En un país muy muy
lejano, palabra que rima con … pantano vivía un espagueti de esos
finitos que bailan break dance y hacen spinning con una bici estática
desde su casa. No hay que confundirlos con esos otros con amplias
carnes que se tumban a la bartola y ven todo el día series turcas
por TV, que aún hay clases. Siempre había vivido junto con su
compañera de piso, una jirafa articulada negra y flacucha de nombre
Amaranta. Vivía en un barrio de esos de toda la vida donde se
conocen todos y saben hasta si alguien ha cogido almorranas
últimamente. Se conocían desde que sus padres los habían inscrito
en uno de los primeros colegios mixtos de su zona en la ciudad y
cuando caminaban por la calle la Estanquera de la esquina enseguida
llamaba a Amaranta "la Tostadita". Pero ni así se habían
podido librar de las habladurías que corrían normalmente por el
barrio y que andaba murmurando desde antiguo que tenía que haber
algo sentimental entre Amaranta y Espagueti, a lo que ellos
contestaban con ardor la tontería esa de que eran solo amigos. ¿Solo
amigos …? le susurraba con intención el capullo del lechero a
Espagueti mientras le daba persistentes codazos en el costado en el
que luego le salía un morado. El lechero siempre andaba contando que
en tiempos había luchado en la famosa batalla de las berenjenas
rebozadas donde se tuvo que arrastrar por interminables trincheras de
bechamel, e igual era verdad porque fuertecito estaba el muchacho. Un
día que la parejita había quedado para dar una vuelta e ir de
tiendas. Sólo para echar un vistazo, nada de comprar, que no estaba
la cosa para ir tirando cohetes. Ese día del paseo vieron que
el barrio se había llenado de carteles que anunciaban a todo color
que la Administración había programado próximamente una serie de
sesiones que incluían unos baños, masajes y unos estiramientos en
Gimnasio. Bueno, estaba claro para Amaranta y Espagueti que a los dos
les sentaría muy bien esas sesiones con Gimnasio incluido, pero
estaba también clarinete para ambos que el barrio no perdería
la ocasión y arremetería una vez más con la consabida cantinela de
que los dos estaban juntos de alguna manera. Porque aunque el
gimnasio era tradicional, los chicos con los chicos, las chicas con las chicas …, la piscina sí era mixta. Sus
bisabuelos sí se bañaban separadamente, pero eran otros
tiempos con una especie de camisón y bañadores hasta la rodilla,
pero ellos ya juntitos en amor y compañía.