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lunes, septiembre 23, 2019

Exposición sobre Irán en Alicante

 

Hace poco una vecina me comentó algo acerca de una Agencia de Viajes de nombre resplandeciente diría yo de Valencia city y me dije ¿por qué no? Lo que ocurre es que ahora tengo poco peculio y solo contraté una escapadita de un día a Alicante donde hay una Exposición sobre Irán llamada “Irán Cuna de Civilizaciones”. Bueno, cogí los bártulos y allá que me fui. Los bártulos que para un solo día eran el justificante del viejecito, un poco de pasta por si las moscas y mi cara bonita, que por cierto según unas, unos y viceversas es bastante bonita y al final te lo crees y todo. Al comienzo, todo como la seda, paramos como un cuarto de hora a tomar un cafetito en un bar de carretera a la altura de la población de Beneixida y luego rectos al Museo Arqueológico para la Exposición ya en Alicante city. La entrada al Museo es como si entrases en un Campus Universitario, sin las universitarias naturalmente. A ese Museo parece que no se le acaban las salas, la pobre guía que nos narraba la explicación de lo que veíamos no sabía si sentarse o echarse un ratito, afortunadamente para ella y para el prójimo era jovencita, no sólo era una cara bonita desde luego, estaba allí por algo, pero tener esa cara la tenía. Por cierto, que en muchos jarrones, platos y tablillas había explicaciones en Braille lo cual sería una gran ayuda aparte de las explicaciones suplementarias que se puedan dar, no conozco la política interna del Museo al respecto pero espero que lo habrán considerado dado lo abierta que es la ciudad en otros aspectos. Bueno continúo con mi aventura alicantina. Lo malo fue cuando salimos del Museo. Habíamos quedado previamente en una calle lateral de ese Museo, pero como yo sufro de desorientación espacial, probablemente en lugar de ir hacia la derecha fui hacia la izquierda y me descolgué del grupo. Porque además de los ademases, me entretuve en la tienda del Museo que está junto a la puerta para comprar unos regalitos. Me conozco, así que tenía que haber seguido a la manada y santas pascuas. Pero no, me quedé rezagado del pelotón y perdí el maiot amarillo.







 

Cuando no encontré por ninguna parte a los del bus, y conforme iba pasando el tiempo, lo único que se me ocurrió fue hacer la visita por libre y volver después en tren a las Valencias. Afortunadamente había oído como por la mañana en el bus la guía (no la del museo, sino una rubia de la Agencia) nos contaba que el barrio de Santa Cruz de Alicante era pintoresco, así que ya tenía donde comenzar la visita. Después de comer Low cost, pregunté el camino hacia el barrio de marras, y un transeúnte muy amable me lo indicó pero advirtiéndome que la zona estaba llena de putas y yonkis de manera que tuviese cuidado (ahora no os vayáis a Alicante de cabeza a por las putas del Sur que os conozco como si os hubiese parido y como lo hagáis se lo chivaré a vuestra madre que la conozco de la pelu de Marissa). Ya en Santa Cruz, no me adentré mucho en el barrio no por temor a un navajazo de un camello o un chulo que eran hacia las 17:00, sino porque de caminar y más probablemente del calor se me produjo una muy agradable ampollita en el pie derecho que me jorobaba cada vez que caminaba. De todas formas ese barrio está reformado y lo han hecho peatonal, algo parecido a la zona Histórica de Valencia con la Plaza Redonda, la Calle Carniceros y todo eso, o junto a la Plaza de Tetuán, la Calle Conde de Montornés y la de Gobernador Viejo. De forma que hice muy poquitas fotos por la puñetera ampolla. Aún así los portones de la San Nicolás Patrimonio Histórico las tengo. Y fuera del barrio me llamó la atención el Paseito Ramiro, así que me di una vuelta por allí, y luego ya decidí subir un poco hacia el Castillo de Santa Bárbara, no para llegar hasta allí, sino porque un chaval alicantino me dijo que aunque hasta llegar al Castillo me quedaba un tramo largo sí había un Mirador muy bonito desde donde tomar unas vistas. Y como decía el malo de Robocop “los buenos negocios están donde los buscas”. Iba buscando fotos panorámicas de la Ciudad y me encontré con una callejuela estrecha y embaldosada con macetas a ambos lados llamada de San Antonio que te hacía creer que estabas en Andalucía. Lo malo es que yo no podía entrar allí porque había escaleras y rampas a tutiplen, pero me asomé y saqué mi fotito. Luego ya bajé hasta la estación de tren, dejé la Cuna de Civilizaciones y retorné a la Ciudad de los Bárbaros del Norte.

sábado, septiembre 14, 2019

Serratella (Castellón)

 

Recuerdo vagamente un viajecito que hice yo solo con mi padre mano a mano, lo que significaba tragarme todo el humo de su puro. Porque en esa época raro era el momento en el que no se le encontraba un puro en la boca. Sus amigos en las bodas y cumpleaños le regalaban habanos naturalmente; si no ocurría así, iba enfrente del despacho donde trabajaba porque había un Estanco y compraba esos puros estrechos y retorcidos que parecía que le encantaban, aunque con ocasión a un viaje que hizo a Italia con mi madre hace tropocientos años tomó conciencia (como Skynet en Terminator) de la existencia de los Toscanos Garibaldi, esos puros finitos y aromáticos con pinta de ser carillos. Además, como buen valenciano fumó bastantes Caliqueños. También probó algún que otro farias y varios pata de elefante cuando se pusieron de moda. Solo que al final hubo de reducirlo por problemas de salud a un puro semanal que se fumaba el Domingo después de comer. Pero en ese viaje yo debía de tener 16 así que él tendría 50 si no he calculado mal que esto se me da de pena - en el colegio si aprobaba las mates era de puñetero milagro - . Vamos, que el humo me lo llevaba de regalito fijo, menos mal que como casi todos los conductores le gustaba abrirse la ventana del Triana que era el coche que nos llevaba esa vez, y además era de los conductores que sacaban medio codo al conducir. En esa ocasión decidimos ir a la localidad castellonesa de Cabanes donde había ciertos parajes para fotografiar, además mi padre tenía el deseo de subir a unas montañas llamadas Serratella a las que se podía acceder fácilmente desde allí, o al menos eso creíamos.

El viaje hasta Cabanes fue muy plácido, fue el típico viaje siguiendo la ruta de la costa, simplemente cuando llegamos a la altura de Benicàssim nos desviamos a la izquierda hacia allí, el caminito era bastante cuco, fuimos hasta la Torre d’En Domèmech e hicimos algunas fotografías. He consultado Internet y parece ser que la nomenglatura de las carreteras para ir de Cabanes a Serratella es la misma que cuando fui yo hace eones, lo que no sé es si las habrán arreglado desde entonces porque eran estrechitas de cagarse, el Triana cabía jutito jutito y lo pasé fatal en las curvas que supongo que un camión con remolque se lo pensaría antes de ir por esa ruta. Del pueblo en cuestión de Serratella no puedo decir nada porque pasamos de largo y tan solo puedo enlazar con su Ayuntamiento y poner una foto de Internet. Tras subir hasta la cumbre de esas montañas continuamos hasta llegar a Albocàcer del que igualmente pasamos olímpicamente. Entonces nos desviamos a la izquierda hacia San Pablo donde paramos a comer. En ese lugar comí de cine, era una especie de molino antiguo verdecillo con una ermita que me recordó no sé porqué a algún lugar de la Sierra de Espadán de esos plácidos y con los sonidos de la naturaleza de fondo. Y ya con la panza llena nos volvimos por la carretera del interior visitando toda la ristra de los típicos pueblos de la huerta adyacentes a Valencia. Lo dicho, todo era coger buen tiempo en la subida a la Serratella, los paisajes eran fabulosos para fotografiar y desde luego como remate en esa zona de Castellón se come muy requetebién.

miércoles, septiembre 11, 2019

La Gran Concubina d'Amón de Albert Salvadó


Me lo regaló Mercé hace años en un viaje a Francia en el que a la vuelta paramos en Berga. No estoy seguro de no haber opinado ya sobre este tema, pero como decía mi abuelo no te acostarás sin haber añadido una opinión más.
Que nadie se llame a engaño, ya sé que suena fatal pero la Gran Concubina de Amón es un mero cargo religioso. Gran Concubina, Divina Adoratriz que también aparece en el libro son cargos que solían darse a esposas, hijas u otros familiares de nobles, militares o sacerdotes de la Corte. En este caso la Gran Concubina de Amón es Nodine, esposa de Herihor militar que gobierna la parte sur de Egipto, mientras que otro militar llamado Smendes lo hace con la parte Norte, ocurriendo todo durante el reinado del faraón Ramsés XI. Evidentemente esa situación no podía durar. Desde el punto de vista de Ramsés era toda una amenaza a su poder soberano, aunque él mismo la hubiese creado. Herihor estaba en el sur y Smendes en el norte junto a él donde tiene la oportunidad de manipular al faraón a su antojo. Solo que entonces Herihor muere y su cadáver desaparece. Ha muerto un rey lo llaman en el libro, pelín pretencioso, aunque desde luego esta desaparición tendrá sus consecuencias políticas.
Inicialmente quise comprarme el libro en castellano en uno de los tenderetes de la librería especializada en Egipto Mizar en una escapada que hicimos a Barcelona, que és bona quan la bossa sona. Me lo quise comprar por su autor: Albert Salvadó que me gustó mucho cuando escribió El maestro de Kheops, pero solo lo tenían en este valenciano mal escrito, y entonces como por ensalmo apareció mi prima Mercé y me lo compró y yo fui tan rematadamente capullo que no le regalé ni la rosa.

Wikipedia

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