Mosca Explosiva de culo peludo

 Pues sí, era ella, ya sabía yo que lo acabaríais adivinando. O tal vez habría que utilizar el pronombre personal ello. En cualquier caso era la mosca gorda explosiva de culo peludo que el otro día se coló en mi cuarto cuando yo estaba tranquilamente haciendo calceta. Tengo esas ventanas alargadas que tienen un eje en el centro y que se abren por arriba y por abajo (esa simetría le encantaría a Hercules Poirot) pero las muy ladinas también poseen un tope que les impide abrirse en demasía, y la mosca gorda explosiva de culo peludo cupo apenas cuando entró volando y atronando con esas cacho alas que tiene. Cupo! Me encanta esa palabra. Quepo, cupo, esas formas de verbos irregulares que hay que aprenderse por narices para no parecer unos incultos y no decir también lo que dicen los niños cuando intentan conjugar en indicativo la tercera persona del pasado perfecto del verbo CABER y su lógica les lleva a decir CABIÓ o bien lo intentan con la primera persona del presente de indicativo del mismo verbo y les sale CABO. Pero volvamos a la mosca gorda explosiva de culo peludo. Pues entró mientras estaba yo ahí hilvanando una aguja con otra, o intentándolo al menos, y pensando en la simbología de una aguja jugueteando con la otra, intentando entrar por un lado y luego por otro como si fuese un motorista en un Gran Premio o viéndolo como algo más agradable como alguien en una relación interpersonal.