Hace poco una vecina me comentó algo acerca de una Agencia de Viajes de nombre resplandeciente diría yo de Valencia city y me dije ¿por qué no? Lo que ocurre es que ahora tengo poco peculio y solo contraté una escapadita de un día a Alicante donde hay una Exposición sobre Irán llamada “Irán Cuna de Civilizaciones”. Bueno, cogí los bártulos y allá que me fui. Los bártulos que para un solo día eran el justificante del viejecito, un poco de pasta por si las moscas y mi cara bonita, que por cierto según unas, unos y viceversas es bastante bonita y al final te lo crees y todo. Al comienzo, todo como la seda, paramos como un cuarto de hora a tomar un cafetito en un bar de carretera a la altura de la población de Beneixida y luego rectos al Museo Arqueológico para la Exposición ya en Alicante city. La entrada al Museo es como si entrases en un Campus Universitario, sin las universitarias naturalmente. A ese Museo parece que no se le acaban las salas, la pobre guía que nos narraba la explicación de lo que veíamos no sabía si sentarse o echarse un ratito, afortunadamente para ella y para el prójimo era jovencita, no sólo era una cara bonita desde luego, estaba allí por algo, pero tener esa cara la tenía. Por cierto, que en muchos jarrones, platos y tablillas había explicaciones en Braille lo cual sería una gran ayuda aparte de las explicaciones suplementarias que se puedan dar, no conozco la política interna del Museo al respecto pero espero que lo habrán considerado dado lo abierta que es la ciudad en otros aspectos. Bueno continúo con mi aventura alicantina. Lo malo fue cuando salimos del Museo. Habíamos quedado previamente en una calle lateral de ese Museo, pero como yo sufro de desorientación espacial, probablemente en lugar de ir hacia la derecha fui hacia la izquierda y me descolgué del grupo. Porque además de los ademases, me entretuve en la tienda del Museo que está junto a la puerta para comprar unos regalitos. Me conozco, así que tenía que haber seguido a la manada y santas pascuas. Pero no, me quedé rezagado del pelotón y perdí el maiot amarillo.
Cuando no encontré por ninguna parte a los del bus, y conforme iba pasando el tiempo, lo único que se me ocurrió fue hacer la visita por libre y volver después en tren a las Valencias. Afortunadamente había oído como por la mañana en el bus la guía (no la del museo, sino una rubia de la Agencia) nos contaba que el barrio de Santa Cruz de Alicante era pintoresco, así que ya tenía donde comenzar la visita. Después de comer Low cost, pregunté el camino hacia el barrio de marras, y un transeúnte muy amable me lo indicó pero advirtiéndome que la zona estaba llena de putas y yonkis de manera que tuviese cuidado (ahora no os vayáis a Alicante de cabeza a por las putas del Sur que os conozco como si os hubiese parido y como lo hagáis se lo chivaré a vuestra madre que la conozco de la pelu de Marissa). Ya en Santa Cruz, no me adentré mucho en el barrio no por temor a un navajazo de un camello o un chulo que eran hacia las 17:00, sino porque de caminar y más probablemente del calor se me produjo una muy agradable ampollita en el pie derecho que me jorobaba cada vez que caminaba. De todas formas ese barrio está reformado y lo han hecho peatonal, algo parecido a la zona Histórica de Valencia con la Plaza Redonda, la Calle Carniceros y todo eso, o junto a la Plaza de Tetuán, la Calle Conde de Montornés y la de Gobernador Viejo. De forma que hice muy poquitas fotos por la puñetera ampolla. Aún así los portones de la San Nicolás Patrimonio Histórico las tengo. Y fuera del barrio me llamó la atención el Paseito Ramiro, así que me di una vuelta por allí, y luego ya decidí subir un poco hacia el Castillo de Santa Bárbara, no para llegar hasta allí, sino porque un chaval alicantino me dijo que aunque hasta llegar al Castillo me quedaba un tramo largo sí había un Mirador muy bonito desde donde tomar unas vistas. Y como decía el malo de Robocop “los buenos negocios están donde los buscas”. Iba buscando fotos panorámicas de la Ciudad y me encontré con una callejuela estrecha y embaldosada con macetas a ambos lados llamada de San Antonio que te hacía creer que estabas en Andalucía. Lo malo es que yo no podía entrar allí porque había escaleras y rampas a tutiplen, pero me asomé y saqué mi fotito. Luego ya bajé hasta la estación de tren, dejé la Cuna de Civilizaciones y retorné a la Ciudad de los Bárbaros del Norte.
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