El manuscrito de fuego de Luis García Jambrina. Desde luego no me fijé bien en la contraportada del libro que decía que esta era la tercera entrega de las aventuras de Fernando de Rojas quien es el protagonista y actúa como Pesquisidor General (investigador) porque si no no sé si me lo habría comprado. Parece ser que en las entregas las novelas tienen su propio comienzo y su propio fin, no continúan en el próximo libro. Solamente tienen como constante a Fernando de Rojas y quizá a los Reyes, aunque de esto último no estoy seguro. Los otros volúmenes son, para quien le interese, El manuscrito de piedra, El manuscrito de nieve y ya ha sido publicado El manuscrito del aire.
Fernando de Rojas estaba ya peinando canas en Talavera de la Reina cuando recibe una misiva de la Emperatriz Isabel de Portugal para que acuda a la Corte a reunirse con ella a Medina del Campo. Rojas no tenía ninguna gana de desplazarse a su edad y con sus achaques, pero era un requerimiento de nada menos que de la Emperatriz Infantil de la Historia Interminable que necesitaba que le diera un nombre para que no se desmoronase su reino, de forma que ha de ir. Una vez ya en Medina del Campo y acomodado frente a la Emperatriz que era pelín coqueta todo hay que decirlo, se le explicó a Rojas que habían asesinado a un hombre llamado Don Francés de Zúñiga (Francesillo como le llamaban), el antiguo Hombre de Placer (bufón) de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico y Emperador de Dos Mundos. Único hombre que con sus chascarrillos y ocurrencias había conseguido que Su Majestad el Rey de Todas las Españas sonriera de verdad y que decía eso, verdades como puños. Que últimamente le había dado por publicar una serie de Crónicas de temática evidentemente satírica que le habían ocasionado varias enemistades. Que finalmente había cortado toda relación con Su Majestad y con la Corte en general. Y finalmente, que es hallado asesinado en la población de Béjar, de donde era oriundo y a donde se había retirado. Solo un apunte, como Fernando de Rojas ya está muy mayor, tendrá la ayuda de un Estudiante de la Universidad de Salamanca de nombre Alonso Jambrina y naturalmente durante las investigaciones no dejan de buscar la famosa rana de la fachada de la Universidad.