Comentarios de libros, relatos fantásticos cortos (invenciones propias), algunos recuerdos y comentarios de paseos por jardines y museos
martes, abril 05, 2022
Prácticamente morí (actualización)
Os voy a contar la vez en que casi muero. La historia es esta:
Johnny LoMake Dox Veces había llegado con la Diligencia que venía del Este y nada más bajar del pescante, pasó por el Saloon de Gladys donde sabía que estábamos todos reunidos bebiendo, charlando, jugando a la brisca y armando una buena para decirnos que de un momento a otro llegaría al pueblo la famosa pistolera llamada Crazy Pelican Whipped Cream o Pel para abreviar. Vale, vale, lo sé de sobra, LoMake Dox Veces es un indio con sífilis, pero no por eso deja de ser creíble, no? que no escucha los rumores con el pito. Bien, tras este pensamiento tan profundo en exceso a mi entender, que casi me estalla el coco cuando lo he discurrido y verbalizado posteriormente, diré que de esa pistolera se susurraba, porque nadie se atrevía a decirlo en voz alta, que era más certera que Bill Hickok y más sanguinaria que Jesse James. Desde luego y nada más saber la noticia, todas las Fuerzas Vivas del pequeño campamento minero en que vivíamos y trabajábamos (solamente de forma ocasional) desaparecieron como por arte de magia, como si uno de esos magos que surgían como setas en la ciudad de Boston y sus alrededores les hubiese echado algún abracadabra. Y en el saloon, que estaba hasta los topes hasta ese momento, nos quedamos 3 amigos y yo con los vasos en la mano algo desconcertados porque en la estampida se había incluido el héroe y pistolero local - Luckie Joe - que todos creíamos que iba a salvar el día. Mis tres “presuntos amigos” se quedaron mirándome e insistieron en que fuese yo el que me enfrentara con Pel ya que era el único que tenía revólver. Y eso sin tener en cuenta el hecho, que insistí en dejar claro, de que mi único acierto como tirador era un saco de avena que la vieja Polly guardaba en la parte de atrás de un cobertizo para herramientas de su propiedad. Sobre ese saco, unas tardes atrás había colocado unas cuantas latas y botellas y luego había intentado hacer blanco, pero sea como sea (quizá había bebido de más ese día o hacía un viento desmesurado, que a nadie le gusta admitir que es un auténtico zoquete con la pistola aunque sea para salvar el culo) las balas habían ido a parar al maldito saco de avena. Pero nada, el colega que estaba sentado enfrente de mi, llamado “el espatarrao” porque simplemente no tenía cintura al caminar y parecía una herradura de la buena suerte, porque todos saben desde Arizona hasta donde están los penes que silban que las herraduras se colocan con los cuernos hacia arriba para repeler espíritus. Bueno, el espatarrao simplemente me dijo que procurara apuntar más alto, y que había visto otros tiroteos de Pel y normalmente no se movía del sitio, o sea que yo no tendría problema en cuanto a blancos móviles, porque ya sabíamos todos que yo no era muy rápido de reflejos. Y claro, los otros dos compañeros animando y llenándome el vaso una y otra vez. Esos son mis amigos! Al primer contratiempo con el que se encuentran, se vuelven contra mi y me echan a los leones.
Prácticamente morí 2 >>>
viernes, abril 01, 2022
Erik el godo. el sabio de Cesaracosta de Isabel Abenia
Erik el godo. El sabio de Cesaracosta de Isabel Abenia.
En una aldea de goda Escandinava, el godi de la misma presiente que se avecina una catástrofe que arrasará su poblado. El godi ya es anciano, pero tiene una hija y realiza los preparativos para que contraiga matrimonio con un godo robusto, facilitando las instrucciones oportunas a la nueva familia de su hija para que viajen hasta una lejana y blanca ciudad en la Visigoda Hispania. Los godos ya adultos encuentran serias dificultades para establecerse en una nueva ciudad con otras tradiciones y un sólo dios, donde los godos de Hispania han olvidado casi todas sus costumbres ancestrales y se han “romanizado”, pero para los jóvenes del grupo resulta mucho más sencillo asumir una nueva realidad. En el seno de esa familia goda, hay un muchacho llamado Erik que prospera rápidamente en la nueva ciudad. Primero es ayudante del Obispo de Cesaracosta, aprendiz de un médico famoso, confidente del Comes Civitatis y de diversos Reyes, Juez, propietario de un Hospital y amigo de los necesitados.
Me compré este libro: uno, porque estaba rebajado, y dos, porque ya me había leído La última sibila de la misma autora y me gustó. Personalmente, creo que la trama del libro La última sibila está mejor hilvanada que la de Erik el godo, aunque esto no quiere decir que este libro no sea veraz, convine con exactitud las culturas goda, hispano romana y judía, y agregue el atractivo de tratar una época poco conocida, de corta duración, y con un territorio cambiante conforme había escisiones dinásticas, la Patria Visigoda.
Wikipedia
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