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viernes, mayo 08, 2020

Chavales

Esto de enumerar las invenciones me parece una tontería de marca mayor. Como después de todo siempre se quedarán ordenadas por la fecha de publicación del Blog, lo mejor es que deje de ponerles un numerito como si tuviesen una matrícula de coche de carreras. Esta dice así …

Estamos en la maravillosa Década de los 90 de Terminator 2 El Juicio Final dirigida por Cameron, no Díaz sino James y con John Connor como niño. La habitación o más bien leonera era la de un chico de 13 años de nombre Luis. Luis tenía unos apagados ojos grises pero que aún así lo investigaban todo, una barbilla con unos cuantos pelillos de los que estaba muy orgulloso pero cuya visión resultaba eclipsada enseguida por la gran cantidad de acné que allí proliferaba, una nariz escamosa y alargada que se solía pinzar entre el dedo índice y el pulgar de la mano derecha y en la que no hacía tanto tenía unas pequitas que la hacían “adorable” para las señoras del vecindario lo que evidentemente era la burla constante de sus “compis”, una mata de pelo pelirrojo “roig mal pèl cullerà de mel” como decía mi Tío Emilio el de Catarroja  que lo que lo hacía era inconfundible, y un cuerpo alto y desgarbado que parecía que fuese a romperse de un momento a otro. En ese momento Luis estaba tirado en la cama, incorporado un poco sobre unos cojines de Spiderman. Frente a él estaba su mejor amigo Sergi, Sergi era un chico también de 13 años que vivía a tan solo una calle de distancia. Era de cabello moreno oscuro, y al igual que Luis llevaba los pelos uno para cada lado, también tenía unas gafas de culo de botella pero que eso no engañe a nadie porque no todos los “gafotas” son muy estudiosos ni mucho menos, por ejemplo Sergi de un libro solo sabía que tenía tapas, también era delgado pero no tan alto como Luis quien casi alcanzaba el techo. Entonces llamaron al timbre de la puerta y los chicos intercambiaron unas miradas. - Fijo que esa es la Mari, la has invitado ¿no? - ¡Joder sí! no me seas plasta tron. En eso la madre de Luis, Valeria, asomó medio cuerpo colgándose de una mano del dintel y mostrando su exuberante escote y con una sonrisa dijo - parece que tenéis visita femenina chicos y con eso volvió a cerrar cuidadosamente la puerta. Sergi se quedó mirando fijamente a su amigo y sonriendo de oreja a oreja dijo educadamente - tu madre es muy simpática tío. ¡Potoplof!!! La respuesta de Luis fue coger como quien no quiere la cosa un cojín de apoyo de encima de la cama y sacudir al hombre araña en la granulada cara de Sergi. - Oye, métete el cojincito donde te quepa - Pues no sueltes esas giliflautadas. Casi enseguida volvió a entrar Valeria acompañando esta vez a Mari, una chica de edad indefinida y tipo Pippi Calzaslargas a la que solamente le faltaba el caballo. Valeria dejó a los tres acomodados encima de la cama formado casi un triángulo equilátero y después se giró para irse. - Bueno ahí os dejo, portaos bien. Cuando se fue, Sergi le espetó a Mari, - ya era hora de que Su Señoría menease el pompis y se dejara ver ... Mari lo ignoró olímpicamente frunciendo ligeramente los labios. En lugar de eso, se dio media vuelta, hizo como un perro cuando mea y ... ¡prrroooop! Por el aroma que dejó en el ambiente, no quedó ninguna duda de que su abuela había vuelto a hacer ese arroz con chorizo que le salía tan bien. Como los chicos eran tan puñeteramente limpios y delicados, el ¡prop! de Mari dio inicio a un verdadero concierto filarmónico de ventosidades y eructos, que la verdad si se hubiera grabado y en aquellos tiempos existiera Youtube, era para haberlo subido a la red. A pesar de lo cargado del ambiente del cuarto cuando se calmó la tormenta del podríamos llamarle exceso de meteorismo (Meteorismo según la Real Academia de la lengua Española es abultamiento del vientre por gases acumulados en el tubo digestivo), a nadie le apetecía ser el primero en confesar que sería buena idea abrir la ventana aunque sólo fuese para poder respirar libremente, porque Luis disimulaba o al menos lo intentaba echándose vaho en su propia nariz constantemente y estirándosela una y otra vez con la mano derecha como si se sonase con un pañuelo imaginario, Mari enterraba la nariz en los cojines de spiderman como un enemigo del Hombre Araña que buscase la forma de abatir al héroe, y finalmente a Sergi lo único que se le ocurrió fue pensar en Valeria "era simpática tal como le había dicho a Luis, y además tenía el mismo nombre que la amante de Conán, de eso se había dado cuenta, y jolín! vaya par de globos se gastaba la señora". Después de un tiempo, aparecieron Valeria y Pedro madre y padre de Luis, para despedirse porque esa noche salían. Bueno adiós cariñ ... ufff aquí huele a tigre que apesta. Abrid, y no hagáis nada malo chicos, muac, muac. Se oyeron los pasos de los padres alejándose por el pasillo y luego la puerta que se cerraba, como si le costase hacerlo y dejarles a ellos Señores de la Casa. Porque cerrarse la puerta y salir los chicos de la habitación para tomar oficialmente la casa fue todo una misma cosa. Primer objetivo de todo joven Solo en Casa: la cocina. Fueron rectos hacia ella a saquear el amplio frigorífico de los padres de Luis. Sergi tenía cierta debilidad por los bocatas de pan tostado en los que se "fregaba" media cebolla acompañada de unos cuantos dientes de ajo, lo bañada con un poco de aceite (la mantequilla no le iba) y arreando que es gerundio. A Luis lo que le iba era la margarina, toda aceitosa y grasienta, le añadía chocolate (preferiblemente blanco) y le espolvoreaba por encima algo de queso rallado. Se chupaba los dedos. Y Mari, cómo se metían con ella ... Le había dado por lo sano, verduras, legumbres y todo eso. Y todo eran sandwich vegetal por aquí, infusión por allá ... Claro que todo era una pose, porque de los arrocitos y dulces de su madre no se perdía ni uno.

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