Mi
padre solía ser bastante escrupuloso en lo referente a su yantar y
ponía mala cara cada vez que alguien combinaba un alimento dulce con
otro salado: por poner un ejemplo, algo tan simple como el jamón con
melón. No hace nada he terminado un librito negro llamado El amante
germano de Pilar Pedraza. Este librito, y en esta ocasión está bien
utilizado el diminutivo, me ha recordado esa combinación de sabores.
Va
de una historia basada en la Antigua Roma Imperial con senadores,
gladiadores, esclavos … solo que también viene acompañada de un
cierto componente esotérico que para postre según mi punto de vista
no está muy desarrollado. Francamente, la novela no me gustó, lo
que no quiere decir que no me la leyese de pe a pa. Una porque el
libro no es muy largo, y otra porque una novela ha de ser mala de
narices para que yo acabe con el libro antes de empezarlo, y ese no
es el caso, simplemente no me gustó. Me recordó una peli de
Humphrey Bogart que vi
llamada La Burla del Diablo y que los cinéfilos comentaban que se
había filmado aprisa y corriendo. Pues eso, creí que acaso Pedraza
tenía algún límite de tiempo para publicar o alguna otra cosa, de
manera que con la temática romana del libro yo no veía problema
porque hay innumerable documentación a la que poder acudir y porque
evidentemente Pedraza sabe del tema, pero en la temática esotérica
y de brujería parecía como si hubiese empezado algo y no supiera
cómo darle un final adecuado de forma que se sacó de la manga una
especie de abracadabra y así acabó con su problemita, eso según mi
parecer naturalmente que es un libro y su contenido es siempre muy
personalizable, ojalá fuese pechonalizable.
Va
de la hija del Senador Domicio Porcino (juro por Wotan y por Ishtar
que se llamaba así) de nombre Valeria, una niña de esas que se
creen princesitas y algo alocada según su Pater. Gobernaba Roma el
Emperador Cayo, que fue uno de los primeros en fomentar los
matrimonios mixtos entre los germanos de su guardia personal y las
jóvenes aristócratas de la ciudad, cosa contraria a la opinión del
Senador. En un paseo por Roma, Valeria se cruzó con un joven germano
de la guardia llamado Druso Minor, le dio un desmayo y hubo de ser
trasladada a su domus. La mater de Valeria la domina Domicia es quien
intuye el verdadero motivo del desmayo de Valeria y de esa forma
Valeria y Druso Minor se prometen en matrimonio, pero ¡ay! antes de
casarse definitivamente llega un mensaje del Emperador reclamando a
los soldados germanos pues ha habido una sublevación y Druso ha de
ausentarse precipitadamente. Y es a los pocos días cuando se sabe
que Druso ha muerto por salvar al Emperador. Evidentemente Valeria
cae desconsolada sintiéndose medio viuda. Llega incluso a invocar a
las Cárites Infernales y pedirles que hagan retornar por un día a
Druso Minor del Hades para que se pueda casar y consumar el
matrimonio. Al final las Cárites dan el visto bueno y lo hacen con
el consentimiento de la diosa del Inframundo Proserpina. Druso llega
del otro lado y “se porta”, se nota que tenía ganas el chico. El
problema es que cuando ya ha ocurrido todo esto van pasando y pasando
los días, pero el estado de Valeria es el mismo. De forma y manera
que su madre la domina Domicia trae a casa a una vieja amiga suya
para ver si puede echarle una mano: la maga Próxima Nigra. Y así
comienza la novela en sí, cuando Próxima intenta hacer para Valeria
una especie de sucedáneo de Druso Minor.