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lunes, diciembre 14, 2020

Visita a Chelva

 

Casi no llego. Había contratado una visita a Chelva pero con el frío que hacía un poco más y me duermo entre algodones. Con lo calentito que estaba, ya sabéis “un poco más mamá, un poco más mamá” y por los pelos ..., y gracias a una mujer con un nombre de galleta. De ahí ya salimos directos en el autobús de la Agencia y solamente hicimos una parada programada para tomar un café y estirar las piernas en un Bar de Carretera. Bar de Carretera, pero que tenía un Restaurante de Tres Estrellas, ¿eh? Yo tomé un café con leche bastante llenito y una tostada de tomate que parecía un zepelín de la Primera Guerra Mundial. Después de repostar, volvimos al Bus, y ¡de nuevo hacia Chelva!

Cuando llagamos a nuestro destino, lo primero que hicimos fue ir recto a la Plaza Mayor y allí nuestra guía nos enseñó varias cosas, pero principalmente la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Su fachada de estilo manierista y su campanario barroco. También nos comentó una curiosidad sobre su reloj que indica también el día del mes y de la semana. Nos dijo que el amor a los relojes viene de Carlos I en cuyo amor por la precisión tampoco se ponía el Sol. En esta Plaza también se encuentra la Casa Consistorial, mucho más moderna, y que a mi entender solo tiene interesante la parte superior del tejado. Lo que sí que hay en esta población son callejuelas y casitas blanqueadas para dar y vender, todas muy pintorescas. Y puesto que la Navidad está a la vuelta de la esquina, no podía faltar el típico Santa Claus escalando una ventana que se nos ha puesto tan de moda. Y desde luego, no faltó, me caí de culo. Bueno, para no faltar a la verdad, diré mejor que “descendí” de culo, me dejé caer. Noté que me iba a caer, y simplemente me dejé ir, el único que se dañó fue mi móvil. Corrijo, la protección de mi móvil.

 


 



 Teníamos que estar a una hora determinada en una esquina donde nos recogería el Bus para ir a la población de Calles a 4 Km escasos y jalar. Para hacer tiempo mientras venía el autobús pedí un zumo en un bar que había justo en esa esquina. Dentro del Bar estaba reservado, de forma que hube de beberme mi zumito sentado en unos barriles tipo bancos que había fuera. El barril tenía como base un cristal que aprisionaba un montón de tapones de corcho en un hueco como de unos cuatro dedos o así. Pero eso sí, eran corchos con Denominación de Origen para que se vea donde hay calidad. Cuando vino el Bus, nos fuimos a Calles que estavem famolencs (estábamos hambrientos). Ya en el restaurante, mi acompañante no hacía más que quejarse del servicio, en cambio dijo “el jovencito ese sí que sabe moverse, tiene garbo”, yo no miraba al jovencito, miraba más bien a la jovencita, cada uno tiene sus preferencias. Mis preferencias gastronómicas en esa ocasión fue un guisado de ternera y arreando que es gerundio. De postre tomé tarta de chocolate y luego un café solito. Luego fui a bajar la comida y encontré un cartel con Código QR. Ya sé tanto como nuestra guía que la puñetera se sabe la lección de carrerilla. Ah! Solo una cosa, vi la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción de Calles. 


 




miércoles, diciembre 09, 2020

Las Espadas del Cardenal de Pierre Pevel.

 Las Espadas del Cardenal de Pierre Pevel.

Podría decir eso de que no es mi tipo de lectura, pero es que creo que actualmente mi tipo de lectura es lo que caiga en mis manos. Lo que no quiero que me preguntéis es por qué demonios compré este libro. Bueno estaba baratito, supongo que eso algo tuvo que ver.

Ya lo resume el título, el libro va del típico Capa y Espada. Muy al uso de las últimas pelis que nos endosan de los Tres Mosqueteros, sin los barcos voladores pero sí con muchas aventuras imposibles de uno contra ochenta mil (más el tío que se encuentra a su espalda y a quien ensarta sin mirar por debajo del brazo izquierdo). Pero aparte de la Capa y Espada, en este libro mezcla esa temática con una esencia esotérica, draconiana más bien, para clarificar más. Por ejemplo, las Espadas son un grupo de espadachines lideradas por el Capitán la Farge al servicio de Francia y bajo teórico mando del Cardenal Richelieu. Ahora bien, uno de sus integrantes es un Semidragón llamado Saint-Lucq. Otro ejemplo, lo tenemos en que nada más comenzar el libro, el Cardenal está escribiendo en su escritorio y en eso entran a la puerta. Pone que escribía sosegadamente, que no se movía nada más que él mismo. “… ni siquiera el dragoncito púrpura que, hecho un ovillo y con el hocico bajo el ala, dormía apaciblemente junto a la cartera de piel”. Por cierto, ese dragón era un regalo del Rey. Además, en España existe una Orden Draconiana llamada la Garra Negra que se ha extendido a otros países europeos queriendo formar ahora una Logia local en Francia que hasta ahora se ha visto libre de su influjo. Yo supongo que la idea de mezclar los dragones con espadas, puede venir de las empuñaduras en forma de dragones, dragones alados o serpientes que tienen en ocasiones estas últimas, y de las múltiples insignias de ese tipo que hay. 

En cuanto al libro en sí, he de decir que al comienzo del libro estaba bastante perdido y no sabía muy bien por dónde iba. Hube de avanzar bastante en la lectura para poder ubicarme, y hay que reconocer que al final engancha algo, pero al mismo tiempo parece una trama fácilmente olvidable. Yo aún recuerdo un libro que me leí a los 16 llamado Conversación en la Catedral de Vargas Llosa. Este libro de Capa y Espada sería ideal para unas vacaciones veraniegas o algo así. 


lunes, noviembre 23, 2020

Jaque a la reina muerta, Carmen Güell

 Jaque a la reina muerta, por Carmen Güell

Trata sobre la vida de una reina un tanto olvidada, Germana de Foix. Y lo de jaque a la reina muerta se debe a que cuando Germana y su hermano Gastón a quien está muy unida por decirlo suavemente son acogidos por su tío el rey Luis XII de Orleans y su esposa Ana de Bretaña, ella es emparejada con Fernándo de Aragón, sintiendo admiración y envidia hacia su difunta cónyuge Isabel la Católica. La reseña del libro incide bastante en que fue una mujer cuyo reinado pudo muy bien cambiar la faz de Europa, ya que de haber tenido descendencia (de hecho Fernando y Germana tuvieron un hijo, el príncipe Juan, quien falleció) Carlos I no habría previsiblemente heredado ni iniciado la unión de Aragón con Castilla, que terminarían fusionando los Borbones.

De momento se han publicado María Luisa de Parma: los amores de la esposa de Carlos IV, y La Duquesa de Alba. Por otra parte, Gaudí y el Conde Güell: el artista y el mecenas.


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