Hermanos
míos, nos encontramos hoy reunidos ante los ojos del Altísimo …
para que os comente cómo me ha ido en mi visita al Jardín de Monforte. Jo, después de tamaño comienzo una cosa tan sumamente
terrenal, no? qué bajón! Decir que en origen, yo tenía previsto ir
a Carlet, pero me dije que hacía mucho calor y mejor ir a un
sitio más fresco, así que me decidí por una visita guiada al
Jardín de Monforte, que pese a estar en la misma Valencia, pocos
visitan como no sea para casarse o para alguna comunión.
Bueno,
llegué pronto y casi enseguida me encontré a dos señoras que
conocía de anteriores visitas, que habían llegado más pronto aún
y habían dado ya varias vueltas por los alrededores. Me dijeron que
podíamos entrar y sentarnos a la sombra a esperar al personal y eso
hicimos (supongo que estaban cansadas de realizar su Tour de France particular por la cercana Alameda y calles
adyacentes). Pronto llegaron los demás con nuestra guía a la
cabeza, que como me habían comentado mis amigas había regresado no
hacía nada de una visita a Asturias. Comenzamos la visita por
un corto pasaje entre pequeños cipreses donde estaba sentado con mis
acompañantes, y lo primero que vimos al salir a una semiplazoleta
fueron la parejita de leones enviados a Madrid para el Congreso,
pero desechados por los madrileños.
Entre estos leones, y por
una escalera de piedra, subimos apenas 4 escalones, encontrándonos
con una serie de setos con intrincados dibujos, y
con alguna ocasional
estatua, representando a un
dios o diosa de la época clásica, como
se dijo organizando el
desorden de la naturaleza.
Luego
entramos en una especie de túnel vegetal,
con una serie de plantas que me niego en redondo a identificar pese a
que mi experta opinión se recabe en todos los foros, que cruzaban
por encima de nuestras cocorotas. Un apunte, en ese túnel advertí a
os bellezas, probablemente del Norte, dado el tono de su pelo y su
piel. Bueno, ya sé que eso no tiene nada que ver, pero es curioso
que dos jovencitas del Norte que tendrían 20 años ya estaban en
esos jardines y yo que vivo toda la vida allí, con 54 años, es la
primera vez y de casualidad. Al pasar la barca me dijo el barquero,
perdón, al pasar por allí y salir del túnel, cruzamos por una
parte algo más frondosa de los Jardines
de Babilonia
y finalmente desembocamos en un estanque con algo de vegetación, que
se llamaba estanque de los nenúfares. Allí se nos dio una
miniconferencia de cómo los griegos y los romanos amaban conversar
junto a estanques como un modo de tratarse los posibles males
emocionales, y
como lo hacían igualmente quienes emulaban esa Antigüedad. Ahí
dijo que otro pueblo que hizo exactamente lo mismo fue el árabe,
solo que los árabes no llamaban a estos lagos estanques, sino
(y
entonces hizo una breve pausa), y la listilla de la clase amagó en
levantar la mano y casi gritó “albercas”, y cuando le dijeron
que sí con la cabeza, hizo un gesto como de un deportista que ha
ganado un título (toma ya!), la selección de rugby neozelandesa que hace el baile maorí de la Haka, una especie de baile del gorila sedente, o de alguien que tiene muchas ganas de ca …
piiip!
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Leones desechados
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Túnel vegetal con ramas que cruzan por encima
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Zona algo más frondosa
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Estanque de los nenúfares
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