Hoy he contratado una escapada al Real Monasterio de la Virgen de la Salud y al Carnaval de Vinaroz. Como me han comentado más tarde en la excursión una mujer que estaba con Carlos, con Pilar y conmigo, la escapada la había escogido más por lo del Carnaval que por lo del Santuario. Le contesté que creía que la había escogido por lo mismo que la mayoría de la gente pero que como yo era un bicho raro la había escogido por lo del Santuario. Antes de seguir, he de decir que me siento algo incómodo y descolocado entre un número relativamente grande de gente, pero cuando nos referimos a solamente unos cuantos o cuando comienzo a conocer bien a las personas ya me arranco y no me cohíbo.
Me quería despertar temprano para ducharme, desayunar y estar en la Estación del Cabanyal para coger el autobús de la Agencia a las 8,00 pero me dormí y luego iba de culo, que llegué pero cuando el autobús casi estaba ya saliendo. A las 9,45 parábamos en un bar de carretera para un tentempié, pero como yo no había ni desayunado pues comí un poco más.
Luego ya fuimos hacia el norte por la A7 y llegamos al Real Monasterio de la Virgen de la Salud aproximadamente a las 11,30. Bueno, donde llegamos es al desvío de la A7 al Monasterio. Donde entramos fue por una carreterita, que estaba en buen estado eso por supuesto, pero era una estrecha cinta por la que dos coches particulares que viniesen uno en un sentido y otro en el contrario y se encontraran en un punto como si fuese un problema matemático se tendrían que ladear a un lado y al otro para poder pasar, así que un autobús ... Mientras esperábamos al guía quien tenía que abrirnos las puertas del monasterio, visitamos los exteriores y los fotografiamos: la Capilla del Milagro, la Cruz Cubierta que hay en la entrada, el Pórtico de entrada, las ventanas del túnel, la cúpula de la iglesia, el pozo del final … El guía se disculpó por haber llegado tarde, ya que la visita estaba previamente acordada para las 12,00 y llegó a las 12,40 aprox. Evidentemente según él no tenía ninguna culpa, pero como se sentía culpable sea como sea, nos hizo la visita habitual: la iglesia antigua, la iglesia más moderna y la sacristía. Pero después la alargó añadiendo la habitación VIP donde una vez durmió el rey Felipe II, un sillón de madera articulado que poseía una especie de bandejita en el respaldo para que quien fuese pudiera comer, pero que cuando se alzaba el sillón recobraba su forma de sillón y podía alojar cómodamente a 3 personas de amplias posaderas, y finalmente nos mostró dos lápidas mortuorias colocadas en la entrada y nos explicó el porqué de su colocación en la puerta donde todos pasaban por encima. Salimos del Monasterio y fuimos camino de Vinaroz y fuimos zumbando por si llegábamos tarde al papeo que lo teníamos contratado a las 14,40. Bueno, llegamos. La gente estaba un poco mosca con el conductor no sé porqué pero yo le habría cantado la canción esa que cantan los nanos a los conductores de sus autobuses en la escuela. Aunque si yo canto, es para taparse las orejas. En Vinaroz me uní a dos féminas y a un caballero sin caballo y, ¿cómo no? al final me perdí en las calles del Carnaval. Pero como habían dicho que a las 19,00 en el Puerto no había pérdida. Seguí algunas calles de Vinaroz buscando carrozas y haciendo fotos y a las 18,40 fui hacia el Puerto y encontré el bus sin problemas. A las 19,00 volvíamos a las Valencias. Enseguida se hizo de noche, pero allá las 20,20 vi un cartel que ponía “Puig de Santa Maria” y poco después vi unos silos de vino con los que le tomábamos el pelo a mi madre, exagerando su afición a dichos caldos.