Lo
cierto es que últimamente no sé bien qué subir al blog. Bueno, no
sé si lo he mencionado alguna vez pero el despacho en el que trabajé
estaba en la Calle
de la Reina. Cuando la
exalcaldesa de Valencia la
Excelentísima Señora Rita Barberà Nolla
comunicó la Prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez y
publicó planos de su recorrido, quedó establecido que dicho
despacho quedaría justo fuera de los límites de esa Prolongación
(pero en la misma acera). Bien, allí está
-
ba. Y no se lo digáis
a naide porque
es un secreto - os lo
diré al oído hablando en voz baja
- pero al despacho le interesaba ECONÓMICAMENTE que se realizase la
nueva Prolongación. Porque claro: nuevos comercios, nuevos edificios
públicos, más licencias para construcciones ... y el despacho en la
acera.
Hace
eones, solía ir allá por la calle
de la Barraca usualmente. Entraba en esa calle, donde había una
tienda de flores con un perro lanudo
como el de Heidi
¡Yoleoleoiu!!! de lana
blanca que le caía en los ojos. Algunos perros sí que me dan miedo,
pero ese en concreto no, tenía una cara simpaticona y solo intentaba
mantenerse a la sombra porque las lanas le darían un calorazo que ni
te cuento. A los 20 metros o
así estaban los Billares Levante que entonces eran una casa de
billares con varias mesas en el interior, vamos lo típico de esos
sitios, y no como ahora que es una casa de apuestas o algo por el
estilo. De verdad que no lo sé, no me miréis así que ni siquiera
he entrado, ya parecéis mi madre u otra cosa. Ya en el Cabanyal, una
casa que fa cantonet ... no en serio, ya en el Cabanyal, o sea una
vez pasada la Avenida Mediterráneo
(si bien mi papuchi, Cronista él, decía que la división del
Canyamelar y el Cabanyal en ocasiones llegó hasta la actual Calle de
Amparo Guillén), nos
encontramos el Gimnasio
Duato. Un gimnasio "familiar" y de barrio que a
entrenado a los chavales en kárate y judo durante mucho tiempo.
Llegado a ese punto, solía cruzar desde la calle de la barraca hasta
la calle de la reina que va paralela por la travesía
de Columbretes. Como curiosidad diré que justo en la esquina de
la Calle de la Reina con Columbretes hay una casa de Comidas que
desde que tengo memoria he visto cerrada con una puerta de hierros
horizontales blancos. Después de unos 10 metros llego a la calle de
la Reina, tuerzo a la izquierda y en unas casas estoy en el despacho.
Recordando, en la zona donde está levantado el edificio del
despacho, hay uno de esos pequeños kioskos que si te quieres enterar
de la última noticia del barrio acude allí y seguro que escuchas
algo. Y
en la otra acera hay una peluquería de caballero de las de las
antiguas, con sillas de barbero acolchadas giratorias, un espejo
grande que ocupa gran parte
del local,
una ristra de perchas demasiado numerosas que van de una parte a otra
de la pared posterior, y un sólo peluquero.
Peluquero levantinista, y quien realmente jugó en las categorías
inferiores del Levante U.D. Desde luego opiniones, críticas de cómo
va su equipo mientras te corta el pelo no dejará de hacerlas. Vamos,
que si te cortas el pelo allí, no hace falta que te lleves radio,
porque el peluquero habla por los codos, pero has de tener en cuenta
su fijación por si acaso.
Quiero decir, a mi el fútbol me da lo mismo, pero en España está
bastante arraigado.