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lunes, enero 24, 2022

Supositorio el alien pequeñito

 

Se llamaba Supositorio el alien pequeñito. Era un alien de los llamados multicolores tornasolados. Todos sabemos que existen los álienes verdes, los famosos grises, los estilizadamente adversos, y desde luego no se pueden dejar de lado en esta clasificación tan sumamente transcendental los álienes tornasolados. Todos los investigadores son de la opinión que los tornasolados son originarios de la Constelación del Cisne. En lo que no se ponen tan de acuerdo es en el modo en que llegaron a la tierra terráquea. Porque para más inri la Constelación del Cisne está bastante lejos, y se tardaría un montón en llegar, incluso si viniesen de paquete en una Scooter. Aunque evidentemente el caso de Supositorio el alien pequeñito les hizo ponerse de acuerdo repentinamente. No podía ser de otro modo. La declaración directa, aunque algo gangosa (todo hay que decirlo) del alien pequeñito, dada con esa voz infantil que a todos les incitaba a llevárselo a casa … claro que la monotonía de esa voz te acababa recordando que era una especie de grabadora con patas. Lo recopilaba todo en ese cuerpecito que tenía y ahí se quedaba para notificárselo después a los suyos. Así los investigadores se enteraron que Supositorio el alien pequeñito estaba tranquilamente subido a un andamio limpiándole los cristales a la luna de su planeta, cuando se le acercó un caballero preguntándole con educación si tenía fuego. Desde luego Supositorio no fumaba y así se lo indicó al buen señor. A lo que el caballero respondió encogiendo levemente los hombros con filosofía como indicando “¡ qué le vamos a hacer !” y se marchó y a su barco le llamó Libertaaad … Pero cuando se iba sonó a sus espaldas, ppprrrrroop !!! Supositorio sintió entonces un impulso tremendo. Atravesó el cristal que estaba limpiando y continuó una trayectoria recta y veloz dejando de lado estrellas y planetas en su periplo hacia el Sistema Solar con la Propulsión a Chorro que le había conferido el señor del tabaco que continuó su andar a lo Muñecas de Famosa y caminando con un periódico en la mano sin percatarse de lo que le había ocurrido a Supositorio el alien pequeñito. Antes de continuar tan solo un apunte: Supositorio no sabía donde estaba su planeta, pero sí recordaba que tenía de vecino a un cazador, que aunque atemorizaba algo a los adultos, servía para que los ancianos lo incluyesen en sus relatos y “batallitas” y para que los niños jugasen entre sus piernas. Tras haber sido lanzado al espacio, Supositorio se dijo a sí mismo que tampoco había mucho problema. Su papá le había comentado, antes de que lo metieran en la Trena por Liberad a Willy, que habían muchos peajes en el Universo, así que Supositorio creía que iría frenándose según le bajasen barrera tras barrera. Ocurrió así. Ya se podía divisar como una especie de galaxia romboidal con un total de cinco minisatélites girando a su alrededor de una forma bastante ordenada. A lo lejos pudo ver apenas a un aduanero con bigotito a lo Charles Chaplin, de no sabría decir bien qué planeta, pero con un uniforme azul y con gorra negra, y que evidentemente le bajó la barrera e inmediatamente quiso pedirle unas monedas para el peaje. Bueno, Supositorio iba a tal velocidad que atravesó la barrera dejando un boquete como el que aparece en los dibujos animados cuando el coyote persigue al correcaminos y se empotra contra algo en esa persecución dejando su silueta tras de si. Supositorio dejó al del bigotito algo tocado, pero pudo reducir su velocidad, a pesar de continuar a buen ritmo. Debió pasar unos cinco peajes o así y cuando por fin alcanzó la atmósfera terrestre viajaba solamente al ralentí. Supositorio se quedó extasiado con la visión. A todos los que ven la Tierra desde el espacio exterior les ocurre lo mismo, se quedan sin respiración cuando ven la gran extensión oceánica existente en nuestro planeta, sobre todo si en los suyos hay poca. Claro que tuvo poco tiempo para esa contemplación, las zapatillas se le empezaron a quemar literalmente, no llevaba calcetines (los tornasolados no llevan, como no sea calcetines con dibujos de pitufos y eso solo en ocasiones especiales como bodas) como digo se le empezaron a quemar cuando entró en la nuestra contaminada atmósfera. Supositorio ya estaba apunto de convertirse en una tea en llamas como la chica en llamas de los Juegos del Hambre, pero Supermán surgió de detrás de una estrella y salvó in extremis al alien pequeñito., cogiéndolo de la cintura como si fuera la cintura de Lois Lane en las Cataratas del Niágara. Pero a Supositorio se le desprendió una zapatilla que entró en combustión al contacto con la muy contaminada atmósfera terrestre ….boom, catapum, chimpum. Supermán y el alien pequeñito pronto pudieron ver que el planeta azul era ahora el planeta morenito. “Es bello a su manera” - dijo Supositorio. El hombre de acero simplemente se lo quedó mirando acusadoramente como diciéndole “¿Esto lo has hecho tú sabes figura?”. Y el alien pequeñito bajó la mirada como queriendo esconderse de su héroe malote.

viernes, enero 21, 2022

Hetepheres I

 

Hetepheres I, la Irene Adler del Antiguo Egipto

Sherlock Holmes solía llamar a Irene Adler con el epíteto “La mujer”, queriendo decir con ello que para él Irene era la única mujer digna de ese nombre, Sherlock era pelín machista, a las demás que les diesen. De todas formas, he querido recoger ese comentario de Mister Holmes, porque no solo se adapta bien a la protagonista de mi relato, Hetepheres I, sino a diversas mujeres que compartieron Dinastía (IV Dinastía) con ella. Otras mujeres que destacaron en aquel entonces fueron: Meresanj I (III Dinastía), Meresanj II, Meritites I, Henutsen, Hetepheres II, Meresaj III, Jentkaus I

También hay que hacer referencia, aunque es una reina anterior, a la reina egipcia de la III Dinastía Hetephernebti

Alrededor del 2.600 a.C durante el reinado de Huny, último faraón de la III Dinastía del Antiguo Egipto (en el llamado Imperio Antiguo) nació la princesa real Hetepheres, la primera que llevaría ese nombre. Era la hija del faraón Huny y de su esposa Principal, parece ser que fue una persona de fuerte carácter y que sabía imponer su criterio, y supo influir en dos faraones decisivos de la Historia de Egipto: su marido Esnofru, llamado el Gran Constructor, y su hijo Kheops, que erigió la Gran Pirámide de Giza. Cuando se trata de personajes tan alejados en el tiempo, resulta complicado para los  investigadores contrastar los datos. La historia de Hetepheres durante el reinado de Kheops está bastante clara, y su hijo sí que la tenía en muy alta estima, pero son sus orígenes los que resultan algo difusos, por lo que hay que tirar de imaginación en algunas ocasiones. Sea como sea, fuese una princesa menor o no, lo que sí está claro es que se supo imponer tanto a las dificultades como a posibles rivales a lo largo de su vida.

Finalmente, pongo un enlace a la tumba de Hetepheres: Enlace a la tumba 

miércoles, enero 19, 2022

Sepulturero guasón y barrilete

Comunico que en su día conocí, y por conocer entiéndase trabar conocimiento, no trabar coñocimiento, que soy una chica respetable, a un sepulturero guasón y barrilete, de esos con la cara toda colorada y a quienes se les suele asomar, de una forma nada disimulada, la raja del culo. Recuerdo que recientemente había fallecido un concurso de TV bastante popular en el extinto y añorado Canal 9. De forma que, tras acudir al Tanatorio cercano a Serrería, y dar unas palmaditas de conmiseración a La 8 Mediterráneo y a 7 Televalencia, encaminé mis humildes pasos al Cementerio General donde suponía habían dado una bendita sepultura a los restos televisivos del mencionado programa de entretenimiento. Ah! Qué no lo he mencionado? Pues lo buscáis, que no voy a estar en todo. Bien, entré al Cementerio, pregunté en la Centralita. Que no es Centralita sino Recepción? Joder con los chiquillos, qué protestones estáis hoy. Un tío todo arreglado, camisa, chaqueta, corbata, y una cara más larga y avinagrada que un día sin pan, me indicó el Nicho 4.203-bis. Cuando llegué al Nicho 4.203-bis (y no conté los Nichos hasta llegar que eso no habría sido muy práctico), pude darme cuenta fácilmente que se trataba de una vitrina acristalada. A través de la vitrina podía verse un pequeño tapete verde cobalto como fondo y una sencilla urna funeraria al centro de ese espacio, justo al lado se erigía el logo azul y rojo de Canal 9, que no sé porqué guarda cierta similitud con la cadena de la que era reportero Bill Murray en la peícula Atrapado en el Tiempo. Debo haberme quedado mirando fijamente la vitrina como cosa de un cuarto de hora. Me esperaba que hubieran enterrado el programa, que le hubiesen construido un Mausoleo incluso, dada la popularidad que llegó a cosechar, y va y me encuentro con que al menos aparentemente han debido de llevarlo al Crematorio, encerrando las cenizas del programa en una urna, y expuesto la misma en una vitrina para los fieles que se acerquen al Cementerio. Sé que para los fieles digitales han habilitado una página web conmemorativa, y el público le ha abierto una cuenta de Facebook postmortem, como si fuese el Meta de los hebreos. Cuando me encontraba ante la urna, escuché unos pasos a mis espaldas. “Puedo ayudarle señorita?” Me giro y me encuentro con una gorra medio aplastada como las que usan algunos cazadores color verde oscuro. La gorra intentaba cubrir, lo intentaba de veras, una sandía donde ya faltaba el cabello, y el que había se encontraba grasiento del trabajo constante. Creo, no, estoy segura, que en toda mi vida he visto sonreír más a un hombre. No sé si había visto recientemente un espécimen de una calidad escultural como la mía, pero estuve tentada de indicarle que mis ojos estaban algo más hacia arriba. Joder, que estábamos en un puto Camposanto y no es el lugar más adecuado para mirarme las tetas. Vale, asumamos que mis tetas son adecuadas para echarle un vistazo, y eso que no son las de la canción la Ramona pechugona tiene cántaros …, pero no precisamente aquí y presentándose esta coyuntura de la vitrina de marras. Bueno, volvamos al sonrisitas. A su pregunta de “Puedo ayudarle señorita?” le respondí que simplemente me encontraba allí para presentarle mis respetos a un programa de entretenimiento de Canal 9 recientemente fallecido, quizá él había oído algo en las noticias porque la radio no había parado de dar la noticia del hecho. Es que él tenía la costumbre de escuchar música mientras trabajaba, con esa especie de hilos blancos que se pone a veces la juventud, cosas suyas. Pero creía que algo había oído comentar al de recepción al salir en el descanso del bocata. Sea como sea el de la raja del culo me confirmó las apariencias iniciales. Efectivamente y tal como yo pensé, se decidió incinerar el programa de entretenimiento, ya que al estar en una Cadena Pública, eso de oficiar una ceremonia en cualquier religión y posteriormente darle sepultura, podría dar algunos problemas, máxime en un Estado aparentemente Aconfesional. De forma y manera que se optó por el Crematorio y una sencilla urna tras una vitrina. Y no, no me seáis malpensados. Además ya os lo he dicho, el que sonríe escatológicamente en vertical, y yo no acabamos en posición horizontal. Podría sentirme identificada porque ambos tenemos incisiones, pero la mía siguió oculta, lo juro por Snoopy y por las bragas de Mafalda.


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