Esto
de enumerar las invenciones me parece una tontería de marca mayor.
Como después de todo siempre se quedarán ordenadas por la fecha de
publicación del Blog, lo mejor es que deje de ponerles un numerito
como si tuviesen una matrícula de coche de carreras. Esta dice así
…
Estamos
en la maravillosa
Década
de los 90
de Terminator 2 El Juicio Final dirigida
por Cameron, no Díaz sino James y con John Connor como niño.
La habitación o más bien leonera era
la de un chico de 13 años de nombre Luis. Luis tenía
unos apagados ojos grises pero
que aún así lo investigaban todo,
una
barbilla con unos cuantos pelillos de los que estaba muy orgulloso
pero cuya visión resultaba eclipsada enseguida por la gran cantidad
de acné que allí proliferaba, una nariz escamosa y alargada que se
solía pinzar entre el dedo índice y el pulgar de la mano derecha y
en la que no hacía tanto tenía unas pequitas que la hacían
“adorable” para las señoras del vecindario lo que evidentemente
era la burla constante de sus “compis”, una mata de pelo
pelirrojo “roig mal pèl
cullerà de mel”
como decía mi Tío Emilio el de Catarroja
que lo que lo hacía era inconfundible, y un cuerpo alto y desgarbado
que parecía que fuese a romperse de un momento a otro. En ese
momento Luis estaba tirado en la cama, incorporado un poco sobre unos
cojines de Spiderman. Frente a él estaba su mejor amigo Sergi, Sergi
era un chico también de 13 años que vivía a tan solo una calle de
distancia. Era de cabello moreno oscuro, y al igual que Luis llevaba
los pelos uno para cada lado, también tenía unas gafas de culo de
botella pero que eso no engañe a nadie porque no todos los “gafotas”
son muy estudiosos ni mucho menos, por ejemplo Sergi de un libro solo
sabía que tenía tapas, también era delgado pero no tan alto como
Luis quien casi alcanzaba el techo. Entonces llamaron al timbre de la
puerta y los chicos intercambiaron unas miradas. - Fijo
que esa es
la
Mari, la has invitado ¿no? - ¡Joder
sí!
no me seas plasta
tron.
En eso la madre de Luis, Valeria, asomó medio cuerpo colgándose
de una mano del dintel y mostrando su exuberante escote y con una
sonrisa dijo -
parece que tenéis visita
femenina
chicos
y
con
eso volvió
a cerrar cuidadosamente la puerta. Sergi se quedó mirando fijamente
a su amigo y sonriendo de oreja a oreja dijo educadamente -
tu madre es muy simpática tío.
¡Potoplof!!! La respuesta de Luis fue coger
como quien no quiere la cosa un cojín de apoyo de encima de la cama
y
sacudir al
hombre araña en
la granulada cara de Sergi.
-
Oye, métete el cojincito donde te quepa
-
Pues
no sueltes esas giliflautadas.
Casi
enseguida volvió a entrar Valeria acompañando
esta
vez
a
Mari, una chica de edad indefinida y tipo Pippi Calzaslargas a la que
solamente le faltaba el caballo.
Valeria dejó a los tres acomodados encima de la cama formado casi un
triángulo equilátero y después se giró para irse. -
Bueno ahí os dejo, portaos bien.
Cuando se fue, Sergi le espetó a Mari, -
ya era hora de que Su Señoría menease el pompis y se dejara ver
... Mari
lo ignoró olímpicamente
frunciendo
ligeramente los labios. En lugar de eso, se dio media vuelta, hizo
como un perro cuando mea y ... ¡prrroooop! Por el aroma que dejó en
el ambiente, no quedó ninguna duda de que su abuela había vuelto a
hacer ese arroz con chorizo que le salía tan bien. Como los chicos
eran tan puñeteramente limpios y delicados, el ¡prop! de Mari dio
inicio a un verdadero concierto filarmónico de ventosidades
y eructos,
que la verdad si
se hubiera grabado y en aquellos tiempos existiera Youtube,
era para haberlo subido a la red.
A pesar de lo cargado del ambiente del cuarto cuando se calmó la
tormenta
del podríamos
llamarle
exceso
de meteorismo
(Meteorismo según la Real
Academia
de la lengua Española
es abultamiento
del vientre por gases acumulados en el tubo digestivo),
a nadie le apetecía ser el primero en confesar que sería buena idea
abrir la ventana aunque sólo fuese para poder respirar libremente,
porque Luis disimulaba o al menos lo intentaba echándose vaho en su
propia nariz constantemente y estirándosela una y otra vez con la
mano derecha como si se sonase con un pañuelo imaginario, Mari
enterraba la nariz en los cojines de spiderman como un enemigo del
Hombre Araña que buscase la forma de abatir al héroe, y finalmente
a
Sergi
lo único que se le ocurrió fue pensar en Valeria "era
simpática tal como le había dicho a Luis, y
además
tenía el mismo nombre que la amante de Conán, de eso se había dado
cuenta, y jolín! vaya par de globos se gastaba la señora".
Después de un tiempo, aparecieron Valeria y Pedro madre y padre de
Luis, para despedirse porque esa noche salían. Bueno
adiós
cariñ ... ufff aquí huele a tigre que apesta.
Abrid,
y no hagáis nada malo chicos, muac, muac.
Se
oyeron los pasos de los padres alejándose por el pasillo y luego la
puerta que se cerraba, como si le costase hacerlo y dejarles a ellos
Señores de la Casa. Porque cerrarse la puerta y salir los chicos de
la habitación para
tomar oficialmente la casa
fue
todo una misma cosa. Primer objetivo de todo joven Solo en Casa: la
cocina.
Fueron rectos hacia ella a saquear el amplio frigorífico de los
padres de Luis. Sergi tenía cierta debilidad por los bocatas de pan
tostado en los que se "fregaba" media cebolla acompañada
de unos cuantos dientes de ajo, lo bañada con un poco de aceite (la
mantequilla no le iba) y arreando que es gerundio. A Luis lo que le
iba era la margarina, toda aceitosa y grasienta, le añadía
chocolate (preferiblemente blanco) y le espolvoreaba por encima algo
de queso rallado. Se chupaba los dedos. Y Mari, cómo se metían con
ella
...
Le había dado por lo sano, verduras, legumbres
y todo eso. Y todo eran sandwich vegetal por aquí, infusión por
allá ... Claro que todo era una pose, porque de los arrocitos y
dulces
de su madre no se perdía ni uno.