Mascarell. Por fin hemos ido a Mascarell y he podido ver cómo narices era el pueblo. La excursión era: visitar primero Mascarell y sus murallas y luego echar un vistazo a unos búnqueres de la Guerra de las Galaxias, perdón de la Guerra Civil en los alrededores de Nules. Pero nuestra guía ha tenido la idea de alterar los factores del producto (los búnqueres primero y Mascarell, ca un pa d’ell, después, no sé porqué razón, aunque evidentemente el resultado ha sido el mismo. Quizá era porque con Mascarell ya estaríamos al final de la tarde y mucho más cansados y nos importaría muy poco que en el recuento de 2017 la población no tuviera más que 211 habitantes.
Sea como sea en nuestro pequeño viajecito primero paramos a tomar algo en un bar de carretera, y nuevamente no recuerdo ni el nombre del lugar. Lo que sí recuerdo, porque resultaría difícil que se me borrara de la memoria, es que había allí un señor que podría decirse que estaba embarazado de unos 35 meses más o menos. Yo pedí una bolsita de bolas de queso y un zumo de piña que creo que aún estoy digiriendo porque tengo una digestión leeeenta. De ahí fuimos a los búnqueres cercanos a Nules. En la web de la Agencia de Viajes ponía que esos búnqueres estaban ubicados entre naranjos, pero una mujer que venía delante mío no lo habría leído o no se acordaría así que llevaba tacones, y luego se quejaba de que le dolían los pies. La guía nos comentó que originalmente habían 5 búnqueres, pero que íbamos a ver solamente 4 porque no habían logrado localizar el quinto. Es una mera suposición, pero igual lo chorizó un alto mando franquista, ya que igualmente nos comentó que al acabar la Guerra Civil, Franco no ordenó echar abajo los búnqueres sino que quiso que siguieran en pie para poder efectuar pruebas militares en ellos. Luego si alguien los sustrajo, debía ser alguien que supiera dónde estaban, y hablamos de un tiempo sin Internet y sin la información actual. Bueno sigo, casi enseguida me descolgué del grupo y visité el último búnquer que debíamos ver y el mejor conservado pudiendo penetrar en él y teniendo la gran suerte de encontrar un conejito en su interior, y gordo ¡redios! Luego me volví a reunir con toda la manada y seguí a Pájaro Guía y a En Pie Con El Puño En Alto que era mi compañera en la manada. Visitamos alguno más, contando un búnquer algo afrancesado a mi entender ya que tenía un corral con un lustroso gallo en él, claro que también podría ser un gallo portugués, o un gallo de mi pueblo y así no hay peleas.
Volvimos al bus. Iba a decirle a la guía que la Vilavella estaba muy cerca de Nules y Mascarell y que podía combinar la visita si quería y había tiempo ya que allí había cosas para ver, cuando me sorprendió diciendo por micro que íbamos a comer en un pueblo llamado la Vilavella. ¡Viva la mamá! Porque me parece que la guía ha sido mamá. Bajamos en la Vilavella serían las 12:30 y nos dijo, “¡a las 14:30 a zampar!” y hasta entonces visitad el pueblo, pasead y haced fotos. Nos desperdigamos por allí. Yo sabía que había un castillo árabe, bueno sus ruinas, y le pregunté a un caballero sin caballo si quedaba lejos. Su respuesta fue que muy lejos, que hacía falta buena parte de una mañana o de una tarde para subir y bajar de allá, de forma que solo me acerqué un poco e hice unas fotos. Seguidamente me acerqué hasta la Plaza Mayor donde están el Balneario (pequeño pero muy elegante por cierto) y la Iglesia de 1756 pero restaurada. Después deambulé por las calles del pueblo, puesto que no había pérdida como ya sabía nuestra guía al cortarnos la correa y dejarnos ir, e hice algunas fotitos a casas que me pareció que destacaban de la Vilavella. Una vez comidos, marchamos hacia Mascarell ca un pa d’ell, y llegamos a un parquing donde había … redoble de tambor … un coche. Mascarell es una población totalmente amurallada de forma cuadrangular. Es muy pequeña, nunca se le ha permitido ser independiente. Antiguamente porque era de origen morisco y se la integró en la Baronía y Marquesado de Nules, desde el Siglo XIX su Ayuntamiento es Pedaneo de Nules. Pese a todo ese Ayuntamiento hay que verlo y fotografiarlo. También hay que fotografiar la iglesia Parroquial (inicialmente del S. XVII). Hay que tener en cuenta que todo Mascarell estuvo bajo bombardeo en la Guerra Civil por lo que su mayor parte ha tenido que ser restaurada.