Me gusta este libro. Sobre todo la evolución de su trama, que es lo único que si lo cuento, seguro que jorobaría a alguna persona. Pero a mi entender vale la pena. Al terminar el libro, estaba viendo una película en la TV. Salía esa leyenda que solía contar Vieja Madre, ya sabéis, sí hombre, la de la Niña de Ojos Azules. Supongo que Vieja madre intuía que se necesitaba una leyenda más perdurable que las antiguas tradiciones guerreras que otorgaban al mayor cazador la Lanza Blanca, y la encontró en esa Niña de Ojos Azules. Lamentablemente, no vi la película entera. Cuando apagué el TV, la Niña de Ojos Azules había sido llevada a la Cabeza de la Serpiente, concretamente a la Montaña del Dios, en naves con alas que surcaban la arena del desierto. Bueno, si os habéis enterado, sois listos de verdad o bien sois unos frikis de esa película claro, pero el libro de mi amigo Frank está escrito muy claro y ameno. He contado el anterior lío para que forme un contraste con el libro que comento, que ya digo, es todo lo contrario a un lío. Trata de un noble veneciano de nombre Andrea Bianco quien en S. XV es capturado por piratas, esclavizado y puesto a remar. En su esclavitud hace acopio de un montón de experiencia, y navega donde no ha ido ningún hombre blanco (básicamente porque no sé sabe que lo es). Ya en el Mediterráneo es “rescatado” por un barco propiedad del Príncipe Enrique I de Portugal, cuyos ocupantes intentan ayudarle a recuperar su nombre y fortuna familiar en Venecia. Y ya me callo como un zorro para evitar el spoiler. Pero hay intrigas familiares, viajes de exploración, amor puro y desinteresado personalizado por una jovencísima portuguesa y una atracción sexual constante encarnada por la antigua novia veneciana de Andrea, una como dicen por allá "puttana".