Hoy he ido al Jardín
de detrás de la Calle Juan José Domine. Es un jardín muy
pequeño y que aglutina una serie de equipamientos diversos en muy
poco espacio. Simplemente está muy lleno de palmeras por un lado.
Luego tiene una sección en la que hay un tejado con unos hierros
entrecruzados por donde supuestamente se enredarían diversas plantas
trepadoras y harían sombra, esto lo refuerza el hecho de que haya
unos grandes maceteros en los costados de esas estructuras. Más
adelante hay otro macetero de esos grandes donde hay una especie de
palmerita al lado de un árbol mayor; parece que un árbol adulto
haya decidido sacar a dar una vuelta a su hijo. Por otro lado, bajo
las estructuras de antes y por todo el parque hay como unos Ortoedros
de fantasía para usar a modo de bancos. Evidentemente, al centro del
jardín hay una pequeña zona infantil con un tobogán y un columpio
que es lo que más se lleva.
Me senté en un
banco frente a las famosas estructuras y de repente vi a una, cómo
decirlo? joder es que no me sale, a una tía buena desaparecer
con sus formas ondulantes justo por donde había escrito alguien una
especie de fórmula matemática, o quizá una fórmula alquímica de
poderes oscuros, místicos y arcanos. Mi fabulosa mente se puso
enseguida a elucubrar del porqué se había marchado con sus formas
sugerentes la tía buena por donde estaba la fórmula, y lo supuse
causa y efecto. De forma y manera que, no me lo agradezcáis,
pero si en adelante queréis que aparezca una tía buena ya sabéis;
os hacéis con un aerosol de color azul y con otro de color rojo
escribís la fórmula que pondré a continuación y será algo
impepinable, aparecerá una tía buena tan cierto como que
Gregorio Esteban Sánchez Fernández
era de Málaga.