Hoy me han invitado a jamar. Me han invitado en un Restaurante llamado, ¡tachin tachon tachun! la Pascuala, eso sí que es tener caché. Además, el día comenzaba bien. Iba caminando tranquilamente como quien no quiere la cosa por la parte del Puerto, cuando me llaman al móvil (celular para algunos), me comentan lo de la comida y que me recogerían con su coche puesto que estaban cerca. Al llegar el medio de locomoción anteriormente indicado, casi me caigo de culo mientras me autoaguantaba la portezuela del carro y metía una patita en él. Delante veo una chica espectacular que al darse la vuelta muestra una espada completamente cubierta de tatuajes con lo que creo era estilo trencadis. Al volver a darse la vuelta, ¿sabéis que a los currículums usualmente se les adjunta una carta de presentación? Pues esa mujer se podría decir que poseía una muy buena carta de presentación. Buenos argumentos, vamos. No sé si me entendéis. ¿No? no, ya sé que no lo hacéis. Pero yo no tengo la culpa que vuestro nivel de comprensión se asemeje al de un presentador de Telediarios. No sé porqué pero al entrar completamente en el coche iba con una sonrisa de oreja a oreja. Lo que hace la edad, ves a una chiquilla agradable a la vista y … puños fuera, perdón testosterona fuera. Por fin fuimos al restaurante a repostar. Y cuando llegamos y nos sirvieron, digamos que entonces eché de menos a Sheldon Cooper cuando amenaza telefónicamente a un Restaurante que ofrece comidas para llevar, diciéndole que recordara que sus feroces críticas hicieron que cerrara no recuerdo qué empresa. La Pascuala tiene bastante nombre, pero la comida no estaba a la altura de dicho nombre. Claro que existe otra posible explicação. La Pascuala es famosa sobre todo por los almuerzos con bocadillos (bocatas para algunos) de varios tipos y cosas para picar, no por las comidas, aunque sea para salir del paso y la nuestra lo era, a Melkart pongo por testigo.