Hoy me ha venido a la cabeza una cosa muy rara. Es poco común la verdad. No sé si
comentarlo que igual se asusta el personal. Pero como ya me conocéis,
sabéis de sobras que no es nada del otro mundo. Bueno, allá
voy. Las peras !!! Sí hombre sí, las peras. Y me refiero a las peras de fruta. Si no, diría los melones que resulta más
romántico. Pero no!, hoy he pensado en las peras. Os habéis fijado
en la forma tan amorfa que tienen? Empiezan con ese culo gordo tan de
la zona mediterránea y luego poco a poco, ziiiippp.
- Coño, que me se cae. Que se me cae, que se me cae, que se me cae, que
se me cae … plof!
- Joder, no
sabes ni sujetar una pera por el badajo que rima con colgajo.- Es que parece
que quiera caerse, y encima luego se cachondea con ese rabito que
tiene. Como diciendo, vamos!, a ver si tienes huevos y me coges otra
vez. Pero esta vez no me sueltes, eh?, o no hay lo que hay que
tener?
Y luego hacen como
los bichos esos que salen en los reportajes de Frank de la Jungla y
similares, que se camuflan para parecer más repelentes para
posibles depredadores. O sino, qué es la repulsión inicial que
despierta en nosotros la Pera Conferencia, y en cambio aluego,
lo buena que está la puñetera. Vamos, no sé a vosotros pero lo
que es a mi la amorfidad de las peras es que me quita el sueño.
Últimamente no hago más que pensar en peras. Bueno, y en uvas,
sobre todo si son Latinas o Españolas. Nada de Sudafricanas o
Egipcias, que son las que ahorita tenés la Dona que Merca.
Vale, a decir verdad, también tiene uvas Chilenas: uvas negras
Chilenas, y uvas blancas Egipcias. Y luego me tomo a puñados las
bananas. El Doctor Freud tendría algo qué decir sobre esto de las
bananas, pero es lo que hay.