Esta
noche he soñado con una peluquería. Era el Cielo
en la Tierra. De golpe me he sentido trasportado
a unos de esos puestos de atracción de Feria que tienen esa especie
de tacitas de fantasía que dan vueltas y vueltas y tú sentado en ella
generalmente con tu hijo o sobrino comiéndose su algodón de azúcar. Frente a mi, con más espacio que el que debería
haber en una taza de esas, solo que evidentemente era un sueño,
había un peluquero vestido como los típicos heladeros italianos y con un bigote delgadísimo tipo Hercule Poirot.
Bueno a lo que iba. Me encontré trasladado de golpe en medio de
aquel escenario y de momento tan descolocado como un cura - novicio
evidentemente - encerrado en un burdel. Miré como agradeciendo al
cielo (o a Muscul-Muscul-Muscul-Musculman)
e igual alguna oracioncita recé. Me sé esa de "Ángel de la
Guarda, dulce compañía, no me dejes sólo ni de noche ni de día"
y esa otra de "Jesusito de
mi vida tú eres niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi
corazón".
Pero yo creo que si el cura reza en el burdel y yo rezo en
la peluquería esa, y si ambos rezos llegan a quien
corresponda,
se tomarían de distinta forma, ¿no? Así lo veo yo: en el del cura
se diría algo como "¡jo! ya está este menda
aquí
otra vez. ¿y ahora qué, ha perdido el mando de la Tele
y reza para encontrarlo más rápidamente?". Y en el mío sería
"pero qué demoni
...
y enseguida descolgarían el teléfono y marcarían un número"
"¿a quien llamas Papá?" "bueno Hijo, cuando la
mierda sube tan alto hay que aprovechar y jugar a la Bonoloto a ver
si hay suerte y Nos toca y así podemos salir de aquí, que no he
ofrecido a mi propio Hijo para que redima sus pecados la Humanidad
para luego pudrirme de aburrimiento en este lugar" "Te
recuerdo que este lugar lo has creado Tu mismo y que Tu y Yo somos
Uno junto con la Palomita,
no lo olvides" "sí, me encanta armársela a los de ahí
abajo con los Tres en Uno. Es un lío más grande que lo
eran
los
fuera de juego de Mijatovic"
"oye,
si
toca la Bonoloto a Hawaii
directos
¿eh Papi?, ya
has visto
la
serie Hawaii 5.0, los paisajes que aparecen, y las playas" "sí, y
yo va y me creo que estás pensando precisamente en las playas ...
que como Tu muy bien has dicho somos Uno ... con la Palomita.
O sea, que no intentes camelarme Jesucristo Superstar.
Ya iremos a un lugar cálido, y sino montaremos HAWAII
Y BOMBAY EN NUESTRO PISO"
"pues no te molestes Papi pero yo prefiero lo de tener COCA-COLA
PARA TODOS Y ALGO DE BAILAR" "era ALGO DE COMER,
me lo dirás a Mi so
capullito de alhelí
que
inspiré personalmente
la cancioncita,
se
podría decir que fue
una inspiración DI-VI-NA.
Oye nano, si antes te referías a auténticas diversiones náuticas Tu tienes algo de práctica en eso, ya hiciste surf en el Mar
Muerto creo recordar" "sí
es cierto, eso me salió bordado" "venga, no vaciles. He de
recordarte que entonces Yo era todo un Dios y Tu allá abajo eras
simplemente un ... híbrido.
A Mi
sí me han salido bordadas algunas actuaciones terrenales
: lo
del Arca de Noé (que no se tenía que llamar -de
Noé
porque el zoquete
de Noé no tenía ni zorra de cómo construirla y si no llega a ser
por Mi ...),
y no hablemos de Moisés y las plagas de Egipto ..." "jo
Papa, ya estás con
Tus
batallitas
otra vez.
Cuando estoy en el Club jugando
al juego de la oca con otros hijos de Omnes Potestes,
y Me veo con por ejemplo el dios sumerio Enki,
no para de acusarnos de plagio,
y no de ir bajo palio
que sería más agradable. Según Enki, fue Él y no Tu quien creó
al Hombre, los dotó de las artes, oficios y de la técnica de la
agricultura.
Además, me contó una leyenda del Diluvio Universal bastante
parecido al de Noé de la religión sumeria sobre un hombre llamado
Ziusudra.
Si
me encuentro con Horus,
el retoño de Osiris
de Egipto, aparte de ridiculizar lo
de las plagas evidentemente (con la erupción del volcán Thera o Santorini para los amigos,
que aproximadamente se produjo en aquella época y con
las
consecuencias
de esa erupción:
que
puso el agua roja, mortandad entre el ganado, profusión de bichos,
etc.) aparte de eso, siempre me está enviando imágenes al Samsung
ese que me regalaste. Mira la última.
Vale,
¡me habéis pillao! He
comenzado con la historia de un sueño, pero como
los sueños sueños son
que creo que lo dijo Lope de Vega, o Garcilaso,
o Calderón de la Barca, o Cervantes,
o mi cuñado, la cuestión es que lo dijo alguien, pero como los
sueños son volátiles y cuando te despiertas no recuerdas casi nada
de ellos, pues me he pasado a una supuesta conversación entre Jesusito y Dios
Todopoderoso.
Bueno,
admito que esta novela no es de las mías. Se llama Roma Victoriosa
de Javier
Negrete y es un libro de Historia pura y dura, no de ficción que
es lo que me va. Pero tiene una trama fenomenalmente contada. Claro
que tiene de su parte que los hechos realmente ocurrieron, pero es
que hay qué saber contarlos y desde luego Negrete lo hace de
maravilla. Por supuesto después está la estructura. Aquí nos
encontramos con unas categorías que van desde el nacimiento de Roma
en sí, el
rapto de las sabinas y todas esas fábulas, pasando por los
primeros reyes de Roma, la fundación de la República (Camilo
y la invasión gala), la conquista de Italia, Pirro, 1ª Guerra
Púnica, 2ª Guerra Púnica (Aníbal),
la Conquista de Grecia (1ª y 2ª Guerra Macedónica). Bueno,
evidentemente, lo he puesto escueto pero, no solo hay más categorías
sino que hay varias subcategorías en cada una de ellas. En
definitiva, el libro no es un tocho de largo, tiene un contenido muy
completo. Tan solo decir que este solamente es el primer volumen y
cubre solamente hasta la Conquista de Grecia. El segundo ya ha sido
publicado y se titula Roma
Invicta.
Segunda entrega de Don Andrés Millán Escobedo-Andrade que no lo he comentado en el relato Visitante Nocturno pero sus antepasados vinieron del Norte de España cosa no muy complicada de averiguar, y cuarta entrega de mis Invenciones.
Bueno otra familia que también había llegado desde el mismo lugar era la de Don Pablo Martiñá Garroupo. Don Pablo tenía una hija llamada Ester. Las malas leguas decían que era Ester la que tenía y llevaba por dónde quería a Don Pablo y que habría hecho falta un poco de mano dura para que cambiasen las cosas. De niños Don Andrés había ido al colegio con Ester y ella le solía llamar “el Escoba” por el apellido Escobedo de su madre. El colegio al que ambos acudían se llamaba La Cruz de Gracia y era un complejo en el que se enseñaba lo que actualmente se correspondería con servicio de Guardería, Educación Primaria y Educación Secundaria. Tenía dos patios interiores de lo más grande donde los niños jugaban al fútbol y las niñas al baloncesto, dos urinarios con techo cubierto y un olor a meado que estaba siempre alrededor y lo notabas al acercarte a “hacer pipí” a pesar de que había un operario con gorra y gabardina – “el Muerto” - que se ocupaba de echar manguerazos y recibir bromas de los chicos quienes debían de huir rápido sino querían recibir algún que otro chorro de agua de “el Muerto”, un gimnasio con las típicas cuerdas que colgaban desde el techo y el profesor que le gritaba al oído al alumno cariacontecido ¡Venga a trepar, parece que te pese el culo que es para hoy! y una pequeña capilla con acceso desde el exterior. Por el interior se podía entrar en esa capilla a través de un patio cuadrado rodeado de columnas y con una estatua del fundador en el centro que todos rehuían porque estaba rodeada de una leyenda negra infantil tipo hombre del saco, cosa que no agradaba mucho a los curas. Se notaba que era una Congregación con dinero. Habían adquirido recientemente un inmueble rectangular enorme y habían hecho de él una especie de teatro donde los chicos representaban obras clásicas: Fuenteovejuna o el Alcalde de Zalamea por ejemplo, adaptadas a la época y circunstancias del momento, a esta última obra los chicos la llamaban el Alcalde Ce la menea. Y desde luego no hay que olvidar la “Biblioteca”, llena de ventanales alargados y con varias lámparas con apliques circulares, y casi exclusivamente con el contenido de un surtido de Enciclopedias varias: tanto Geográficas, Históricas o de Orden General simple y llanamente.
En el recreo se comentaba entre susurros que debajo del Colegio había unos túneles que lo conectaban con varios Colegios de la zona de cuando la Guerra de Independencia. Evidentemente “el Escoba” nunca se lo creyó, pero era toda una gozada recrearse en el asunto, e imaginarse a los milicianos ahí cavando de lo lindo para trasladar munición y evitar controles napoleónicos. Claro que había otro “bulo” aún más inverosímil. Se decía que había sido un grupo de curas que quería llegar hasta un colegio de monjas vecino para … bueno para eso. “Ji ji ji bien no sé vosotros o el Escoba pero yo prefiero con mucho esa segunda explicación” Es cierto que junto a la iglesia sí que quedaba un pasaje tétrico y oscuro, con muchas luces y sombras y varias vueltas y revueltas. Era un Colegio religioso por lo que los curas solían colocar en las esquinas alguna imagen, generalmente de la Patrona del Centro que daba algún sobresalto que otro al aparecer súbitamente en la oscuridad, y hasta que el chaval no se daba cuenta de que la figura en cuestión no se movía en absoluto, él tampoco se atrevía a hacerlo. Los chicos, El Escoba y Ester entre ellos, se lo pasaban de vicio en La Cruz de Gracia haciendo el burro todo el puñetero día, desde luego estaban en la edad de hacerlo, y se puede creer o no pero por el camino también aprendían algo, no mucho pero sí algo.. Por aquel entonces se comenzaba a probar nuevos métodos de enseñanza venidos sobre todo de la Pérfida Albión. A pesar de ello, la mayoría de los maestros aún utilizaban la vieja fórmula de azotar la mano del alumno con una varita, eso sí llamando Señor o Señora a ese alumno o alumna.
- Señor Millán salga a la pizarra y extienda la mano que voy a acariciarla un poco. Eso le enseñará a llegar tarde clase. Llegar tarde es una falta de respeto hacia sus compañeros y hacia mí y esa falta hay que enmendarla.
- Señora Martiñá. No crea que se puede escudar en su género para eludir su justo castigo. Al igual que el Señor Millán, Usted llegó tarde a clase y recibirá el mismo castigo ante sus compañeros. Aquí somos muy consecuentes con esa doctrina tan cacareada de la igualdad.
Ya se ha dicho que Ester – la Señora Martiñá – era quien llevaba los pantalones en su casa y no aguantó muchos más azotes con las manos extendidas. En dos semanas a partir de la “varita justiciera”, la familia de Don Pablo Martiñá subió a un coche de caballos a las puertas del Centro y partió hacia el Norte. El Escoba se quedó mirando como se alejaba el carruaje con unos ojos sin expresión que parecían apuntar a algo muy lejano e invisible para todos menos para él. A partir de entonces dejó de ser El Escoba y volvió a convertirse en Don Andrés. Y se transformó en un hombrecito elegante, peinado con raya en el centro, pelo liso algo humedecido, y no despeinado como iba antes. Llevaba el uniforme de la Cruz de Gracia todo abotonado hasta la garganta, y no iba con los botones sueltos y con alguno completamente descosido. Y además llevaba unos zapatos bien bruñidos y anudados y no se tenía que agachar a cada rato como hacía nada. Pero sus notas no mejoraron precisamente y con 16 años hubo que “empujarle” para que finalizase los pocos cursos que aún le quedaban. La cuestión es que parece que la pequeña Ester siempre estuvo en sus pensamientos.