Hoy he ido a unos
jardines uno en la esquina de la Calle Serrería con la Calle Justo y Pastor y otro a unos 50 metros en la esquina de la calle
Serrería con la Calle Justo Vilar. La diferencia es que un
Justo nos salió pastor y otro vilar.
Vamos que uno rural y otro urbano, ya que según Tradukka.com
vilar pude ser pequeña aldea o lugarejo.
Si enfilamos la
Calle Serrería o Carrer Serradora para los entendidos que igual lo
vemos escrito de esa forma en los rótulos hacia la Ciudad de las Artes y de las Ciencias a la parte de la derecha vemos el Jardín de Justo y
Pastor. Y lo primero que alcanzaron a vislumbrar mis ya cansados ojos
fue que el jardín se encontraba casi rodeado de una verja de obras.
Eso fue desde la otra acera de la Calle Serrería … o Serradora. Al
cruzar el Rubicón de mis entretelas vi que en realidad la
verja estaba más para la calle de Justo y Pastor y para las aceras
que para el jardín en sí, por cierto que en la verja pone TECOPSA,
toma ya! a que es chuli? suena a la vez tecnológico, corporativo y
profesional. La entrada al jardín es un camino enladrillado y muy
aseado que encara un árbol que debe ser el bisabuelo de alguien, muy
frondoso y que extiende mucho sus ramas sobre una zona de juegos
infantil y unos bares aledaños al jardín. La zona de juegos, en la
que hay pues columpios, un tobogán y unos saltadores se encuentra
sobre una especie de cuadros de paneles de gomaespuma, y todo ello
sobre una zona arenosa. Desde luego hay unos dos o tres árboles más
como el de la entrada, y ese es el jardín.
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Si ahora cruzamos a
la izquierda, vamos al jardín de Justo Vilar. Lo primero que veo al
entrar es una especie de pérgola psicodélica y colorida. Lo que
estaba claro es que ese jardín estaba partido en dos módulos y uno
era el de esa especie de pérgola. Entré en ese módulo, y aunque no
soy uno de Misterios S.A. encontré una críptica y algo
enigmática inscripción de un tal ácrata que dice: "el dolor
me pasa por encima pero no me atraviesa" y ahí lo deja para un
análisis en profundidad. El otro módulo es una escalera para subir
a un tobogán, y arriba de todo hay un tejadillo. Como curiosidad
diré que allí se habían dejado el armazón de lo que había sido
una neverita que probablemente había compartido muchas tardes con
Homer y su cerveza Duff. Al final hice dos fotografías
de unos árboles bastante altos. Yo no soy un experto, a pesar de que
me consulta frecuentemente al respecto la Universidad de la Ínsula Barataria, pero esos árboles me parecen de esos de hojas
perennes que no hay que cuidar mucho.





