grabados y repujados. Te pido que hagas una
pequeña barca metálica para dos personas cerrada por todas partes
menos por una donde habrá una puerta, también metálica”. “Señor
- respondió humildemente Leusdero -, ruego me disculpéis pero yo
soy un mero artesano, necesitaré la ayuda de un marino que me asista
en las medidas náuticas de la barca”. “Sea, estoy seguro que en
el puerto de la ciudad griega
de Alonis
encontrarás a quien precisas” - contestó el rey -. Y Leusdemo se
despidió haciendo una gran reverencia y saliendo de la estancia,
dejando a Ot a solas con sus pensamientos.
A
la mañana siguiente el rey despertó fresco como el rocío recién
cuajado, se encontraba fuerte como un toro y se sentía capaz de
realizar las 12 pruebas del dios Hercle
del que tanto se envanecían los helenos, había
dormido del tirón.
Tuvo un extraño sueño que pasó a relatar inmediatamente a su
esposa Ati, quien además de ser muy inteligente era sacerdotisa de
la diosa Losna,
diosa etrusca de carácter ancestral a la que probablemente se le
pueda poner en contacto o identificar con la luna: “Mira Ati, ya
sabes que los sueños suelen olvidársenos e irse de nuestra cabeza a
los pocos instantes de despertar, pero este, aunque ya estamos un
tiempo despiertos y te encuentras junto a mi desnuda en la cama que
tu misma eres un sueño, aún lo tengo presente en la cabeza. Y no se
trata de nada desagradable, ni tétrico. Es solamente que he soñado
con un anciano venerable con unos extraños cuernecitos y una gran
dama junto a él. Y he pensado que puesto que tú conoces noticias de
otras culturas y creencias, aunque tu itinerario solo va de casa al
templo y vuelta, tal vez podrías explicarme lo que significa este
extraño sueño”. Esta fue la parrafada que escuchó Ati de Ot y
que se esforzó en descifrar, y así le respondió: “Ante todo mi
Señor, no eres el cornudo, bien sabes que no tengo tiempo, pero si
lo fueses tu cuello no podría aguantar la cornamenta. Por lo demás,
has hecho bien en confiar en mi, porque bien sabes que me comunico
con los más importantes templos que
rodean todo el
gran
Océano.
No hace apenas un mes recibí el último cilindro con un mensaje de
Tiro.
A las espaldas de ese puerto, en la zona de entre
dos ríos,
se adoró a un dios de la luna muy importante llamado Nannar,
que representaban como un anciano con cuernos y barba. Nannar estaba
casado con una gran dama llamada Ningal.
Eso
es lo que creo que significa tu sueño mi Señor, pero por lo que me
has contado de tu proyecto de viaje a la luna, yo hablaría con To
Zeriipal, el capitán fenicio. Los capitanes de navío enseguida se
hacen a la mar para no perder la marea, pero como To también es
mercader y tendría sus negocios en el puerto, me consta que aún
está en tierra” - dijo Ati -. Sin pedir explicaciones del motivo
por el que su esposa quería que hablase con To Zeriipal, puesto que
las mujeres eran muy importantes en el
mundo etrusco
y porque le había satisfecho la interpretación del sueño, sobre
todo en lo que no era un cornudo claro, hizo enviar a un mensajero
hacia el puerto para que buscase al fenicio. Al llegar el marino, Ot
se le quedó mirando pensativamente y finalmente dijo - “no sé
porqué, pero Ati me ha pedido que te mandara llamar para hablar
contigo”. “Tu mujer es muy sabia Señor, hace poco me comentó tu
proyecto expedicionario y me pidió que le confirmase unos relatos
que llegaron a sus oídos sobre una
sustancia
de las montañas de mi tierra llamada
Nafta
que podría usarse para propulsar tu barca metálica”. - respondió
To Zeriipal. “Vaya, al final todo el Mar Interior va a conocer mi
proyecto personal” - se quejó Ot amargamente. “Jijiji, no te
quejes Señor, quien algo quiere … , de todas formas aunque la
sustancia
es posible conseguirla,
costará traerla
desde Tiro o Sidón
al otro lado del Mar Interior. Hasta el momento, no hemos encontrado
grandes cantidades de este
producto
fuera de mi tierra. Desde luego tú podrías utilizar para su
trasporte navíos helenos,
estás en tu derecho naturalmente, pero te pido que si lo haces así
y como deferencia hacia mi, me lo comuniques antes. De todas formas,
estando los yacimientos de Nafta en un país que no es el suyo, dudo
mucho que su precio sea inferior al mío. Y mi precio lo podríamos
dejar para cuando ya esté terminada la barca”. - argumentó To
Zeriipal. “¡Por Tinia que sabes hablar fenicio, trato hecho!”. -
bramó Ot -. Se escupieron en las manos y chocaron palmas para sellar
el acuerdo, luego ¡a comer que Obelix
seguro que se quedaría boquiabierto frente a la mesa del rey!
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